Jessica Andrews: ¡°La gran novela masculina de la tradici¨®n anglosajona tiene los d¨ªas contados¡±
La escritora, intensa nueva voz de las letras ¡®indies¡¯ brit¨¢nicas', pone orden a su disfuncional familia de clase obrera en ¡®Agua salada¡¯
No lleva mascarilla. Dice que nadie aqu¨ª la lleva. Aqu¨ª es Garraf, la peque?a poblaci¨®n, de poco m¨¢s de 400 habitantes, en la que Antoni Gaud¨ª levant¨® su obra menos visitada, las Bodegas G¨¹ell. Tan peque?a es ¡ªtoda costa, alguna calle, la carretera que lleva a Sitges¡ª que ni siquiera tiene supermercado. Jessica Andrews (Sunderland, Inglaterra, 28 a?os), intensa nueva voz de las letras indies brit¨¢nicas ¡ªcomo la joven novelista irlandesa Sally Rooney pero del extrarradio ingl¨¦s¡ª ha pasado el ...
No lleva mascarilla. Dice que nadie aqu¨ª la lleva. Aqu¨ª es Garraf, la peque?a poblaci¨®n, de poco m¨¢s de 400 habitantes, en la que Antoni Gaud¨ª levant¨® su obra menos visitada, las Bodegas G¨¹ell. Tan peque?a es ¡ªtoda costa, alguna calle, la carretera que lleva a Sitges¡ª que ni siquiera tiene supermercado. Jessica Andrews (Sunderland, Inglaterra, 28 a?os), intensa nueva voz de las letras indies brit¨¢nicas ¡ªcomo la joven novelista irlandesa Sally Rooney pero del extrarradio ingl¨¦s¡ª ha pasado el confinamiento comprando comida enlatada en el colmado para turistas que tiene aqu¨ª en Garraf al lado de casa. Tambi¨¦n ha estado escribiendo. Ha terminado su segunda novela. La primera, Agua salada (Seix Barral), sobre la mesa en la ¨²nica terraza abierta y solitaria del pueblo, un enorme restaurante que se yergue sobre el mar, tambi¨¦n la escribi¨® confinada.
Aquella vez, en la casa de su abuelo, en Donegal, Irlanda. Tuvo solo un par de meses, los que se permiti¨® escapar de sus ¡°mil trabajos¡± en Londres. ¡°Quiero que quede claro. Puede que el mundillo editorial est¨¦ abierto a que los que venimos de abajo publiquemos, pero no es nada f¨¢cil. Crecemos en casas que no entienden el sentido de la escritura, a veces sin que en ellas haya un solo libro. Vamos a escuelas en las que tus amigos no entienden por qu¨¦ lees. Si llegas a la universidad, muchas veces, como es mi caso, eres la primera de la familia que lo ha hecho y quieren de ti que te busques una profesi¨®n que ellos entienden con futuro, y las letras ah¨ª no entran. Una vez all¨ª, tienes que trabajar adem¨¢s de estudiar, por lo que tu tiempo se minimiza y tambi¨¦n disminuye tu ilusi¨®n. Hay que persistir y no olvidar nunca lo que quieres para intentarlo, y a lo mejor ni siquiera lo consigues¡±, dice. ¡°No eres igual que el resto, y lo que ves es un espejismo¡±, a?ade.
Con la intenci¨®n de que nadie a su alrededor tirase la toalla, puso en marcha en aquella ¨¦poca The Grapevine, revista literaria que da salida a la obra de aquellos que a¨²n no han tenido su oportunidad. ¡°Quer¨ªa crear una comunidad, que sintieran que no est¨¢n solos, que lo que hacen tiene sentido¡±, dice. Andrews est¨¢ tomando un caf¨¦ con leche. Tiene su diario encima de la mesa. Va con ¨¦l a todas partes. Y esas partes son muchas. En los cuatro a?os que han pasado desde que termin¨® su licenciatura en Literatura inglesa ha vivido en Santa Cruz, Par¨ªs, Donegal, Londres, Barcelona, y Garraf, porque, como la protagonista de su novela, Lucy, pensaba que lejos de todo lo que le resultase familiar, podr¨ªa llegar a ser ¡°la versi¨®n m¨¢s absoluta¡± de s¨ª misma. ¡°Me cre¨ª todas las chorradas de Jack Kerouac, y ni siquiera se estaba dirigiendo a m¨ª¡±, apunta. Su despertar literario se lo brind¨® Andrea Ashworth con su libro Once in a House on Fire.
¡°No empec¨¦ a leer de verdad hasta que acab¨¦ la universidad y me di cuenta de que hab¨ªa algo m¨¢s que esa llamada gran novela masculina¡±, dice. Ahora cree que esa gran novela masculina de la tradici¨®n anglosajona ¡°tiene los d¨ªas contados¡±. La visceral y evocadora forma de narrar que ella practica, como quien da pinceladas, aqu¨ª y all¨¢, a un cuadro que solo se completa al final ¡ªun poco como ocurre en la narrativa de Valeria Luiselli¡ª, es un tipo de reacci¨®n contra lo establecido, literariamente hablando. Agua salada es una fotograf¨ªa (o un pu?ado de ellas) de su vida ¡ªun padre alcoh¨®lico y ausente, los abuelos como seres de otro planeta en los que nada de lo que ella quiere tiene sentido, un hermano discapacitado, una madre todopoderosa y comprensiva¡ª, y a la vez no lo es, porque la vida ¡°es caos¡± y lo que contiene la novela es orden, ¡°el orden que no supe ver en su momento¡±. Un buen ejemplo de esto es, reflexiona, que si ella ha acabado siendo escritora es gracias, en buena parte, a que su hermano era sordo. ¡°Me hizo consciente de lo poderoso que es el lenguaje, y lo necesario de la palabra escrita¡±, dice.
La ma?ana en que se celebra la entrevista hay algunas familias ba?¨¢ndose en la playa, a sus espaldas. El pueblo acaba de estrenar la fase 2. A veces ella tambi¨¦n nada por las ma?anas. No hay buenos ni malos en su novela, porque no cree que los hubiera tampoco en su vida. O s¨ª, pero sostiene que hay que encajarlo todo: ¡°Aunque estaba enfadada con mi padre, tambi¨¦n le quer¨ªa, no pod¨ªa evitar quererle, ?y ten¨ªa que resistirme a hacerlo?¡±. Niega con la cabeza. Cuando escribe, Andrews intenta volver a mirar el mundo como lo har¨ªa un ni?o. ¡°Estar atenta a los detalles, que nada sea rutinario, que todo sea nuevo y quiera decirme algo¡±. Se?ala el mantel en el que hay un ancla bordada. ¡°Esto¡±, por ejemplo. Anclarse es lo que busca y de lo que huye su personaje, y ella misma. ¡°?Puedo pertenecer sin ser propiedad?¡±, se pregunta. Porque as¨ª se ha sentido todo este tiempo. Sent¨ªa que su familia esperaba de ella algo que ella no era. ¡°Cuando eres la persona que rompe sientes a la vez culpa y responsabilidad, y al perder el ¨²nico papel que te sabes, est¨¢s perdida, no tienes mapa¡±.