El exorcismo mexicano de Joan Fontcuberta
El artista visual presenta Mictl¨¢n, una exposici¨®n y un libro sobre la memoria de las im¨¢genes a trav¨¦s de cosmovisi¨®n del inframundo mexica
Sobre un fondo rojo, dos manos sostienen un coraz¨®n. En la fotograf¨ªa se ven siete dedos en primer¨ªsimo plano sujetando una masa negra y con una especie de mordisco blanco en el centro. Parece un zoom de La Dolorosa, la Virgen Mar¨ªa con el coraz¨®n taladrado por siete pu?ales. Pero en realidad es la imagen de una autopsia. En realidad, es una segunda foto sobre esa primera imagen, cerrando el encuadre al m¨¢ximo para que solo se aprecien los dedos y el coraz¨®n.
La original es sobre todo una foto enferma, moribunda, ag¨®nica, una imagen con alzheimer, sin memoria. Una de las 1.200 fo...
Sobre un fondo rojo, dos manos sostienen un coraz¨®n. En la fotograf¨ªa se ven siete dedos en primer¨ªsimo plano sujetando una masa negra y con una especie de mordisco blanco en el centro. Parece un zoom de La Dolorosa, la Virgen Mar¨ªa con el coraz¨®n taladrado por siete pu?ales. Pero en realidad es la imagen de una autopsia. En realidad, es una segunda foto sobre esa primera imagen, cerrando el encuadre al m¨¢ximo para que solo se aprecien los dedos y el coraz¨®n.
La original es sobre todo una foto enferma, moribunda, ag¨®nica, una imagen con alzheimer, sin memoria. Una de las 1.200 fotograf¨ªas seleccionadas por Joan Fontcuberta tras investigar en media docena de archivos de Pachuca, M¨¦rida y Ciudad de M¨¦xico como parte de su proyecto Trauma. Un ejercicio de espeleolog¨ªa de la imagen rescatando materiales ?desde el siglo XIX a los a?os 60? castigados por la humedad, los hongos o el calor, que provocan en las antiguas pel¨ªculas de acetato de celulosa el llamado ¡°s¨ªndrome del vinagre¡±: las superficies se hinchan y se deforman, aparecen burbujas y los colores pierden intensidad y languidecen en tonos p¨¢lidos.
¡°Lo que hago es identificar los materiales que me interesan e intervenirlos, un poco en la tradici¨®n del arte encontrado de los surrealistas o los ready-mades¡±, explicaba Fontcuberta (Barcelona, 1955) el viernes pasado durante la presentaci¨®n de Mictl¨¢n, una exposici¨®n en la galer¨ªa Hydra de Ciudad de M¨¦xico, que da t¨ªtulo tambi¨¦n a un fotolibro. Si Marcel Duchamp coloc¨® una rueda de bicicleta sobre un taburete de cocina o una taza de w¨¢ter en la sala de un museo para cambiar el significado de los objetos al desplazarlos de su contexto, Fontcuberta se apropia de ¡°los archivos para extraer otros sentidos abocados a la narrativa de las postmemoria¡±, un terreno cercano a la alquimia, m¨¢s volcado a la invenci¨®n que al recuerdo.
El artista visual y te¨®rico de la imagen catal¨¢n ?Premio Hasselblad (el Nobel de la disciplina) o Premio Nacional de Fotograf¨ªa y de Ensayo en Espa?a? lleva m¨¢s de tres d¨¦cadas en una cruzada contra los pilares tradicionales de la fotograf¨ªa: la verdad y la memoria. Ambas son, para ¨¦l, un bulo. Las im¨¢genes son construcciones ideol¨®gicas, un campo de batalla pol¨ªtico. Porque 10 fot¨®grafos delante del mismo hecho contar¨¢n 10 realidades distintas. Sus trabajos le han colocado como una de las primeras espadas de la llamada posfotograf¨ªa. Antes de la invasi¨®n de las fake news, se invent¨® astronautas sovi¨¦ticos que aparec¨ªan en supuestos documentos y fotos descalcificadas por el Kremlin; o a un fot¨®grafo valenciano, con su libro de familia, su entrada en Wikipedia, art¨ªculos acad¨¦micos y 15.000 fotograf¨ªas.
En un mundo saturado de im¨¢genes, ¨¦l ya no se dedica a sacar m¨¢s fotos, sino a manipularlas, resucitarlas, practicarles un exorcismo. Para su proyecto mexicano recurre desde el t¨ªtulo a la cosmovisi¨®n del Mictl¨¢n: las nuevas etapas del inframundo que deb¨ªan transitar los muertos. Nezahualc¨®yotl, el rey-poeta de Texcoco, lo describ¨ªa as¨ª: ¡°ya os fuisteis al lugar obscur¨ªsimo que no tiene luz, ni ventanas, ni hab¨¦is m¨¢s de volver de all¨ª¡±. Como las im¨¢genes en descomposici¨®n de su muestra y su libro ¡°los difuntos se vuelven los descorporizados, los descarnados: despojos de cad¨¢veres¡±, apunta el artista.
De la mano de la tradici¨®n mexica, su ejercicio de posmemoria invoca a otros significados de las fotos del archivo. Las originales son fotos de la Revoluci¨®n de 1911, de bodas y bautizos, retratos, paisajes, fusilamientos o desnudos. La imagen de la autopsia acompa?a la etapa del Mictl¨¢n en la que los corazones de los difuntos son devorados por jaguares. Un retrato tan da?ado que ya casi se ha convertido en un fundido en negro, atravesado por una l¨ªnea blanca en horizontal, simboliza la fase en la que las carnes son cortadas por vientos de obsidiana. ¡°La posmemoria ¨Cexplica Fontcuberta en uno de los textos del libro¨C no se conecta con los hechos mediante una mera constancia de datos sino a trav¨¦s de una implicaci¨®n creativa, da voz a los marginados y produce nuevas empat¨ªas con el pasado¡±.