Gu¨ªa sentimental para leer a Ishiguro
Lo que hace del estilo del Nobel algo valioso es el uso, sobre todo y ante todo, literario del lenguaje
Siempre ha sido dif¨ªcil comenzar una novela de Kazuo Ishiguro. Seamos francos: hasta que le han dado el Nobel la cr¨ªtica ha sido feroz con ¨¦l. A¨²n recuerdo el comienzo de la rese?a que en 2000 le dedic¨® The New York Times al primer libro que le¨ª de ¨¦l, la novela de detectives Cuando ¨¦ramos hu¨¦rfanos. ¡°Una novela decepcionante¡±, escrib¨ªa con displicencia el cr¨ªtico, que elucubraba sobre si el texto lo hab¨ªa escrito en colaboraci¨®n con un programa inform¨¢tico, de lo automatizado y esquem¨¢tico que le parec¨ªa su estilo.
Entonces me hab¨ªa propuesto leer los libros en ingl¨¦s solo en su idioma original y?Cuando ¨¦ramos hu¨¦rfanos era el segundo o tercero con el que me atrev¨ªa. No imagin¨¦ que ser¨ªa tan dif¨ªcil, desafiado por el estilo denso de un ingl¨¦s que me parec¨ªa excesivamente engolado. Con el tiempo me dar¨ªa cuenta, como todos los que hemos aprendido a amar a Ishiguro, que en realidad lo que hac¨ªa a ese estilo tan particular era el uso, sobre todo y ante todo, literario del lenguaje. Y esta es una se?al muy importante del comit¨¦ que concede los Nobel.
Hay que tener en cuenta que el a?o pasado la Academia premi¨® a Bob Dylan, ante el estupor de muchos literatos, y que el a?o anterior hab¨ªa honrado a Svetlana Alexei¨¦vich, una impecable y valiente periodista en cuya obra el estilo queda anulado para dejar brillar la materia prima, la fuente, los testimonios. Ishiguro es todo lo contrario. En ¨¦l, el lenguaje y su uso art¨ªstico se hacen opacos, se dejan notar, acaban pesando. Ishiguro es un artesano, un orfebre de las palabras y de los g¨¦neros, con los que ha jugado siempre de forma muy audaz.
Si descubr¨ª a Ishiguro como lector con una novela de detectives, en realidad me enamor¨¦ de su obra con?Nunca me abandones, su versi¨®n l¨ªrica e intimista de la ciencia ficci¨®n y la distop¨ªa, que tan de moda est¨¢n gracias a la actual ¨¦poca dorada de las series de televisi¨®n. A¨²n recuerdo c¨®mo una buena amiga, que ya hab¨ªa acabado el libro, me desaconsejaba su lectura, porque, dec¨ªa, el final de la novela se vislumbraba desde casi las primeras p¨¢ginas.
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Lo que a ella le parec¨ªa un problema para m¨ª result¨® una bendici¨®n. No hay misterio ni tensiones innecesarias que distraigan al lector. Tanto?Nunca me abandones como su ¨²ltima obra, El gigante enterrado, ambientada en un mundo de fantas¨ªa art¨²rica, son las historias angustiosas de personas perdidas que buscan su lugar en el mundo, tratando de escapar de su particular caverna de Plat¨®n. La maestr¨ªa de Ishiguro, lo que le hace tan merecedor de este premio, es que crea un plano superior de comprensi¨®n para el lector.
En realidad el escritor act¨²a en esas novelas como Alfred Hitchcock en sus pel¨ªculas. El lector sospecha pronto qu¨¦ le ocurre a Kathy o a Axl y quiere a veces gritarles las soluciones a los personajes, que se mueven en un mundo injusto de enga?os y manipulaciones. Pero al final lo que importa es la experiencia personal de esos protagonistas, su lucha por encontrar un lugar en el mundo, m¨¢s que la trama en el nivel m¨¢s superficial de la novela.
Lo mismo hizo Ishiguro en su libro m¨¢s c¨¦lebre y mejor recibido por los cr¨ªticos, Los restos del d¨ªa, que es tambi¨¦n la subversi¨®n de otro g¨¦nero, el de la novela rom¨¢ntica brit¨¢nica. Como en casi todas sus novelas, poco sucede en apariencia en esta melanc¨®lica historia de un mayordomo de lealtad inquebrantable, pero en los niveles m¨¢s profundos hay una violencia y un caos latentes que nos enfrentan a preguntas trascendentales: ?Qui¨¦nes somos? ?Somos libres? ?Es el pasado solo fruto de nuestras decisiones? ?Y el futuro?
Autor de solo siete novelas, Ishiguro es ante todo un escritor, un escritor adem¨¢s de literatura de la grande. No importa por donde abordarle. Lo importante es hacerlo con la seguridad de que la lectura de sus libros producir¨¢ una gran desaz¨®n y llevar¨¢ al lector a preguntarse por ¨¦l mismo y por su lugar en la sociedad. Y eso es un valor que le hace merecedor ya no s¨®lo del Nobel, sino de la gratitud de todos los que hemos aprendido a amar la literatura con ¨¦l.
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Autor: Kazuo Ishiguro.
Editorial: Anagrama (2016).
Formato: tapa blanda (368 p¨¢ginas).
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