La lucha sin testigos de dos hombres en medio de la nada

Diez a?os hace que Emiliano Torres qued¨® atrapado en una tormenta de nieve en la zona m¨¢s ¨¢rida, inh¨®spita y aislada de la Patagonia argentina, al sur de la provincia de Santa Cruz. Estaba realizando un documental por la zona y el temporal le oblig¨® a refugiarse en la casa de un viejo capataz, un hombre solitario y tosco, de rasgos anglosajones, que apenas le dirigi¨® la palabra. Las im¨¢genes, las sensaciones y la soledad que all¨ª respir¨® este cineasta y guionista argentino permanecen todav¨ªa en su piel, en su memoria. Fue el comienzo de la escritura de un guion que se ha convertido en su primer largometraje, Invierno, con el que concursa en la secci¨®n oficial del Festival de Cine de San Sebasti¨¢n. Las noventa p¨¢ginas del guion, y los premios que ha ganado, fueron el pasaporte para poder cerrar la producci¨®n, que ha contado con la participaci¨®n de Francia. El filme, protagonizado por Alejandro Sieveking y Cristian Salguero, es la lucha sin testigos de dos hombres en mitad de la nada, dos capataces que se baten por un trozo de tierra que ni siquiera es suyo, por complacer a un propietario que ni conocen. Este encuentro se cruza en la pel¨ªcula con la realidad de los trabajadores rurales en Argentina, que, denuncia Torres, viven hist¨®ricamente una injusticia muy dura, ¡°con una vida de inmigraci¨®n interna complicada, que implica hacer viajes largos, cambios de cultura y de clima¡±.

Torres llega a la cita con 20 minutos de antelaci¨®n, dice de ¨¦l mismo que es el ¡°rey de la ansiedad¡±, pero su conversaci¨®n y reflexiones no pueden ser m¨¢s relajadas. Sabe que cuando uno narra una historia ajena, siempre est¨¢ tamizada por vivencias personales. Como la suya propia. ¡°A mi manera y por mi trabajo, por supuesto mucho menos sufrido que el de estos trabajadores rurales, he viajado mucho, he dejado atr¨¢s muchas cosas, y por eso entiendo el desarraigo, la soledad o el aislamiento. He trabajado en pel¨ªculas metido siete meses en una isla o seis meses en la selva colombiana. As¨ª ha sido mi vida en los ¨²ltimos 20 a?os. Por todo ello, ciertas sensaciones y ciertas emociones me resultan cercanas¡±, asegura Torres, que, a sus 44 a?os, se estrena no solo como director, sino tambi¨¦n como candidato a la Concha de Plata en San Sebasti¨¢n. ¡°Es un sue?o, no pensaba llegar tan lejos, tampoco lo pretend¨ªa. A¨²n no he tomado conciencia de lo que me est¨¢ sucediendo, creo que terminar¨¦ de entender esta pel¨ªcula y todo lo que ha implicado cuando la vea con el p¨²blico¡±.

El filme, todo un retrato del aspecto duro, violento y ¡°pat¨¦tico¡± del universo masculino, se rod¨® en dos etapas en la Patagonia, para captar dos momentos diferentes de paisajes. En aquella zona nunca se hab¨ªa filmado una pel¨ªcula. Un lugar con caminos interminables, distancias enormes, donde no hay se?al de tel¨¦fono y mucho menos de Internet, el viento puede alcanzar los 80 kil¨®metros por hora y las temperaturas siempre est¨¢n bajo cero. ¡°Rodar all¨ª fue una experiencia de supervivencia en t¨¦rminos cinematogr¨¢ficos, porque tuve que adaptarme diariamente y, adem¨¢s, adaptar mi guion, detalladamente escrito durante a?os, a una realidad que muchas veces me obligaba a modificarlo todo. Ese ejercicio fue sumamente enriquecedor, tambi¨¦n para la pel¨ªcula. No fue tanto un rodaje en el que plasm¨¦ una idea de guion en la pantalla, sino que intent¨¦ interpretar lo que el lugar y las situaciones me propon¨ªan¡±. El principal desaf¨ªo del cineasta fue el de contar la historia tal y como la contar¨ªan los habitantes patag¨®nicos, unos hombres que solo hablan de perros, de caballos y del clima. Nunca de ellos mismos y sus sentimientos. De ah¨ª los silencios fundamentales de la pel¨ªcula. ¡°En la Patagonia, cuando uno entra en la casa de un capataz lo primero que sucede es que te ofrecen un mate y, probablemente, las primeras palabras no aparezcan hasta transcurridos quince o veinte minutos. Son personas ermita?as, silenciosas, con bastante rechazo a cualquier visita o extra?o. Me adapt¨¦ a sus tiempos y cont¨¦ la Patagonia como la contar¨ªa la Patagonia. Lo mismo que hice a la hora de filmar, que fue no intentar llevar el cine a ese lugar, sino ver cu¨¢l es el cine que ese lugar me propone¡±.

Invierno, adem¨¢s de plantear las dificultades de la vida rural en la Argentina y las hist¨®ricas deudas con esa gente en el sur argentino, se cuestiona la batalla misma, la idea de la ambici¨®n y la competencia. ?Qu¨¦ dejamos en el camino? ?Cu¨¢l es el precio que pagamos por ser capataces de nuestras propias vidas? Para todo ello, Torres busc¨® dos rostros an¨®nimos, dos actores que se mimetizaran con el espacio y el paisaje. Fue una b¨²squeda ardua pero exitosa. El actor y dramaturgo chileno Alejandro Sieveking (El club) interpreta al capataz de mayor edad, mientras que el argentino Cristian Salguero se mete en el papel del joven. ¡°En su encuentro, ocurri¨® algo muy interesante. Los dos registros de actuaci¨®n totalmente distintos, el realismo de Cristian y la t¨¦cnica de Alejandro, terminaron cruz¨¢ndose. La actuaci¨®n de Cristian acaba siendo m¨¢s t¨¦cnica y con otro registro expresivo y la de Alejandro se disuelve un poco y se convierte en una actuaci¨®n m¨¢s realista y conmovedora¡±.