¡°Lucho por convertir mi profesi¨®n en mi pasi¨®n, en lo que fue al principio¡±
El actor estrena 'Altamira', en la que encarna a Marcelino Sanz de Sautuola, el descubridor de las pinturas rupestres c¨¢ntabras
Una de las historias espa?olas m¨¢s asombrosas la protagoniz¨® Marcelino Sanz de Sautuola, el descubridor e investigador de las cuevas de Altamira, el c¨¢ntabro que en el verano de 1879 revent¨® la historia de la Humanidad al encontrar junto a su hija unas pinturas en una caverna a las afueras de Santillana del Mar. Sautuola luch¨® contra la cerraz¨®n eclesi¨¢stica imperante, en una ¨¦poca en que se enfrentaban cara a cara fe y ciencia; contra la burgues¨ªa c¨¢ntabra, que le menospreci¨® tild¨¢ndole de timador, y contra los prehistoriadores franceses, las estrellas del momento, encabezados por ?mile Cartailhac, a los que aquellos dibujos de bisontes de m¨¢s de 10.000 a?os de antig¨¹edad ¡ªla dataci¨®n original, en realidad las pinturas tienen hasta 15.000 a?os¡ª les destrozaba sus teor¨ªas.
Por desgracia este drama de colonialismo cultural y rechazo social y religioso no est¨¢ en Altamira. Pero s¨ª Antonio Banderas (M¨¢laga, 1960), que insufla vida a su Sautuola. ¡°Mi intenci¨®n es convertir mi profesi¨®n en mi pasi¨®n. En un hobby. En lo que fue al principio. Es complicado porque en una pel¨ªcula participa mucha gente. Tengo que desprenderme de financieros, lucho por comprar mi libertad creativa¡±, asegura, antes de soltar una risita c¨¢ustica.
Pregunta. Es decir, ?rema a contracorriente como Sautuola?
Respuesta. En ello ando, creo que lograr¨¦ esa libertad en tres o cuatro a?os. Cuesta, y por ello trabajo arduamente.
P. Su cambio de residencia, ?tiene que ver con esa lucha?
R. Tomo la decisi¨®n de mudarme a vivir entre M¨¢laga, Nueva York y Londres porque me voy a la Universidad a estudiar Dise?o para ahondar en caminos que tienen que ver de alguna manera tambi¨¦n con mi profesi¨®n.
P. ?Altamira forma parte de este cambio?
R. No, del funcionamiento anterior. Pero me interesaba mucho la historia. Es hermosa y muy triste. Da lugar a varias reflexiones, como una para la que es posible nunca tengamos respuesta: de d¨®nde venimos y ad¨®nde vamos. Y ese choque Iglesia y Ciencia. Pero no creo que el problema principal de Marcelino fuera ese enfrentamiento, porque sab¨ªa que iba a ocurrir. Su misma esposa militaba casi en el otro bando. La sorpresa le lleg¨® de una ciencia monol¨ªtica, tan cerril como otros estamentos. Los franceses defend¨ªan que su pa¨ªs era la cuna de la civilizaci¨®n. Y lo duro del drama de Sautuola es que su ¨ªdolo se rebel¨® contra ¨¦l. Cartailhac, que reconoci¨® su error en 1902 en Mea culpa d¡¯un sceptique, 14 a?os despu¨¦s de que muriera Sautuola, era el cient¨ªfico que hab¨ªa le¨ªdo y que respetaba, y que con dos bofetones y cuatro palabras humilla al aficionado.
P. Y eso se repite incluso hoy.
R. ?Por supuesto! Yo lo he visto con Almod¨®var. El cine que ¨¦l propon¨ªa era distinto, con su propia personalidad, se saltaba el A, B, C de la ¨¦poca con su Z, P, K. Cela dec¨ªa que en Espa?a solo triunfa el que persevera. Y Pedro persever¨®. Nunca se rindi¨®. Trabajando con su propio estilo, defendiendo su personalidad. Pag¨® un precio alto y solo cuando en el extranjero le reconocieron, aqu¨ª vieron su talento. Sigue pasando en Espa?a incluso en pol¨ªtica. Deber¨ªamos reflexionar m¨¢s sobre las opiniones que lanzamos sobre los dem¨¢s, a tener todos los datos y reconocer los sacrificios de, no s¨¦, gente como Nadal, que tras sus ¨¦xitos y sus lesiones tiene que leer ahora: ¡®Es un pasabolas¡¯. ?C¨®mo se puede hablar con tanta frivolidad de personas que han representado con orgullo el nombre de nuestro pa¨ªs? Ese tipo de comportamientos es inadmisible.
P. ?Y a usted alg¨²n ¨ªdolo le ha dado ese bofet¨®n moral como el de Cartailhac?
R. S¨ª.
P. ?Fue doloroso?
R. Bueno, no dej¨¦ de idolatrarle... No estoy hablando de personas. Sino de una... instituci¨®n. Y me plante¨¦: ?ahora qu¨¦ hago? La reacci¨®n l¨®gica hubiera sido un ¡®pues ya no¡¯. Y no. Decid¨ª no personalizarlo y seguir creyendo en determinadas cosas. La reacci¨®n l¨®gica, al final, me parec¨ªa vulgar.
P. ?En esa libertad creativa entrar¨¢ alguna vez su pel¨ªcula 33 d¨ªas, sobre las jornadas en que Picasso pint¨® el Guernica?
R. La haremos porque ya he encontrado un productor mexicano que completa el hueco que nos quedaba en la financiaci¨®n. He cenado con Carlos [Saura, el director de la pel¨ªcula], y firm¨¦ un documento en el que me he comprometido a trabajar en el filme.
P. ?Seguro que rodar¨¢n?
R. En el mundo del cine, dice Carlos, hasta que no se oye la primera claqueta no hay que dar por segura una pel¨ªcula. Y yo creo que ni siquiera, que solo cuando suena la claqueta final.
Babelia
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