Adi¨®s, 'The Office'
Esta noche, las puertas de la sucursal de Dunder Mifflin en Scranton se cerrar¨¢n para siempre. La cadena estadounidense NBC emite el ¨²ltimo cap¨ªtulo de The Office, la versi¨®n de la serie brit¨¢nica creada por Ricky Gervais y Stephen Merchant. Tras nueve temporadas y un desgaste m¨¢s que evidente (aunque, como comentaremos m¨¢s abajo, este ¨²ltimo a?o ha vivido una inesperada remontada), la comedia se despide de sus fans con un cap¨ªtulo especial para el que regresar¨¢ buena parte del reparto que ha quedado en el camino, incluido Steve Carell. Pero antes de decir adi¨®s para siempre, repasamos algunas de las razones por las que echaremos de menos una serie llena de perdedores con los que nos sentimos m¨¢s identificados de lo que nos gustar¨ªa.
- El jefe Michael Scott. ?Qui¨¦n no ha querido tener un jefe como ¨¦l? O m¨¢s bien, ?qui¨¦n no ha temido tener un jefe como ¨¦l? Durante siete temporadas, Michael Scott estuvo al frente de esta ca¨®tica oficina. Como David Brent, el jefe en la versi¨®n original de The Office, quer¨ªa ser m¨¢s un amigo que un jefe para sus empleados. Pero Michael Scott ten¨ªa un punto m¨¢s tierno que David. A Michael daban ganas de abrazarlo incluso cuando volv¨ªa a hacer patente su incapacidad para ponerse en el lugar de los dem¨¢s y para coordinar un equipo, o cuando se re¨ªa de sus empleados, o cuando directamente los insultaba por su raza, tama?o, sexualidad... Para Michael no existen chistes inapropiados, todo vale.
Capaz de obligar a sus trabajadores a recurrir a los estereotipos m¨¢s burdos con el objetivo de favorecer la integraci¨®n o de terminar con "eso es lo que dijo ella" cualquier frase, por inocente que sea. Tras su marcha al final de la s¨¦ptima temporada, la ficci¨®n perdi¨® el rumbo (en realidad, ya lo hab¨ªa perdido algunos a?os antes...). Su despedida fue uno de los momentos m¨¢s emotivos de la serie (junto con varios instantes de la ¨²ltima temporada). Y eso que en no pocas ocasiones nos morimos de verg¨¹enza ajena vi¨¦ndole ante las c¨¢maras. Cu¨¢nto hemos echado de menos en estas dos ¨²ltimas temporadas a Michael y su taza de "Mejor jefe del mundo".
Si los adjetivos no sirven para clasificar a Dwight (interpretado por Rainn Wilson), sus frases quiz¨¢ puedan darnos una idea de c¨®mo es este personaje:
Nunca sonr¨ªo si puedo evitarlo. Mostrar los dientes es se?al de sumisi¨®n entre los primates. As¨ª que cuando alguien me sonr¨ªe, todo lo que veo es a un chimpanc¨¦ suplicando por su vida. El agente de ventas es el rey. Como el mejor agente de ventas, soy el rey de reyes. ?Dices que Jes¨²s era el rey de reyes? Entonces, ?qu¨¦ te dice eso acerca de qu¨¦ pienso de m¨ª mismo? ?Si me ir¨ªa de esta empresa? Mira, yo soy fiel. De hecho, aqu¨ª me pagan por mi lealtad. Claro que si en otro lugar valoran m¨¢s mi lealtad... me voy con los otros.
- Una historia de amor: Ricky Gervais coment¨® alguna vez que The Office era en realidad una historia de amor. En la versi¨®n brit¨¢nica, esa historia estaba protagonizada por Tim y Dawn (Martin Freeman y Lucy Davis). En la estadounidense, Jim y Pam (John Kransinski y Jenna Fischer) tambi¨¦n son el centro de una relaci¨®n de complicidad y algo m¨¢s que tarda en cuajar pero que luego transcurre sin grietas hasta la ¨²ltima entrega de la serie.
Los personajes tambi¨¦n van evolucionando por separado. Jim va asumiendo m¨¢s responsabilidad dentro de la oficina, mientras que Pam pasa de recepcionista a vendedora de papel, labor que combina con sus aspiraciones creativas. Y juntos, protagonizan algunos de los momentos m¨¢s recordados de la serie, como su boda en las cataratas del Ni¨¢gara.
- Situaciones y personajes surrealistas: parece que en Dunder Mifflin no hay nadie normal, todos tienen sus rarezas. Como t¨², como yo. Como Creed, ese lun¨¢tico escalofriante que habitualmente encontramos en el fondo de la sala sin llamar la atenci¨®n pero que cuando habla demuestra que vive en un mundo aparte en el que, por nuestra propia salud mental (y f¨ªsica), preferimos no adentrarnos. O como Stanley, con sus crucigramas, sin agobiarse, a su ritmo, con sus donuts y sus amantes. O como Kevin, lento como ¨¦l solo. Por no hablar de Meredith, Oscar, Toby, Erin, Kelly, Ryan, Angela...
Con una colecci¨®n de personajes as¨ª, normal que las situaciones que se vivieran en esa oficina hayan sido surrealismo puro. Los momentos locos e imposibles se han sucedido cap¨ªtulo tras cap¨ªtulo, especialmente en las primeras temporadas.
- El falso documental: aunque a veces, como espectadores, lo olvidamos por la fuerza de la costumbre, las c¨¢maras de The Office en realidad est¨¢n grabando la vida de los trabajadores de Dunder Mifflin para hacer con ese material un documental. Al principio quiz¨¢ los espectadores eran m¨¢s conscientes pero, tras un periodo de adaptaci¨®n y despu¨¦s de aceptar las reglas del juego, se terminaron acostumbrando, igual que les ocurri¨® a los protagonistas.
Sin embargo, entre otras cosas buenas que ha tenido la novena temporada, una de ellas ha sido el haberle dado una vuelta de tuerca al concepto. De repente, vemos que la c¨¢mara cae al suelo y que alguien del equipo de grabaci¨®n acude a consolar a uno de los personajes. Los protagonistas empiezan a ser conscientes de que les han estado grabando incluso en momentos en que pensaban que no hab¨ªa nadie vi¨¦ndoles. Se acerca la fecha del estreno del documental (del que ya ning¨²n espectador se acordaba) y no saben qu¨¦ imagen se dar¨¢ de ellos. Se podr¨ªa decir que ahora son conscientes de que son "personajes". Y no tienen claro si eso les gusta o no. Gracias a este juego, la novena temporada ofrece nuevas perspectivas que antes no se hab¨ªan visto. Una bonita forma de homenajear a los personajes y de recompensar a los espectadores por su fidelidad y paciencia.
Echaremos de menos The Office porque llevamos nueve a?os con ellos y aunque es una de esas series que hace tiempo que deber¨ªa haber terminado, le tenemos cari?o. Nos olvidaremos de la octava temporada y recordaremos que ha sido una comedia que ha marcado ¨¦poca. La despedida promete alguna que otra lagrimilla. Pero nosotros nos quedamos con las risas. Con su opening, con sus personajes, con su locura.
Hasta siempre, The Office.
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