Para¨ªso demolido
Debutar en la direcci¨®n con una adaptaci¨®n de un trabajo de Philip Roth tan resistente a todo trasvase supone una decisi¨®n casi suicida de Ewan McGregor
PASTORAL AMERICANA
Direcci¨®n: Ewan McGregor.
Int¨¦rpretes: Ewan McGregor, Jennifer Connelly, Dakota Fanning, Valorie Curry.
G¨¦nero: drama. Estados Unidos, 2016
Duraci¨®n: 108 minutos.
¡°S¨ª, en 1973, a los cuarenta y seis a?os, (¡) el Sueco descubr¨ªa que todos estamos en poder de algo demencial. Es solo cuesti¨®n de tiempo, hombre blanco¡ ?Todos lo estamos!¡±, escrib¨ªa Philip Roth en una escena clave de Pastoral americana, premio Pulitzer 1998 y una de las piezas mayores en el ¨²ltimo tramo de su trayectoria. En ese momento, el Sueco, Seymour Levov, verdadero creyente en el ideal de vida americano, se enfrenta al reverso oscuro de sus convicciones: Merry Levov, su hija reencontrada, irreconocible, absorbida por el viento salvaje del m¨¢s radical activismo de los 60 tras colocar una bomba que se cobr¨® una v¨ªctima inocente. Roth sintetizaba el sentido profundo de casi un siglo de historia americana a trav¨¦s de los Levov, que eran, al mismo tiempo, carne tangible (y alma compleja) y s¨ªmbolo perfecto de la construcci¨®n y degradaci¨®n de un mito.
Debutar en la direcci¨®n con una adaptaci¨®n de este trabajo tan resistente a todo trasvase supone una decisi¨®n casi suicida que Ewan McGregor afronta con la humildad de quien, antes de arriesgar en radicales reformulaciones del material de partida, prefiere mantener una razonable fidelidad a las fuentes, prescindiendo de las mayores pruebas de fuerza del original ¨Cel virtuoso recital con unidad de espacio que supone Para¨ªso Perdido, ¨²ltimo tercio de la novela-. El resultado semeja una sinopsis en movimiento que cuida algunos detalles para no darles uso ¨Cla sint¨¦tica alusi¨®n al alcoholismo de Jessie Orcutt- y pasa por encima de muchos elementos esenciales: si McGregor director no logra transmitir adecuadamente el paso (y el peso) del tiempo, el McGregor actor encierra en una fachada demasiado anodina la progresiva erosi¨®n espiritual de su personaje. Solo en las interacciones del Sueco con Merry, Vicky y Rita Cohen se vislumbra la tensi¨®n dram¨¢tica que tendr¨ªa que haber sostenido la pel¨ªcula entera. La pel¨ªcula no concede a Jennifer Connelly la oportunidad de transmitir de modo org¨¢nico la ca¨ªda de su personaje, pero quiz¨¢ lo m¨¢s llamativo resulte salir de la sala con la idea de haber visto un drama familiar donde, sobre el papel, hab¨ªa una tragedia colectiva.
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