El as en la manga de ¡®Silicon Valley¡¯
T. J. Miller vuelve a dar vida a Erlich Bachman en la serie que satiriza el mundo de las empresas tecnol¨®gicas
Mike Judge, el padre de Beavis & Butt-Head o El rey de la colina, es tambi¨¦n el creador de Silicon Valley, la sarc¨¢stica parodia que se mofa de los techies inform¨¢ticos detr¨¢s de la revoluci¨®n digital. A su lado est¨¢ Alec Berg como los cerebros de una serie que comienza su tercera temporada (Canal + Series la estrena de forma simult¨¢nea a Estados Unidos a las 4.00 del lunes) con los dientes igual de afilados. Pero ambos est¨¢n de acuerdo en cu¨¢l es su arma secreta. ¡°T. J. Miller nos hace quedar bien¡±, asegur¨® Judge a EL PA?S. ¡°Nosotros le damos el 70 por ciento de la ideas y ¨¦l nos pone ese 30 por ciento cuando no se nos ocurre nada mejor. Y lo que ¨¦l nos da es much¨ªsimo mejor¡±, le secund¨® Berg con la boca llena de orgullo.
Ambos hablan del actor, director y sobre todo c¨®mico estadounidense que da vida a Erlich Bachman en la serie. Un personaje a medias mecenas, a medias gorr¨®n cuya casa, hasta ahora, fue la sede de Pied Piper. ¡°Ese es Erlich, un plasta, drogata, bebedor y mujeriego que te vende la moto y tus propios zapatos como te despistes. Alguien que habla con una honestidad brutal y que persigue sus propias metas sin ning¨²n disimulo¡±, describe su trabajo sin pelos en la lengua y con sonrisa de satisfacci¨®n. ¡°Alguien que no se me parece pero con quien me siento muy c¨®modo porque, no hay que hacerse el estrecho, todos tenemos este tipo de momentos onanistas en nuestra vida¡±, a?ade.
T. J. y Erlich comparten f¨ªsico, con ese aspecto de ni?o grande a pesar de que el actor perdi¨® peso recientemente para su trabajo en Deadpool. ¡°A Mike [Judge] le gustan mis carnecitas rollizas con cara de adulto¡±, se describe. Los dos tambi¨¦n saben hablar a las claras. ¡°Por mucho que las chicas te digan que quieren a alguien que las haga re¨ªr, lo que quieren es alguien con medios y estabilidad. Y ya puestos, que tenga humor¡±, explica. Miller se r¨ªe hasta de la muerte, esa que vio pasar de cerca mientras rodaba El oso Yogui (2010). Entonces sufri¨® una hemorragia cerebral por culpa de una malformaci¨®n arterial cong¨¦nita que desconoc¨ªa. Sufri¨® dos ataques con convulsiones mientras pasaba el tiempo ¡°hablando a osos imaginarios en Nueva Zelanda¡±, eso antes de someterse a una operaci¨®n ¡°donde uno de cada diez no la cuenta¡±. Una experiencia que, como dice, le ayud¨® a ser todav¨ªa m¨¢s mordaz y ¡°satirizar en Silicon Valley todas las pompas, los fastos y la hipocres¨ªa estadounidense¡±.
En su opini¨®n, no hay mejor lugar para ello. Como asegura Miller, solo Hollywood es m¨¢s cre¨ªdo de s¨ª mismo. ¡°Les encanta el autobombo¡±, subraya el actor. Como le gusta explicar a Judge, la expresi¨®n de ¡°haciendo del mundo un lugar mejor¡± est¨¢ sacada palabra por palabra de la forma que tienen de hablar los habitantes de esta burbuja tecnol¨®gica de programadores y ejecutivos. ¡°De verdad que se lo creen¡±, a?ade el guionista y director de filmes como Trabajo basura e Idiocracia y que pas¨® su tiempo trabajando en el verdadero Silicon Valley.
Miller, graduado de la escuela de arte dram¨¢tico en Oxford y de una academia de payasos, ve la vida de otra manera aunque su deseo tambi¨¦n es hacer del mundo un lugar mejor. Su t¨¦cnica, el humor. ¡°La vida es dura tal y como es as¨ª que si puedo ayudar a que nos escapemos durante 30 minutos considero que he hecho un uso excelente de mi existencia¡±, resume.
Humor mordaz
"Las ¨²nicas cr¨ªticas que hemos escuchado son las de aquellos que se empiezan a ver demasiado retratados", asegura Alec Berg. Tras la cordialidad inicial de los techies hacia esta s¨¢tira y entre los rumores de que alguien hab¨ªa visto a Mark Zuckerberg pasearse con una camiseta de Pied Piper, la start up ficticia en el centro de la trama, ha llegado el recelo. "Ahora nos dan el tour del turista, vigilado por los relaciones p¨²blicas, mientras que al principio nos dieron pleno acceso", recuerda Judge de su paso por Google. Hay situaciones m¨¢s absurdas. "En una industria donde el 87% son hombres, de pronto en una teleconferencia congregan a 12 mujeres en la habitaci¨®n para dar otra imagen", a?ade.
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