Borde Xef
?Por qu¨¦ el hasta entonces conocido como David ¡ªahora Dabiz¡ª Mu?oz quiere un programa de televisi¨®n en horario de m¨¢xima audiencia?
No se muestra humilde. ¡°Yo soy la nueva estrella de la cocina en Europa¡±. Anda flojo en geograf¨ªa y fuerte en el pobre vicio de generalizar: ¡°En mi otra vida he debido ser chino, porque cuando llego a Bangkok me encuentro como en casa¡±. Tampoco demuestra que sus referentes vengan de un concienzudo estudio en el mundo de la gastronom¨ªa: ¡°StreetXo tiene que ser el Roger Rabbit de la cocina en Madrid y, en Londres, el Stanley Kubrick¡±. Algunas de sus propuestas de mestizaje culinario ¡ªchurro con pisto suey y kokotxa¡ª, bien aconsejado, ni probar¨ªa a ponerlas en pr¨¢ctica antes de darse cuenta de que no pasan de eso, del mero churro¡ ?Por qu¨¦ entonces el hasta entonces conocido como David ¡ªahora Dabiz¡ª Mu?oz quiere un programa de televisi¨®n en horario de m¨¢xima audiencia?
Los responsables de Cuatro sabr¨¢n. Pero, por seguir con lo visto estas dos primeras semanas del technoshow gastron¨®mico, donde cuenta m¨¢s una cresta que una merluza fresca, no se explica. Y lo peor, que Mu?oz no se sabe explicar. Su protagonista es lo m¨¢s borde y desagradable que se ha visto en una pantalla grande o peque?a desde que tembl¨¢ramos ante el sargento de La chaqueta met¨¢lica. De ah¨ª su obsesi¨®n con Kubrick. No parece que quiera complacer a la Real Academia con sus anglicismos tipo ¡°zona de confort¡± o sus broncas telef¨®nicas a los contratistas y proveedores: ¡°El puto tal y cual¡±. Por no hablar de sus ¨ªnfulas canis: ¡°No hemos llegado a la polla, estamos cerca, pero no de la polla¡±. Y as¨ª.
Y en medio, la nada, el abismo, un trozo de humo con apariencia punk, sin la m¨¢s m¨ªnima capacidad de articular un discurso. Valga un ejemplo: ¡°No es StreetXo; para que sea StreetXo tiene que ser eso, StreetXo¡±. ?Qu¨¦ demonios querr¨¢ decir? Como no sea una argucia para resolver el enigma en el pr¨®ximo cap¨ªtulo...
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