El Che como h¨¦roe de c¨®mic

En una vi?eta de Che, una vida revolucionaria, la novela gr¨¢fica editada por Sexto Piso sobre Ernesto Guevara, el guerrillero aparece en la Sierra Maestra reflexionando. Piensa sobre un combate y reconoce que sinti¨® ¡°la necesidad de vivir¡±. De inmediato dice: ¡°Eso debe corregirse para la pr¨®xima oportunidad¡±. El dibujo capta el rigorismo de un personaje legendario y controvertido, trasladado ahora al c¨®mic por el dibujante Jos¨¦ Hern¨¢ndez y por el autor de la principal biograf¨ªa sobre el Che, Jon Lee Anderson, que ha acudido a Guadalajara para su presentaci¨®n en la Feria Internacional del Libro.

Pregunta. ?C¨®mo explica la severidad del Che?

Respuesta. ?l construy¨® el personaje de un tipo dispuesto a sacrificarse en todo momento. Eso lo comprob¨¦ cuando tuve acceso a sus diarios. Como cuando explica el d¨ªa en que ejecut¨® a Eutimio Guerra [un compa?ero de la guerrilla] y escribe: "No tuve asma esta noche". ?l concibi¨® que en aras del bienestar humano ten¨ªa que ser una m¨¢quina preparada para matar. Para matar o para matarse. De ah¨ª su arrojo y su temeridad. Cuando me puse a trabajar en su biograf¨ªa yo hab¨ªa pasado por una decena de guerras como reportero y hab¨ªa visto muy pocos casos de tanta temeridad.

P. ?Un ejemplo de alguno?

R. Uno en Nicaragua, emboscado por un francotirador, se par¨® en medio de las balas y empez¨® a increpar al francotirador.

P. ?De d¨®nde sali¨® ese rasgo de la personalidad del Che?

R. No soy psic¨®logo, pero es de suponer que ten¨ªa que ver con el asma que tuvo desde chico. El hecho que desde edad temprana se enfrent¨® la posibilidad de asfixiarse hasta la muerte.

P. ?El Che fue lector de historias de aventuras?

R. S¨ª, de chico se trag¨® todo Dumas, y otros cl¨¢sicos como Jack London. M¨¢s adelante empez¨® a interesarse por escritores m¨¢s filos¨®ficos. Pero en todo esto influy¨® mucho tambi¨¦n el contexto en el que creci¨®. Nace en 1928. Cuando a¨²n es un ni?o llegan a Argentina los h¨¦roes de guerra de la Rep¨²blica espa?ola. Luego viene la contienda mundial con el fascismo. Cuando ocurre Hiroshima tiene 17 a?os. Al mismo tiempo Argentina experimenta la irrupci¨®n del peronismo, los golpes militares. Creci¨® en un mundo de pautas vol¨¢tiles en el que la violencia aparec¨ªa como la herramienta para cambiar las cosas. Y, en cuanto pudo, empez¨® sus propias aventuras. Y no ten¨ªa l¨ªmites.

P. Es curioso el contraste entre el car¨¢cter duro del Che y la festividad de los cubanos.

R. El Che no sab¨ªa bailar, era sordo para la m¨²sica, no distingu¨ªa un tango de un charlest¨®n. Tampoco tomaba alcohol porque le daba asma. No se ba?aba en la playa porque le daba asma. Y le gustaba trabajar. Era un hombre monacal en un pa¨ªs sensual. Los domingos iba a cortar ca?a para dar ejemplo. En la isla debieron de pensar: "?Co?o, pero este es el tipo m¨¢s pesado que lleg¨® nunca a Cuba!".

P. ?A qu¨¦ leyendas her¨®icas, reales o de ficci¨®n, le recuerda su figura?

R. A Robinson Crusoe, un hombre solo que se creaba su utop¨ªa, o al Conde de Montecristo, encerrado en una celda, castigado por una sociedad injusta pero con voluntad de salir y vencer. En cuanto a personajes reales, ¨¦l se fij¨® mucho en los primeros bolcheviques, admir¨® a Sartre y, por supuesto, a Fidel. Y, aunque nunca lo dijo, la figura de Cristo, el rebelde sacrificado por excelencia, es omnipresente en la vida del Che.

P. ?C¨®mo cree que ser¨ªa si hoy fuera un anciano?

R. Creo que adoptar¨ªa el comportamiento del viejo fil¨®sofo, dedicado a sus ensayos, a sus lecturas, y defendiendo p¨²blicamente el socialismo, leal todav¨ªa a su ideal y a Fidel, con una especie de clarividencia vehemente. Pero en privado muy cr¨ªtico, y probablemente algo deprimido.