Los ¡®Vikingos¡¯ se lanzan al Mediterr¨¢neo

En la tercera temporada, las huestes de Ragnar Lothbrok que protagonizan la serie Vikingos llegaron hasta Par¨ªs. En la cuarta, que se estrena el mi¨¦rcoles (22.30) en TNT, los guerreros n¨®rdicos de esta ficci¨®n, creada y escrita por Michael Hirst, ampliar¨¢n horizontes hacia el Mediterr¨¢neo. Esta vez su destino se encuentra en el sur, aunque sus protagonistas tambi¨¦n tienen bastantes problemas en casa. ¡°No escribo un documental, sino una ficci¨®n televisiva¡±, explic¨® Hirst (Bradford, 1952) durante una reciente visita a Madrid para presentar la nueva temporada, que contar¨¢ con 20 cap¨ªtulos, el doble de las anteriores.

Pese a las libertades que puede tomarse con la realidad, Vikingos es una lecci¨®n de historia, no solo porque su protagonista sea un guerrero semilegendario, sino porque describe con detalle la vida y la expansi¨®n de esos pueblos del norte que, durante dos siglos, aterrorizaron Europa.

¡°No podemos olvidar que los vikingos son un pueblo sin tradici¨®n escrita, pero todo lo que aparece en esta serie se basa en hechos hist¨®ricos. Me interesan mucho la verdad y la autenticidad, aunque tengo que mover a los personajes¡±, prosigue Hirst, un tipo simp¨¢tico, ir¨®nico y perspicaz, extraordinariamente culto que iba a dedicarse a la vida acad¨¦mica hasta que el cine se cruz¨® en su vida. Ha escrito Los Tudor, las dos partes de Elizabeth y Los Borgia y, aunque se niega a ser considerado un divulgador, es indudable que se aprende mucho sobre el pasado con su trabajo.

¡°Mi principal inter¨¦s es conectar el pasado con el presente. No me veo escribiendo dramas costumbristas, en los que los personajes parecen sacados de un museo. Me interesa lo que tenemos en com¨²n en todas las ¨¦pocas¡±, se?ala Hirst quien, a lo largo de la conversaci¨®n, lanza unos cuantos dardos a Juego de tronos, la competencia en cuesti¨®n de espadas y luchas de poder en la televisi¨®n mundial. Sin embargo, en Vikingos no hay dragones, ni m¨¢s apariciones sobrenaturales que la relaci¨®n que los n¨®rdicos tienen con sus dioses. Asegura, que a diferencia de la ficci¨®n de George R. R. Martin, en su serie no hay escenas de sexo gratuitas ni mueren personajes solo por motivos efectistas, aunque alguno se queda en el camino. De hecho, asegura que el ayudante de producci¨®n que reparte los guiones recibe el apodo de ¡°¨¢ngel de la muerte¡± cuando anuncia a alg¨²n actor el inminente viaje de su personaje al Valhalla (el cielo vikingo, un fest¨ªn para toda la eternidad del que disfrutaban aquellos guerreros que mor¨ªan con el arma en la mano).

Cuanto menos se desvele sobre la nueva trama, mejor, m¨¢s all¨¢ de que el largo viaje de los vikingos prosigue y que la factura del primer episodio de la cuarta temporada es impresionante. La serie comenz¨® a emitirse en 2013, justo cuando el inter¨¦s hacia los vikingos no paraba de crecer, mientras iba cambiando la visi¨®n de estos pueblos del mar: no es que no fuesen violentos en sus incursiones, sino que el mundo de la Alta Edad Media era extraordinariamente salvaje en su totalidad. Su expansi¨®n, como destaca Hirst, responde tambi¨¦n a la necesidad de encontrar tierras de cultivo que no existen en los fiordos n¨®rdicos.

Pero el guionista insiste en que la historia tiene que estar al servicio de la trama y no al rev¨¦s. ¡°El primer realizador con el que trabaj¨¦ fue Nicolas Roeg, ahora muy olvidado, pero que fue un cineasta muy importante, director de la primera pel¨ªcula de David Bowie. Hab¨ªa le¨ªdo alguno de mis relatos y me pidi¨® un guion. Cuando lo ley¨®, lo tir¨® por la ventana. ¡®?Por qu¨¦?¡¯, le pregunt¨¦. ¡®Sorpr¨¦ndeme¡¯, me respondi¨®. Nunca he olvidado esa lecci¨®n¡±.