Cuando ¡®House of Cards¡¯ se convirti¨® en una parodia de s¨ª misma
De 'thriller' pol¨ªtico que ahondaba en las cloacas del poder, la serie ha devenido en caricatura alocada
Los Underwood son malos. Muy malos. Lo peor. Y cada vez m¨¢s. En una escalada sin l¨ªmite, los guionistas de?House of Cards echan cada vez m¨¢s fuego a la hoguera. La quinta temporada, recientemente estrenada en Movistar Series al completo, ha elevado los niveles de maldad de un matrimonio que casi acumula sobre sus espaldas m¨¢s cad¨¢veres que los mism¨ªsimos Lannister.
De thriller pol¨ªtico que ahondaba en las ?ficticias? cloacas del poder de Washington, House of Cards ha devenido en parodia alocada en la que los personajes, que se dividen en malos o buenos (y, por tanto, tontos), son solo peones al servicio de unos protagonistas convertidos en caricaturas de s¨ª mismos.
Hace tiempo que House of Cards ya no es lo que era y se hab¨ªa rendido a la dictadura del "oyoyoyoy", jugando a buscar momentos cada vez m¨¢s sorprendentes y locos. Como si el esp¨ªritu de Scandal se hubiera apropiado de House of Cards. Lo malo es que en este caso, la serie de Kevin Spacey y Robin Wright sigue tom¨¢ndose demasiado en serio a s¨ª misma. Lo cual por un lado es normal por las posibilidades que tiene, con una factura t¨¦cnica envidiable y grandes actores en pantalla. Pero por otra parte acent¨²a el dolor que se siente al ver que lo que pod¨ªa haber sido un drama pol¨ªtico interesante se pierde en giros imposibles.
En los nuevos cap¨ªtulos, Frank y Claire comienzan el camino como candidatos a la presidencia y vicepresidencia de Estados Unidos en unas elecciones que se convierten en una partida de la que pronto dejan claro que solo pueden salir vencedores. Y si tienen que sembrar el terror en todo el pa¨ªs para ello, se hace y punto. Caiga quien caiga. No entraremos en detalles, pero lo que viene despu¨¦s es un tira y afloja en una lucha de los Underwood contra el resto del mundo y entre ellos mismos en la que cualquiera que est¨¦ en su camino puede ser la siguiente v¨ªctima de sus ambiciones.
Aunque su creador, Beau Willimon, ya abandon¨® al final de la cuarta entrega, la serie parece estar dispuesta a seguir estirando el chicle (no est¨¢ renovada oficialmente pero seguro que no tardar¨¢n en anunciarlo). Por favor, ya que Netflix, su productora, est¨¢ apostando ahora por las cancelaciones, pidamos una muerte digna para House of Cards... si es que estamos a tiempo de que sea digna.
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