¡°No mendigo risas¡±
El c¨®mico Jos¨¦ Mota ha creado una sociolog¨ªa haciendo humor de las cosas que no le gustan
Hablar de humor es algo que Jos¨¦ Mota (Montiel, 1965) se toma muy en serio. Es un arte que ¨¦l convierte casi en un tratado de filosof¨ªa: sobre monstruos, identidad, miedos y liberaciones. Tres d¨¦cadas lleva en primera l¨ªnea y con la ilusi¨®n intacta. El chavalillo de Montiel (Ciudad Real) nos hace re¨ªr porque lo que ve no le gusta. Y a trav¨¦s de ello ha creado una sociolog¨ªa. Cree que a carcajada limpia podemos arreglar algunas cosas. Lo toma como una responsabilidad.
Pregunta. Dar la cara para hacer re¨ªr, ?qu¨¦ agujetas an¨ªmicas provoca?
Respuesta. Bastantes, sobre todo cuando no te ves muy animado y tienes que sacar petr¨®leo de pozos que ya andan secos. Te encuentres como te encuentres, tienes que tirar. La comedia se compra como tubo de escape pero tambi¨¦n como motor de ilusi¨®n.
P. ?Se considera un camale¨®n? ?Sabe qui¨¦n es?
R. Ninguno sabemos qui¨¦n somos. Tenemos pistas. Lo vamos adivinando a ra¨ªz de que nos liberamos de los miedos. Miedos escogidos o heredados. Cuando estos nos abandonan, nuestra silueta se clarifica.
Todos llevamos dentro una vieja del visillo. Detr¨¢s de cada comedia hay tragedia. Al exorcizar todo eso digieres mejor los monstruos que habitan en ti"
P. ?Sabr¨ªa hacernos llorar?
R. Lo intentar¨ªa. Ah¨ª est¨¢ el caso de otros c¨®micos: Roberto Benigni en La vida es bella, por ejemplo, quien coge el testigo de Charlie Chaplin. Drama y comedia, cuando van de la mano, son un ca?onazo para la emoci¨®n.
P. ?C¨®mo se imita? ?Es un arte de instinto o construcci¨®n?
R. Es un boceto, una caricatura del alma de alguien. Importa m¨¢s la esencia de los personajes a que se parezca la voz. El contenido al continente.
P. ?Qu¨¦ tiene que ver El T¨ªo de la Vara con El Quijote?
R. Los dos desfacen entuertos.?El T¨ªo de la Vara es un superh¨¦roe de alma rural en entorno urbano que combate la prepotencia, a los sobraos y la tonter¨ªa.
P. ?Cu¨¢ntos cl¨¢sicos se ha le¨ªdo para que su personaje de El Cansino Hist¨®rico insulte como Dios manda?
R. Ese personaje nos cuenta qu¨¦ f¨¢cil es pasar del amor al odio. Para eso he le¨ªdo a varios pero sin atender c¨®mo nos dec¨ªan que deb¨ªamos leerlos en el colegio. M¨¢s bien como me ense?¨® mi padre a leer El Quijote, como un manual social de vivires y entenderes con ese desdoblamiento. ?l escrib¨ªa prosa y poes¨ªa. Me ense?¨® el valor de la palabra dignidad y respeto propio, como mi madre. Eran¡ Son los pilares de mi vida.
P. No se olvide de Montiel.
R. El no ruido de Montiel me ha permitido siempre apreciar cosas que con los ruidos en la gran ciudad no oyes. Si eres sensible y observador en lo peque?o encuentras lo grande: las virtudes y las ruindades del alma humana. La m¨ªa se alimenta y retroalimenta continuamente donde nac¨ª.
P. ?Cu¨¢ndo sali¨® de all¨ª?
R. Con 21 a?os. Me fui a hacer la mili a Zaragoza. No me he sentido nunca m¨¢s ajeno a m¨ª mismo que all¨ª. No sab¨ªa qu¨¦ hac¨ªa ni para qu¨¦: lo m¨¢s parecido al absurdo. Nunca me aflor¨® m¨¢s humor que paseando con un cetme al hombro.
P. ?Fue ah¨ª donde descubri¨® que pod¨ªa ser c¨®mico?
R. Lo vas descubriendo cuando sueltas chorradas en el cole y se r¨ªen. Eso me retroalimentaba m¨¢s¡
P. ?El ego?
R. Pues s¨ª, una satisfacci¨®n que me retaba a producir m¨¢s risa. Por eso no hay nada como el teatro. La respuesta inmediata no tiene comparaci¨®n, aunque la tele me haya dado el noventa por ciento de lo que soy.
P. Y meti¨¦ndose en charcos. Hasta la s¨¢tira pol¨ªtica. Alguna vez, en la tele le dijeron: cuidado¡
R. Jam¨¢s. Ni en Telecinco ni en RTVE. Los l¨ªmites me los he puesto yo. Como no entrar en aspectos de la vida privada de los personajes. Eso ser¨ªa mendigar risas. No mendigo risas. Es una barrera personal. El qu¨¦ y el c¨®mo.
P. ?Son esas las dos principales preguntas que debe hacerse un artista?
R. S¨ª¡ Desde luego. Y en mi caso, alejarme de lo ruin y zafio, escarbar en la intimidad para producir risas.
P. ?Cu¨¢ntas beatas cotillas ha tenido usted en la familia como La Vieja del Visillo?
R. Todos llevamos dentro una. Detr¨¢s de cada comedia hay tragedia. Al exorcizar todo eso digieres mejor los monstruos que habitan en ti. Cuando Blasa, uno de mis personajes, dice: 'Ay, se?or, ll¨¦vame pronto', hemos conocido a varias generaciones de mujeres as¨ª, entregadas a un marido que cuando mor¨ªa, no sab¨ªan qu¨¦ hacer. Con eso he querido reivindicarlas. Decirles: hay m¨¢s vida. Pero no vamos ahora por mal camino.
P. ?Qu¨¦ papel tiene el humor en las transformaciones sociales?
R. Es una puerta hacia la libertad. Por eso no debemos temerlo.
P. ?Temer qu¨¦?
R. Los monstruos que alimentan el miedo y la inseguridad.
P. ?Cu¨¢les son sus monstruos? ?El humor le libera de ellos?
R. Donde hay amor, no existe el miedo. Aunque a veces esa palabra nos haga chillar porque implica compromiso. M¨¢s cuando en este tiempo, lo ¨²nico que viaja m¨¢s r¨¢pido que la luz es el odio. Pareciera que vivimos m¨¢s c¨®modos en el odio que en el amor. Una pena. La pol¨ªtica se retroalimenta de eso y no me gusta. Echo mucho de menos los tiempos de la Transici¨®n, incluso con todos sus defectos. Sentarse y hablar pese a las diferencias. Su logro y su milagro son incuestionables. Y fue cuesti¨®n de voluntades. Pero no te he contestado cu¨¢les son mis monstruos.
P. Eso¡
R. ¡ La soledad acompa?ado. Sentirte solo en compa?¨ªa de alguien. Eso me parece terrible. Afortunadamente, yo no paso por ah¨ª.