A gritos con Robespierre

Veintitr¨¦s a?os desde la exitosa pel¨ªcula original. 18 a?os desde la reiterativa, interminable segunda entrega. 14 a?os desde que Jean-Marie Poir¨¦ se puso por ¨²ltima vez detr¨¢s de una c¨¢mara. Parece demasiado tiempo para todos. Y, sin embargo, los responsables de la saga Los visitantes, Poir¨¦ desde la direcci¨®n y la coescritura, Christian Clavier en el guion y la interpretaci¨®n, junto a Jean Reno, han decidido reincidir. Aquellos caballeros medievales que viajaban en el tiempo para beber agua directamente del v¨¢ter aparecen ahora en la Revoluci¨®n Francesa. Con infinita menos gracia, si es que alguna vez tuvieron mucha.

"Sus cuerpos envejecen 10 a?os cada semana porque est¨¢n atrapados en el t¨²nel del tiempo", aclara en Los visitantes la l¨ªan una de esas voces en off explicativas de cualquier contingencia, seguramente dirigida a los talibanes de la verosimilitud que campan a sus anchas por los cines de hoy. Esos que quiz¨¢ necesiten una informaci¨®n de descargo para que Clavier y Reno tengan ahora rostros naturalmente envejecidos tras dos d¨¦cadas de inevitable paso del tiempo real. Y qu¨¦ importa: ?est¨¢s contando un relato sobre unos tipos del siglo XII que se encuentran con Robespierre y necesitas justificaciones de guion para el envejecimiento de tus actores? "?Muerte al sarraceno!", grita Delcoj¨®n el Brib¨®n, el personaje de Clavier, ante la aparici¨®n de un personaje de raza negra. Chiste que no demasiados de sus espectadores pillar¨¢n. Y casi mejor que no lo hagan.

Son solo un par de detalles (insignificantes) dentro de un proyecto carente de sentido, grit¨®n y con presumibles aspiraciones populares, en el que el protagonismo de Clavier y Reno se diluye en beneficio de un reparto coral y en perjuicio de la pel¨ªcula. Poco (o nada) se salva, porque cuando por casualidad alg¨²n chiste hace pleno ("?un poco de silencio, que Marat se est¨¢ ba?ando!"), se empe?an en repetirlo hasta la saciedad. Cada vez con m¨¢s alaridos y con menos chispa.