Iv¨¢n Aledo o la b¨²squeda de la belleza
Con la llegada del digital y el declive del celuloide, el montador dej¨® TVE en los ochenta para dedicarse al cine, su pasi¨®n. Y ah¨ª dej¨® su huella
Desde el pasado viernes 5 no logr¨® sacudirme de encima la inesperada muerte de Iv¨¢n Aledo, quien fue compa?ero m¨ªo en Televisi¨®n Espa?ola, adem¨¢s de amigo. Llegamos a la empresa cuando se gestaba la segunda cadena, en 1974. Con no muchos d¨ªas de diferencia pisamos Prado del Rey de la mano del gran Luis Tom¨¢s Melgar, realizador legendario y antiguo miembro de la revista Acento. Melgar, lleno de entusiasmo contagioso, construy¨® un equipo joven. ...
Desde el pasado viernes 5 no logr¨® sacudirme de encima la inesperada muerte de Iv¨¢n Aledo, quien fue compa?ero m¨ªo en Televisi¨®n Espa?ola, adem¨¢s de amigo. Llegamos a la empresa cuando se gestaba la segunda cadena, en 1974. Con no muchos d¨ªas de diferencia pisamos Prado del Rey de la mano del gran Luis Tom¨¢s Melgar, realizador legendario y antiguo miembro de la revista Acento. Melgar, lleno de entusiasmo contagioso, construy¨® un equipo joven. A los montadores de cine les hac¨ªa unos ex¨¢menes pr¨¢cticos: cargar en la moviola la imagen y el sonido de una entrevista sin sincron¨ªa. Hab¨ªa que sincronizarla para que los labiales coincidiesen con el sonido. Iv¨¢n, estudiante de Historia del Arte en la facultad de Filosof¨ªa y Letras de Madrid, apareci¨® con su casco motero en el s¨®tano de Radio Nacional de Espa?a para superar la prueba; apenas sab¨ªa enhebrar el celuloide y la cinta magn¨¦tica; recurri¨® a m¨ª, que ojeaba en la puerta de la sala.
Adem¨¢s de bonhom¨ªa, Iv¨¢n pose¨ªa un acentuado sentido del humor y enorme talento. En la sala de montaje, en los ratos libres, se dedicaba a dibujar con rotuladores de colorines historietas que luego fotocopiaba en Rank Xerox, la empresa que dirig¨ªa su padre. De ¨¦l hered¨® su admiraci¨®n por el arte, pues Guillermo G. Aledo, padre de siete hijos, despu¨¦s de colgar los distintivos de capit¨¢n de corbeta de la Armada fue pintor profesional volcado en las marinas a la acuarela. Otro de sus hijos, Jaime Aledo, es tambi¨¦n artista; perteneci¨® a la nueva figuraci¨®n madrile?a pero practica el pop conceptual. Otro de los hermanos, Polo, igualmente trabaj¨® en TVE como montador de sonido, pero la parca se lo llev¨® muy temprano, en 2009. Adem¨¢s de dibujar, a Iv¨¢n le gustaba jugar en la moviola; con los descartes de alg¨²n reportaje constru¨ªa relatos. A las im¨¢genes en blanco y negro del atentado a Carrero Blanco les puso la m¨²sica de Los Tres Cerditos con el estribillo ¡°?Qui¨¦n teme al lobo feroz?¡±. Carcajeaba como un ni?o travieso.
Con ¨¦l asist¨ª a una de las reuniones fundacionales de las Comisiones Obreras de TVE en 1976, todav¨ªa en la clandestinidad, en el despacho de abogados laboralistas de la calle Ortega y Gasset, gobernado por Francisca Sauquillo. De noche, envueltos en una humareda de casino, se discuti¨® acerca del futuro sindicato que no tardar¨ªa en salir a la luz. Pero si en algo milit¨® Iv¨¢n fue en la cinefilia, adoraba la nouvelle vage y era un asiduo de las salas, especialmente el Cinestudio Griffith. Javier Maqua le convirti¨® en personaje de novela en Las condiciones objetivas (1982), el trasunto montador Federico. Con la llegada del digital y el declive del celuloide, Iv¨¢n dej¨® la tele en los ochenta para dedicarse al cine, su pasi¨®n. Y ah¨ª dej¨® su huella. Todav¨ªa le veo a lomos de su BMW persiguiendo sombras o en busca de la belleza, qui¨¦n sabe.
Iv¨¢n Aledo muri¨® el jueves 4 en el hospital La Luz de Madrid a causa del coronavirus.
J. Benito Fern¨¢ndez es periodista y escritor.