Qu¨¦ miedo da Plummer
No me parece notable pero tampoco gris¨¢cea. Es una pel¨ªcula bien contada, tensa, perversa a ratos, m¨¢s cerebral que sentimental
Aseguran algunos juglares eximios y doloridos que abril es el mes m¨¢s cruel. Sus razones tendr¨¢n, su sabidur¨ªa tendr¨¢ consciencia de las hecatombes que le pueden ocurrir al desamparado coraz¨®n en fechas tan primaverales. Como gozoso espectador de cine convencional s¨¦ que a comienzos de marzo se acab¨® mi alegr¨ªa. Comenzar¨¢ la ¨¦poca de saldos, de espect¨¢culos tan vac¨ªos como aparatosos, inestrenables pel¨ªculas de autor para disfrute de cuatro ilustrados y pomposos gatos. Pero en invierno casi siempre hay pel¨ªculas golosas para el paladar del cin¨¦filo (convencional, repito, o sea, como yo), se estrena todo lo que ha sido bendecido con nominaciones a los Oscar. Tambi¨¦n incluyen entre las elegidas para la gloria algunas muestras de cine independiente, Hollywood cumple con la cuota obligatoria hacia los pobres, y si entre ellos existe alguno que adem¨¢s de buenas intenciones posee verdadero talento se apresuran a ficharlo. Y si lo desea, que su esp¨ªritu siga militando en la indepencia, pero con los mejores medios a su disposici¨®n.
Todo el dinero del mundo no ha sido seleccionada como candidata al cine m¨¢s guapo del a?o en lengua inglesa, pero el ancestral credito comercial y art¨ªstico de Ridley Scott le permite estrenar su obra c¨®mo, d¨®nde y cu¨¢ndo le d¨¦ la gana. La tragedia, entre comillas, de este director, es que arranc¨® con tres obras maestras, como son Los duelistas, Alien, el octavo pasajero y Blade Runner y a partir de ah¨ª se limit¨® a ser un director muy eficiente (con algunos t¨ªtulos, pocos, impresentables) y uno de los jefes m¨¢s poderosos y prestigiosos de la industria. Para entendernos, a la altura de Steven Spielberg y pocos m¨¢s.
Me llegan noticias anticipadas y sospechosas sobre la grisura absoluta de su ¨²ltima pel¨ªcula. Tambi¨¦n la extendida idiotez de que lo ¨²nico positivo de ella es la suerte de que Christopher Plummer interpretara al gran villano, reemplazando a Kevin Spacey, al descubrirse su faceta de acosador sexual y ser condenado a las tinieblas y a no volver a ejercer su trabajo, en el que era un superdotado. Al parecer, Spacey ya hab¨ªa rodado su papel, por lo que la pel¨ªcula tuvo que ser remontada al sustituirle Plummer. Y efectivamente, la interpretaci¨®n del anciano Plummer es brillante, pero asegurar que este supera con creces a Spacey dando vida a monstruos muy humanos, especialidad suprema del protagonista de House of Cards, me parece una temeridad tan audaz como tonta. Y en cualquier caso, solo Ridley Scott y su equipo podr¨ªan constatar lo que ofrec¨ªa uno y el otro.
Todo el dinero del mundo no me parece notable pero tampoco gris¨¢cea. Es una pel¨ªcula bien contada, tensa, perversa a ratos, m¨¢s cerebral que sentimental, sobre el secuestro por la mafia calabresa que sufri¨® el nieto de Paul Getty, el fulano m¨¢s rico del universo, tambi¨¦n una bestia arrogante y c¨ªnicamente convencida de que todo y todos tienen un precio, coleccionista obsesivo de arte y antig¨¹edades pero incapaz de sentir compasi¨®n ante las desgracias del g¨¦nero humano, incluido su adolescente y desorejado nieto, alguien cuya ¨²nica regla vital y profesional son las p¨¦rdidas y las ganancias econ¨®micas.
Michelle Williams, musa del cine indie, tambi¨¦n se mueve con credibilidad, sobriedad expresiva y sentimiento en la gran producci¨®n. Y Mark Wahlberg, en el papel de mercenario mod¨¦lico del monstruo pero al que todav¨ªa le queda un resto de humanidad y de dignidad, est¨¢ muy correcto. Ridley Scott te hace compartir el miedo y la estupefacci¨®n de ese crio cuya vida est¨¢n negociando. Pero es cierto que el mayor im¨¢n reside en las apariciones del diab¨®lico personaje que interpreta Plummer, el mal dotado del poder absoluto que concede el excesivo dinero.
Babelia
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