Venecia, Ciudad Ducal, ciudad infernal
Los cruceros y las construcciones pol¨¦micas reabren el debate de los excesos en turismo
?Es a¨²n Venecia un para¨ªso? ?Es Venecia ya un infierno?
Ed¨¦n para quien a¨²n logra perderse entre la bruma de sus puentes, canales y plazuelas y averno temible para los locales y para los visitantes asiduos que ya se han cansado de batallar contra la muchedumbre, la Ciudad Ducal reabre con m¨¢s fuerza que nunca su eterno debate en torno a la posible muerte lenta por:
2- fe¨ªsmo
3- invasi¨®n (la de los llamados monstruos marinos, esos gigantescos trasatl¨¢nticos que recurrentemente cruzan la laguna con miles de viajeros a bordo).
Las potentes im¨¢genes del reportaje fotogr¨¢fico Monstruos marinos en Venecia del gran fot¨®grafo italiano Gianni Berengo Gardin deb¨ªan haber sido colgadas en las paredes del Palacio Ducal a partir del 18 de setiembre. Pero cuando todo estaba listo ¡ªincluso el cat¨¢logo en impresi¨®n¡ª el nuevo alcalde de la ciudad, el derechista Luigi Brugnaro, fren¨® todo.
La noticia fue recibida por Berengo como un mazazo. El fot¨®grafo genov¨¦s de 85 a?os cuenta que en su larga y prestigiosa trayectoria nunca antes un trabajo suyo hab¨ªa sido censurado. ¡°Primero me enfad¨¦ mucho, pero ahora la rabia se ha tranformado en satisfacci¨®n, porque por fin se habla del tema de los grandes cruceros en Venecia, y esa era mi intenci¨®n. He querido denunciar el peligro que significa el tr¨¢fico de los monstruos marinos delante de la cuenca de San Marcos y el Canal de la Giudecca, cuyas dimensiones son exageradas con respecto a los edificios venecianos. Me pregunto qu¨¦ pasar¨ªa si uno de esos barcos gigantes colisionase con una iglesia o palacio¡±, declara por tel¨¦fono a EL PA?S Berengo desde su casa veraniega en G¨¦nova.
El reportaje Monstruos marinos en Venecia fue realizado en el verano de 2013, cuando el centro para la fotograf¨ªa por excelencia en Venecia, Fundaci¨®n Tre Occhi, le dedicaba una antol¨®gica. Entonces, Berengo, autor de 250 libros y ganador en 1963 del World Press Photo, ten¨ªa 83 a?os, y seg¨²n narra, se levantaba a las cinco de la ma?ana para retratar la entrada y salida de los cruceros a la vieja urbe. La muestra ahora censurada ya pas¨® por Mil¨¢n, donde estuvo expuesta en la sede del Fondo para el Ambiente Italiano.
El alcalde Brugnaro ha suprimido la exposici¨®n porque, a su juicio, crea una imagen negativa de Venecia. ¡°Las fotos de Berengo dan una visi¨®n unilateral del tr¨¢fico de las grandes naves¡±, comenta a este diario el portavoz del alcalde, Fabio Fioravanti.
El tema de las cruceros es una patata caliente en Venecia. En las pr¨®ximas semanas, el Ministerio del Ambiente, en Roma debe decidir si acepta o no la propuesta del presidente del Puerto de Venecia, Paolo Costa, viejo lobo de mar, exalcalde de la ciudad y ex ministro de transportes. Para evitar que los cruceros transiten delante del Palacio Ducal, Costa propone excavar un inmenso canal en medio de la laguna. Sin embargo, los da?os para ¨¦sta ser¨ªan irreversibles, advierten los expertos. La idea satisface al actual alcalde, quien ha propuesto a Berengo exponer las fotograf¨ªas bajo la condici¨®n de que, en la misma manifestaci¨®n se haga buena publicidad del nuevo canal para el tr¨¢fico de los monstruos marinos. Berengo ya ha dado su respuesta: ni hablar.
El cubo blanco del Gran Canal
Pero no s¨®lo los paquebotes-c¨ªclope se sit¨²an en el centro de la movida veneciana. El otro ingrediente de la controversia hunde sus ra¨ªces en lo que muchos en Venecia ya califican de fe¨ªsmo: el encarnado por algunas construcciones de nuevo cu?o en medio de los canales. Un enorme edificio, ya bautizado por intelectuales y nativos venecianos como el cubo blanco, emerge sobre el Gran Canal. Su presencia imponente y fuera del contexto arquitect¨®nico donde se incrusta ¡ªsencillamente uno de los sitios m¨¢s hermosos del planeta¡ª ha cambiado por completo la puerta de ingreso a Venecia. La mole de piedra blanca es la nueva ala del hist¨®rico Hotel Santa Chiara y abrir¨¢ sus puertas en septiembre, salpicada de una gran pol¨¦mica y el enfado de quienes a¨²n se resisten a no abandonar la vieja urbe. ¡°Es algo que da asco y ofende a Venecia y a los venecianos. La intervenci¨®n es muy invasiva. Verg¨¹enza, verg¨¹enza, verg¨¹enza¡±, opinaba en las p¨¢ginas de Corriere della Sera, el primero en lanzar la alarma, el arque¨®logo e historiador del arte Salvatore Settis.
