¡®Emerald City¡¯ descubre el mundo de Oz para el nuevo milenio
La serie se aleja de la pel¨ªcula y prefiere hablar de identidad cultural, racial y de g¨¦nero
Son escasas las similitudes entre la nueva serie Emerald City y el cl¨¢sico cinematogr¨¢fico El mago de Oz (1939). Sin embargo, ambas beben de la misma fuente, el cl¨¢sico infantil que ha marcado a generaciones enteras de estadounidenses y que escribi¨® L.Frank Baum en 1900. Pero mientras que lo que todos recuerdan del musical que protagoniz¨® Judy Garland son las canciones, los zapatos rojos y el camino de baldosas amarillas, Emerald City (Cosmo, 22.15) prefiere hablar de identidad cultural, racial y de g¨¦nero en un mundo donde est¨¢n re?idas la ciencia y la fe. Temas de actualidad hace m¨¢s de un siglo que siguen vigentes ahora en una historia que esta serie cuenta a lo largo de sus 10 cap¨ªtulos.
Y qu¨¦ mejor que una mujer fuerte como protagonista. ¡°Lo primero que se me pas¨® por la cabeza es eso de ¡®?Est¨¢s loca? ?Nunca podr¨¢s interpretar a Dorothy, un personaje tan ic¨®nico en la cultura estadounidense! ?Est¨¢s so?ando?¡¯ Pero tambi¨¦n fue entonces cuando me di cuenta que no era un sue?o, que era el momento de demostrar que las hispanas somos capaces de todo¡±, cuenta la puertorrique?a Adria Arjona a EL PA?S. De no ser por la jovialidad que exuda la hija del cantante guatemalteco Ricardo Arjona, sus palabras se entender¨ªan como un llamamiento a las armas. Y en el fondo lo son. Porque la int¨¦rprete quiere dejar claro con su trabajo en Emerald City que s¨ª se puede.
Arjona va con la verdad por delante. El mago de Oz nunca fue su libro de cabecera. ¡°Mi pap¨¢ me empez¨® a leer pedacitos de Neruda por las noches. Y viv¨ªamos muy cerca de la casa de (Gabriel Garc¨ªa) M¨¢rquez y libros como Cien a?os de soledad o El amor en los tiempos del c¨®lera son los que alimentaron mi imaginaci¨®n¡±, confiesa de unas lecturas precoces. Ni tan siquiera la pel¨ªcula de V¨ªctor Fleming estaba entre sus v¨ªdeos infantiles. La primera vez que la vio fue con su padre, cuando su madre, la modelo puertorrique?a Leslie Torres, se escandaliz¨® de que ninguno de los dos la conociera. Pero verla fue amarla. ¡°Mi pap¨¢ es m¨²sico y nos pasamos el d¨ªa viajando, de gira, as¨ª que los temas subyacentes de Dorothy deseando estar en casa me recuerdan a mi ni?ez¡±.
Hubo m¨¢s puntos en com¨²n con la Dorothy de anta?o y la de ahora. Los productores ejecutivos de Emerald City, David Schulner y Shaun Cassidy, hablan de las inseguridades de un personaje fuerte, cualidades que encontraron en Arjona. ¡°Nuestra historia explora un libro que es mucho m¨¢s dantesco que la pel¨ªcula y que nunca ha sido explicado en su totalidad¡±, resumen de una serie que la cr¨ªtica describe como una mezcla de Juego de Tronos con Wicked. ¡°Nos gustan esas comparaciones, pero nuestro mundo es diferente¡±, aclaran con rapidez. La diferencia se llama Tarsem Singh, su director, en su primer trabajo para la televisi¨®n, del que Schulner y Cassidy aseguran que ha tra¨ªdo la riqueza visual habitual en su filmograf¨ªa (Blancanieves, La celda).
Un mundo fant¨¢stico que est¨¢ en este, ya que la serie se rod¨® entre Budapest y Espa?a sin apenas utilizar efectos visuales. Lugares como las cuevas de Guadix, el parque G¨¹ell o la zona del Torcal forman parte de este universo. ¡°Sabes de un proyecto de diez horas con Tarsem Singh que se rueda en Europa y tienes que buscar la forma de meterte en ¨¦l si te llamas actor¡±, afirma Vincent D¡¯Onofrio, el nuevo mago de Oz, personaje que canaliz¨® entre un Orson Welles y un John Huston. ¡°Fuimos una peque?a familia de n¨®madas, rodando de d¨ªa y viajando de noche durante m¨¢s de mes y medio por Espa?a¡±, recuerda Arjona identific¨¢ndose una vez m¨¢s con la Dorothy Gale que interpreta, ¡°insegura y trabajadora, pero dispuesta a superar todos los obst¨¢culos que le ofrece el nuevo mundo al que ha sido transportada¡±.
El valor de llamarse Arjona
Adria no oculta que llamarse Arjona le ha venido bien. Pero no por lo que todos imaginan. ¡°Nunca le dije a nadie qui¨¦n era mi padre y me pagu¨¦ yo sola mis estudios¡±, asegura. Llamarse Arjona no le abri¨® puertas. Le abri¨® la ¡°cabecita¡±. As¨ª recuerda lo que le dec¨ªa su padre. ¡°Te voy a cultivar la cabecita¡±, insist¨ªa mientras le mandaba libros o pel¨ªculas con los que abri¨® su apetito intelectual. ¡°Fue el mejor regalo porque si no estar¨ªa en Miami tom¨¢ndome una cerveza¡±, se r¨ªe. Muy al contrario esta boricua de nacimiento criada en M¨¦xico y que con doce a?os se sinti¨® como un ¡°patito feo¡± en Miami acab¨® en Nueva York animada por su familia a ser actriz. ¡°Eso es lo que para mi representa llamarse Arjona¡±, resume.
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