La ambulancia familiar que patrulla las madrugadas de Ciudad de M¨¦xico
El director estadounidense Luke Lorentzen grab¨® durante tres a?os el trabajo nocturno de los Ochoa, que muestra las deficiencias del sistema sanitario en la capital mexicana
Luke Lorentzen (Estados Unidos, 1993) paseaba una noche por la Roma, un barrio c¨¦ntrico de Ciudad de M¨¦xico, cuando vio a Josu¨¦, un chico de 8 a?os, jugando a la pelota casi dentro de una ambulancia particular. Lorentzen se acerc¨®, con curiosidad, a ese grupo de param¨¦dicos que parec¨ªa esperar la urgencia diaria que les da de comer. Esa madrugada, este director de cine acept¨® la invitaci¨®n de la familia Ochoa de subir a la ambulancia y ver desde dentro el trabajo que realizan. Cuando se top¨® con su historia, desde la primera no...
Luke Lorentzen (Estados Unidos, 1993) paseaba una noche por la Roma, un barrio c¨¦ntrico de Ciudad de M¨¦xico, cuando vio a Josu¨¦, un chico de 8 a?os, jugando a la pelota casi dentro de una ambulancia particular. Lorentzen se acerc¨®, con curiosidad, a ese grupo de param¨¦dicos que parec¨ªa esperar la urgencia diaria que les da de comer. Esa madrugada, este director de cine acept¨® la invitaci¨®n de la familia Ochoa de subir a la ambulancia y ver desde dentro el trabajo que realizan. Cuando se top¨® con su historia, desde la primera noche, supo que hab¨ªa que contarla. Ellos, con su ambulancia autogestionada, son un ejemplo entre las decenas de param¨¦dicos que trabajan por la noche en la capital y cubren las carencias de un sistema de ambulancias gubernamental y de la Cruz Roja que no llega a las 45 unidades para nueve millones de habitantes.
Las dos primeras historias del documental Familia de medianoche son un reflejo de la realidad diaria de M¨¦xico. Primero toca trasladar a un herido de bala que lleva agonizando sobre el asfalto m¨¢s de 40 minutos. La familia Ochoa le aplica un torniquete y lo traslada a un hospital sin recibir un solo peso. El a?o 2019 fue el m¨¢s violento de la historia reciente de M¨¦xico con m¨¢s de 35.000 asesinatos anuales. La segunda historia plasma el deterioro de la sociedad mexicana. Cuando la familia llega a una gasolinera se encuentran a Andrea, una chica de 18 a?os que acababa de ser agredida brutalmente por su novio. Este, tras darle un cabezazo y romperle el tabique nasal, huy¨®. Ensangrentada y con un ataque de nervios, las primeras palabras de Andrea al subir a la ambulancia son: ¡°?Esto cu¨¢nto cuesta!, ?es muy caro verdad?¡± Los param¨¦dicos callan mientras intentan tranquilizarla.
Lorentzen acaba de llegar a la capital para el estreno del documental este 6 de marzo en los cines de M¨¦xico. El director, asegura en entrevista con EL PA?S, que los temas elegidos no son una casualidad. ¡°Quer¨ªa que cada accidente de alguna forma retratara la realidad de M¨¦xico, cosas que se ven de forma habitual en este pa¨ªs¡±, explica.
Uno de los dilemas de esta familia, que solo tiene su ambulancia para salir adelante, es la falta de pago por parte de los pacientes a los que trasladan. ¡°En los tres a?os de rodaje dir¨ªa que el 70% de las veces nadie paga. La familia est¨¢ trabajando en un sistema imposible, en el que ni los pacientes ni los Ochoa est¨¢n sobreviviendo¡±, lamenta Lorentzen. El director asegura que en la mayor¨ªa de los casos la familia lo que pide es un apoyo, a veces hasta 200 pesos (10 d¨®lares) para cubrir la gasolina, pese a eso la gente se niega. ¡°Ellos buscan la manera de sobrevivir, pero la gente en general piensa que una ambulancia tiene que ser gratis¡±, explica y sigue ¡°hay situaciones en las que cada segundo cuenta. Las primeras en llegar a un accidente son siempre las ambulancias particulares, luego quiz¨¢s las de la Cruz Roja y para cuando lleguen las gubernamentales, si es grave, la v¨ªctima seguramente est¨¦ muerta¡±.
El tiempo medio de llegada de una ambulancia gubernamental a un accidente supera los 45 minutos. La secretaria de Gesti¨®n Integral de Riesgos y Protecci¨®n Civil, Myriam Urz¨²a Venega, asegur¨® en julio pasado que para este a?o se espera reducir ese tiempo de espera a 15 minutos, algo que, seg¨²n explic¨®, reducir¨¢ la necesidad de las ambulancias privadas.
Son muchas las cr¨ªticas que han recibido este tipo de servicios en los ¨²ltimos a?os en M¨¦xico. Desde asaltantes hasta estafadores han sido los descalificativos por pedir un precio excesivo supuestamente aprovech¨¢ndose de la vulnerabilidad de las situaciones que se viven cada noche. ¡°En cada accidente la familia se enfrentaba a un dilema ¨¦tico. Es verdad que hay que regularlo. Hay muchas ambulancias que no tienen nada de equipo y que son operadas por gente sin conocimientos. Pero creo que la pel¨ªcula refleja bien c¨®mo la familia Ochoa siempre est¨¢ intentando cumplir con todo, ellos quieren ser un negocio profesional¡±, explica Lorentzen. Aunque no se tienen cifras concretas sobre el n¨²mero de ambulancias privadas que operan en la capital, el Escuadr¨®n de Rescate y Urgencias M¨¦dicas (ERUM) asegura que tiene identificadas al menos 80, casi el doble de las que se ofrecen en Ciudad de M¨¦xico.
Juan Ochoa es uno de los personajes principales. El joven de 20 a?os lleva seis al mando de la ambulancia. Siempre estresado, Juan lleva al espectador al l¨ªmite con sus recorridos quemando llanta por la ciudad. Todav¨ªa con su uniforme de param¨¦dico, el joven llega para la proyecci¨®n del documental. ¡°No es f¨¢cil. Cada noche vivimos la peor situaci¨®n en la vida de una persona. Es normal que por temporadas tengamos estr¨¦s postraum¨¢tico u otros problemas. Hay que tener mucha fuerza mental¡±, comenta Ochoa.
El curioso Josu¨¦, que regala continuamente momentos de humor e inocencia, ha visto m¨¢s muertos que los que ver¨¢ cualquier persona a lo largo de su vida. Tiene claro que ser¨¢ el heredero del negocio, si es que se le puede llamar as¨ª. El joven llega a la proyecci¨®n del documental arreglado con su peque?a chaqueta, sus mofletes sonrojados y una sonrisa contagiosa. Aunque ya no le dejen llevar la pelota a la ambulancia, ¨¦l se conforma con pasar las noches junto a sus hermanos y su pap¨¢. Lleva dos a?os sin faltar una noche, ¡°siempre que cumpla con sus obligaciones¡±, puntualiza Juan mientras le da un golpecito en la espalda. Nadie sabe el futuro de las ambulancias privadas en la capital, en cualquier caso, la de la familia Ochoa estar¨¢ en buenas manos.