Librer¨ªas en la encrucijada (y 3): La era de los creyentes ¡®cibern¨ªcolas¡¯
?ltima etapa del viaje por la Espa?a de las librer¨ªas: el inevitable cruce de caminos entre lo anal¨®gico y lo digital
Regla n¨²mero 1 de supervivencia de las librer¨ªas: ser creyentes cibern¨ªcolas del libro. En las calles Feria, 110, de Sevilla, y Tutor, 57, de Madrid, lo son. All¨ª, el futuro es hoy con un ¨¢mbito dual, anal¨®gico y digital, incorporado en su ADN, y los establecimientos se han convertido en agentes culturales de referencia en los dos mundos: ciberespacio y tierra.
Si en el minuto 1 de la era de Internet las librer¨ªas vieron ese mundo con recelo, casi como enemigo, ahora, en el minuto 2, buscan hacerlo su mejor aliado. Han aprendido que cualquier acci¨®n f¨ªsica se potencia en la Red y viceversa. Libreros y lectores en papel y de obras electr¨®nicas van en aumento (el 26% de la oferta es en formato digital) lo que hace que la media de lectura anual en Espa?a sea de 10 vol¨²menes por persona.
El Gusanito Lector, en Sevilla, explora esa vida dual desde hace unos 10 a?os. Tras la creaci¨®n de su club de lectura para ni?os y adolescentes, dio el salto a su versi¨®n en la Red. Luego los padres pidieron un club para ellos mismos. Hace poco, ha surgido otro donde se unen los dos anteriores.
M¨¢s que una librer¨ªa, ha sido un punto para el fomento de la lectura, dice Esperanza Alcaide Rico, que la fund¨® en 1995. Siempre ha estado en la calle Feria con el esp¨ªritu de ¡°una ciudad que desde el siglo XIII acoge a gente de diferentes partes del mundo, de distintas culturas y religiones, creando un mestizaje en todos los ¨¢mbitos. Y eso es lo que se ve en los clubs de lectura¡±. Los ni?os, cuenta esta profesional, aparte de comentar el libro e intercambiar ideas, ¡°aprenden a levantar la cabeza, a interactuar y a vivir¡±. ¡°Hay que atender la librer¨ªa con verdadero convencimiento y gusto y buscar ofrecer algo diferente¡±, reflexiona Alcaide.
El ciberespacio da fe de ese vigor y explosi¨®n de iniciativas. Ah¨ª est¨¢ tambi¨¦n en la calle Tutor, 57, de Madrid, la Librer¨ªa Rafael Alberti, cuya tradici¨®n y prestigio de cuatro d¨¦cadas no es solo como vendedores de libros y asesores de lectores, sino como punto de referencia literaria y cultural.
Creada en noviembre de 1975, el mismo mes en que muri¨® Franco, tras 36 a?os de dictadura, la Alberti nace con la nueva era democr¨¢tica y es testigo de la transici¨®n intelectual. No fue f¨¢cil. En los dos primeros a?os, sufri¨® seis atentados. ¡°Trabajar en lo anal¨®gico y digital es importante. Todo ha sido muy r¨¢pido¡±, reconoce Lola Larumbe, su propietaria. ¡°Todo es m¨¢s f¨¢cil. Internet es el cambio y las redes sociales son un gran medio de comunicaci¨®n y divulgaci¨®n¡±, apostilla.
M¨¢s para ellos, que tienen actividades tradicionales como presentaciones de libros, recitales y talleres infantiles, hasta sus cl¨¢sicos Encuentros de la Alberti, que el lunes pasado reuni¨® a Rafael Chirbes, Marta Sanz y al editor Jorge Herralde, de Anagrama, para charlar con Sara Mesa sobre su novela Cicatriz.
Todo cambia. Incluso la relaci¨®n entre los diferentes agentes de la cadena de valor del libro ha mejorado desde 2008, inicio de la crisis, asegura Larumbe: ¡°Antes, editores y distribuidores centraban la atenci¨®n en las grandes superficies y librer¨ªas de cadena y hoy pagamos ese trato distinto. Han aprendido que las librer¨ªas peque?as y medianas son clave para este ecosistema¡±. El cambio se produce ¡°cuando coincide la renovaci¨®n del mapa editorial con editoriales peque?as y buenas que saben de la importancia de llegar a los lectores a trav¨¦s de nosotros¡±, agrega Larumbe.
Una tarea pendiente para ayudar a los libreros es la de la pol¨ªtica de descuentos. La mayor¨ªa son para las grandes superficies, y el manejo de plazos de pago, aunque hay acuerdos puntuales. Nadie quiere ceder en el porcentaje de beneficios. El precio del libro es una de las quejas de los lectores: 14,6 euros de media (hace 10 a?os, plena bonanza econ¨®mica, se situaba en 12,72 euros). La distribuci¨®n de los beneficios, aproximadamente, es: el autor recibe un 10%; el editor, del 25% al 35%; el distribuidor, del 30% al 35%, y el librero entre un 30% y un 35%.
Tienen claro que el futuro reclama la vuelta del librero de proximidad, que sabe de lo que habla y recomienda a sus lectores en su espacio f¨ªsico y digital.
Todo ello en medio de la irrupci¨®n de los libros electr¨®nicos y las librer¨ªas virtuales que han modificado el ecosistema. Los establecimientos tradicionales e independientes como El Gusanito Lector o Alberti, realizan solo el 5% de sus ventas por Internet. El 95% lo hacen los operadores virtuales como Amazon, Google y Apple y las grandes superficies y librer¨ªas en cadena. Por eso, las 3.650 librer¨ªas medianas y peque?as asociadas en CEGAL tienen la plataforma Todostuslibros.com. Aunque entre librer¨ªas globales y virtuales, grandes y peque?as la facturaci¨®n del ebook representa el 3,7% (80 millones de euros) del total.
Tienen claro que el futuro reclama la vuelta del librero de proximidad, que sabe de lo que habla y recomienda a sus lectores en su espacio f¨ªsico y digital. Vor¨¢gine de cambios con ra¨ªces en la tierra y el ciberespacio donde crece una generaci¨®n de librer¨ªas virtuales. Son la salvaci¨®n para esos 7.310 municipios de Espa?a que carecen de esos espacios culturales, mientras en los 807 que los tienen cada d¨ªa cierran dos.
Babelia
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