No exc¨¦ntrico, sino inadaptado
S¨¢nchez Ferlosio es al¨¦rgico a la pose, la impostura, las f¨®rmulas gastadas de la pedagog¨ªa pol¨ªtica
Uno de los mayores equ¨ªvocos en torno a Rafael S¨¢nchez Ferlosio es la idea de que su obra es la de un levantador de peso, cuando no es m¨¢s que la de un patinador (ejercicio, por cierto, al que dedic¨® muchas horas en su adolescencia). Tanto la halterofilia como el patinaje son una lucha contra la gravedad, pero si la primera (lineal) es un alarde de fuerza con un final previsto, el segundo (zigzagueante) se basa en el equilibrio, y podr¨ªa no tener fin: importa sobre todo el proceso, el acto de moverse. Una se enfrenta al peso del mundo. El otro, al peso de uno mismo.
Otro de los prejuicios que persiguen al autor de El Jarama es que se trata de un intransigente empe?ado en escribir p¨¢rrafos de dos p¨¢ginas. Pero basta cruzar dos palabras con ¨¦l o, sobre todo, leer sin anteojeras (y sin idolatr¨ªa) sus escritos sobre Alfanhu¨ª, Pinocho, los ni?os salvajes o su defensa del juego frente al deporte, para entender que el estilo Ferlosio nace siempre de una corrosiva mezcla de timidez y candidez. Despreocupado del futuro, superficial en el mejor sentido, un ni?o es para S¨¢nchez Ferlosio el que pierde la noci¨®n del tiempo jugando, no quien vive pendiente del futuro (no el que quiere ganar, llegar o progresar, el profundo, el adulto). De ah¨ª que ataque el programa orteguiano de "proyecto vital" y que considere "corrupci¨®n de menores" una pregunta como: "?T¨² qu¨¦ quieres ser de mayor?".
Pese al clich¨¦ abonado por sus partidarios, su modo de pensar no es tanto el de un exc¨¦ntrico (raro, hura?o, esas cosas que suelen repetirse) como el de un inadaptado (al¨¦rgico a la pose, la convenci¨®n, la impostura, las f¨®rmulas gastadas de la pedagog¨ªa pol¨ªtica, al grotesco papel de literato). El suyo es el pensamiento de un "ni?o negativo" que nos recuerda, sin descansar y sin darnos descanso, que el rey est¨¢ desnudo. Y lo hace, pese al clich¨¦, con una sonrisa soterrada. Porque el humor es otra constante de su obra: valga pensar en t¨ªtulos como Naranjito a caballo, Borriquitos con ch¨¢ndal, Qwertyuiop o en la hilarante escena de Manuel Fraga en el r¨ªo Alberche nadando contra la imparable corriente de la historia tal y como lo imagina en uno de sus libros fundamentales: Mientras no cambien los dioses nada habr¨¢ cambiado. Como dice de s¨ª mismo en un pecio famoso, Ferlosio ladra pero no muerde. Eso s¨ª, reniega del humor como g¨¦nero. Cuando se constituye en tal "es que ha resuelto apartarse respetuosamente de las cosas serias a fin de que estas puedan ejercer sin embarazo su petulante tiran¨ªa". Ning¨²n ni?o se toma los juegos a broma.
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