Tan personal como sobrevalorado
No es oro lo que extrae Russell, pero s¨ª algo medianamente digerible
Aunque nacido y educado en Nueva York, como Scorsese, como Allen, como tantos cl¨¢sicos de ese cine estadounidense que cuando sale bueno tambi¨¦n es incomparable, las pel¨ªculas que ha dirigido David O. Russell poseen el inconfundible aroma de los autores (o aspirantes a autores) cuya obra se da a conocer en el festival de Sundance. Y all¨ª, por supuesto hay listos y tontos, gente con algo que contar y chapuzas pretenciosas. Pero est¨¢ claro que ese cine posibilista, independiente, con presupuestos escasos, furiosamente de espaldas a las convenciones que impone Hollywood, debe ser forzosamente transgresor, experimental, vanguardista, con el fatigoso concepto de autor¨ªa exhibi¨¦ndose en cada plano, en el tono, en el desprecio a las normas cl¨¢sicas, militando en la presunta frescura, prestigiosamente raro. Y de ah¨ª han salido directores con talento y personalidad, pero tambi¨¦n mucho farsante, incompetente, minimalista, vacuo, co?azo.
David O. Russell destila muchas de esas caracter¨ªsticas, pero siempre se las ha ingeniado para rodar con estrellas y medios abundantes. Su cine tambi¨¦n acostumbra a ser premiado con m¨²ltiples nominaciones a los Oscar y los Globos de Oro. Es un director rentable, exc¨¦ntrico, ¡°art¨ªstico¡±. Si, entre comillas. A m¨ª me resulta casi siempre intragable. Y tiene la facultad, adem¨¢s de aburrirme, de atacarme el sistema nervioso. Ante la sensaci¨®n de que improvisa continuamente introduciendo todas las gracietas que se le ocurren sobre la marcha, intentando en vano y con vocaci¨®n de destroyer combinar esperpento y lirismo, crear situaciones y personajes forzadamente ins¨®litos, provocando a la paciencia del espectador retorciendo las historias, sin que sepas muy bien si va de tr¨¢gico o de surrealista. Pero estoy convencido de que ¨¦l se cree muy inquietante. La ¨²nica pel¨ªcula suya que me pareci¨® aceptable es The fighter. Y tiene varias que relaciono exclusivamente con la histeria que me provocaron, como Tres reyes, El lado bueno de las cosas y La gran estafa americana.
JOY
Direcci¨®n: David O. Russell.
Int¨¦rpretes: Jennifer Lawrence, Bradley Cooper, Robert de Niro.
G¨¦nero: drama. EE UU, 2015.
Duraci¨®n: 124 minutos.
Con estas mosqueantes perspectivas me acerco a su ¨²ltima pel¨ªcula, Joy. Me informan previamente de que es una historia real, la de una se?ora que invent¨® la fregona m¨¢s c¨®moda y eficaz y que posteriormente se convirti¨® en la reina de la teletienda vendiendo productos del hogar. Y de entrada, el argumento no me despierta pasi¨®n. Pero ya se sabe que lo que importa no es el tema, sino c¨®mo se desarrolla este y que un director genial puede sacar oro debajo de las piedras.
No es oro lo que extrae Russell, pero s¨ª algo medianamente digerible. No est¨¢ claro si lo que pretende hacer es un melodrama, un relato sobre lo que puede lograr la fe inquebrantable en el propio arte, un cuento fant¨¢stico sobre la m¨¢gica protecci¨®n que puede ejercer una abuela humanista y rom¨¢ntica sobre el futuro de su imaginativa e incomprendida nietecita o una comedia costumbrista sobre una familia muy extra?a formada por la abuela bruja, su nieta la inventora, su deprimida madre que leva treinta a?os sin salir de su dormitorio y viendo culebrones, su exmarido, que al romper con su pareja retorna al s¨®tano de la vieja casa para compartirlo con el exmarido de la inventora, ya que contin¨²an siendo ¨ªntimos amigos, y los ni?os de ambos. En fin, un l¨ªo. Todo ello con el identificable toque Russell.
El director vuelve a otorgar el protagonismo a los actores de su alma, a Jennifer Lawrence, Robert de Niro y Bradley Cooper. Est¨¢n menos intensos y cargantes que en otras ocasiones. Lo que no puedo evitar con esa poderosa actriz que es la muy promocionada Lawrence es que la asocie en bastantes momentos con Ren¨¦e Zellweger, una de mis permanentes fobias. Se supone que el ¨¦pico combate de la desventurada aunque tenaz inventora para triunfar y sacar adelante a su extra?a familia puede contagiar sentimentalmente al receptor. No es mi caso. Pero al menos, no me irrita.
Babelia
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