El Hotel Santa Chiara, un antiguo monasterio, se encuentra en uno de los sitios estrat¨¦gicos de la ciudad lacustre, sobre el Gran Canal y a los pies del puente de la Constituci¨®n, alias puente de Calatrava, que conecta la estaci¨®n de trenes de Santa Luc¨ªa con la fren¨¦tica parada de autobuses, Piazzale Roma. El pu?etazo al ojo es evidente por el mero hecho de que la fachada principal del hotel se encuentra en el Gran Canal, la arteria primordial de Venecia, por donde transitan vaporettos, taxis procedentes del aeropuerto, ambulancias, barcos con v¨ªveres¡ Todo, absolutamente todo pasa por este punto. El Canal Grande ¡ªel Canalazzo para los venecianos¡ª es uno de los s¨ªmbolos de la ciudad. Sin embargo, la propuesta de los arquitectos Antonio Gatto, Dario Lugato y Maurizio Varatta hiere la mirada. Al entrar en Venecia, lo primero que destaca es este edificio blanco, de cemento y acero. Gatto, Lugato y Varratta han creado una nueva ala del hotel que parece ser una radiograf¨ªa de la vieja, pero en estilo minimalista, blanca, que contrasta con el rojo del original. Los creadores defienden el proyecto y lo consideran ¡°una contribuci¨®n cr¨ªtica¡±.
El edificio no acaba de convencer a casi nadie. Algunos intelecutales piden a gritos su demolici¨®n inmediata. El problema principal de la propuesta de Gatto, Lugato y Varatta es ¡°su exceso de volumen¡±, declara a EL PA?S Amerigo Restucci, rector de la Universidad UIAV de Venecia. ¡°Es demasiado grande y crea una disonancia con la otra parte de la arquitectura veneciana. Es un edificio estridente y adem¨¢s interrumpe la vista panor¨¢mica. Si la idea era crear una obra contempor¨¢nea, hubiera sido mejor llamar a otros arquitectos y utilizar otros materiales, pues los empleados podr¨ªan funcionar en una escuela, en la periferia del cualquier ciudad italiana, pero no en Venecia¡±, opina el docente, quien a?ade en un tono de abierto enfado: ¡°Meter las manos en Venecia es siempre una cuesti¨®n delicada, pues la ciudad tiene un fuerte v¨ªnculo con la Historia y su pasado glorioso. Hay que ser muy respetuoso con el contexto y construir donde era y como era¡±.
Como ejemplos acertados de reconstrucci¨®n en esta l¨ªnea, Restucci cita otros dos s¨ªmbolos de la ciudad: el Teatro de La Fenice y el Campanario de San Marcos.
Arquitectos-estrella junto al Gran Canal
En los ¨²ltimos a?os han llevado a Venecia la belleza y el di¨¢logo con el pasado arquitectos como Renzo Piano (remodelaci¨®n de las antiguas bodegas de sal, actual sede de la Fundaci¨®n Emilio Vedova), o Tadao Ando (restauraci¨®n del Palazzo Grassi y la Punta de la Aduana, propiedad de la Fundaci¨®n Pinault).
Otro arquitecto-estrella, el holand¨¦s Rem Koolhaas, ex director de la pasada edici¨®n de la Bienal de Arquitectura, ha dise?ado un moderno centro comercial en la zona de Rialto (Fondaco dei Tedeschi). Se trata de un hist¨®rico edificio erigido en 1228 y reconstruido en su interior en el siglo pasado. Organizaciones locales y arquitectos venecianos se oponen al retoque de Koolhaas, que entre otras cosas propone un moderna escalera m¨®vil interna y una terraza con vistas al puente de Rialto.
El arquitecto Pietro Marriuti, expresidente de la Asociaci¨®n de arquitectos de Venecia lleva varios a?os manifest¨¢ndose contra la transformaci¨®n del Fondego, que el Municipio vendi¨® al holding Edizione Srl, perteneciente a los due?os de la marca de ropa Benetton por 52 millones de euros.
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