Cr¨®nica de una epidemia apenas anunciada
En el ensayo ¡®Los d¨ªas de la fiebre¡¯ Andr¨¦s Felipe Solano reconstruye la respuesta a la covid-19 en Corea del Sur
¡°Como un animal dormido por los a?os, nuestros miedos m¨¢s primitivos empiezan a despertar y apenas nos damos cuenta (...) Aqu¨ª nadie quiere poner en su boca la palabra virus, con su sabor a colch¨®n h¨²medo, tizones quemados y lej¨ªa¡±. Con reflexiones as¨ª, confesiones y detalles solo en apariencia nimios va Andr¨¦s Felipe Solano (Bogot¨¢, 42 a?os) tejiendo Los d¨ªas de la fiebre (Temas de hoy), un testimonio literario a medio camino entre la cr¨®nica period¨ªstica de largo aliento, el diario y el ensayo que narra los meses de zozobra en los que ...
¡°Como un animal dormido por los a?os, nuestros miedos m¨¢s primitivos empiezan a despertar y apenas nos damos cuenta (...) Aqu¨ª nadie quiere poner en su boca la palabra virus, con su sabor a colch¨®n h¨²medo, tizones quemados y lej¨ªa¡±. Con reflexiones as¨ª, confesiones y detalles solo en apariencia nimios va Andr¨¦s Felipe Solano (Bogot¨¢, 42 a?os) tejiendo Los d¨ªas de la fiebre (Temas de hoy), un testimonio literario a medio camino entre la cr¨®nica period¨ªstica de largo aliento, el diario y el ensayo que narra los meses de zozobra en los que el coronavirus se expandi¨® por Corea del Sur y c¨®mo el pa¨ªs fue capaz de aplacarlo. ¡°Nunca he llevado un diario. Me parece fatigante, prefiero olvidar y tratar de recordar a llevar un registro minucioso de mi vida. Sin embargo, en 2013 escrib¨ª algo parecido a un diario bajo el t¨ªtulo Corea, apuntes desde la cuerda floja. Con el tiempo entend¨ª que este tipo de escritura me era ¨²til en caso de emergencia¡±, cuenta el autor desde Se¨²l, donde vive desde hace siete a?os.
Lo que nos recuerda este ¨²ltimo virus es que la pugna entre superstici¨®n y avances cient¨ªficos est¨¢ en el centro de la experiencia humana
Los d¨ªas de la fiebre es un breve artefacto literario con el que Solano narra c¨®mo se vac¨ªan las calles y la gente se confina sin una orden del Gobierno, c¨®mo surge una aplicaci¨®n para cada cosa, c¨®mo el extremismo religioso ayuda en secreto a la propagaci¨®n del virus, c¨®mo una sociedad preparada para una guerra en cualquier momento contra los vecinos del norte tiene m¨¢s predisposici¨®n a hacer lo que sea necesario. ?C¨®mo se logra un tono tan particular en un libro como este, literatura de emergencia sobre una crisis en curso? ¡°La verdad es que fue escrito en tan poco tiempo y en circunstancias tan extra?as que no tuve tiempo para hacerme la pregunta por el tono y el estilo. Lo ¨²nico que s¨¦ es que cuando escrib¨ª el final del primer mes me dije que deber¨ªa seguir ese camino. Si pod¨ªa hilar copos de nieve, infectados y faisanes en un mismo p¨¢rrafo el libro tendr¨ªa sentido¡±.
Por su secretismo, su rechazo de la ciencia y su extensi¨®n por distintos puntos del pa¨ªs, la secta evangelista Sincheonji fue clave a la hora de propagar el virus en los primeros meses del a?o. Hasta que se descubri¨®. ¡°A menudo pienso en la paciente 31, la s¨²per propagadora de Shincheonji. Sin ella, es posible que el virus se hubiera esparcido silencioso y habr¨ªa sido muy dif¨ªcil atajarlo, como ha pasado en otros pa¨ªses. Pero tambi¨¦n es cierto que Corea estaba preparada. Es tan simple como eso¡±, afirma Solano para explicar el ¨¦xito del modelo de su pa¨ªs de adopci¨®n. El miedo, el poder de lo irracional y su lucha contra la ciencia est¨¢n tambi¨¦n presentes en este relato de poco m¨¢s de 120 p¨¢ginas. ¡°Quiz¨¢s lo que nos recuerda este ¨²ltimo virus, como cualquier plaga conocida y por conocer, es que la pugna entre superstici¨®n y avances cient¨ªficos est¨¢ en el centro de la experiencia humana. Me parece que la diferencia fundamental es que ahora el dinero est¨¢ en el centro de ese pulso y si no nos damos cuenta, tambi¨¦n se tragar¨¢ el futuro¡±, sostiene.
Me pregunto de d¨®nde habr¨¢ salido esa frase tan tonta de que los ojos son el espejo del alma
Los coreanos viven una vida controlada y monitorizada, en la que sus interacciones van dejando rastro digital, al igual que ocurre un poco en cualquier sitio, defiende Solano. ¡°Sinceramente, cuando leo ese tipo de cosas que infieren que aqu¨ª estamos todo el tiempo con un dron encima, pienso si acaso Occidente no estar¨¢ proyectando todos sus miedos, sus fantas¨ªas y oscuros deseos en Oriente¡±. Sin embargo, la pregunta es inevitable. ?Hasta d¨®nde puede llegar un gobierno? ¡°En caso de que alguien pueda resultar contagiado y morir, que no sea posible sacrificar algo de privacidad me parece un total desprop¨®sito. Quiz¨¢s la gente se imagina que los investigadores epidemiol¨®gicos se van a meter a sus tel¨¦fonos a comprobar si tienen fotos desnudos o a leer las quejas sobre padres y amigos a los que odian en secreto. Y no. Es como si a los bomberos no se les dejara entrar mientras la casa se quema¡±, responde.
Solano escribi¨® este libro desde el apartamento donde vive con su mujer, medio confinados, pero sali¨® a la calle, mir¨® a la gente, a los trabajadores de un restaurante que no ha cerrado, a un sin techo, a quienes se cruzaron con ¨¦l y hab¨ªan cambiado su mirada bajo la m¨¢scara. ¡°Extra?o las narices y las bocas. Me pregunto de d¨®nde habr¨¢ salido esa frase tan tonta de que los ojos son el espejo del alma¡±, reflexiona. Y, de nuevo, de una p¨¢gina a otra, de lo cotidiano a lo geopol¨ªtico. Durante la crisis, las dos Coreas se acercaron de manera simb¨®lica, cuenta el autor colombiano. ¡°Se tocaron por segundos, con casos como la intervenci¨®n del gobierno para racionar las mascarillas, pero m¨¢s all¨¢ de eso viven de espaldas¡±.
¡°En estos momentos no hay nada m¨¢s triste que un novelista especulando sobre el futuro¡±, mantiene en un momento del libro. ?C¨®mo se siente en esta situaci¨®n un escritor que cuenta un presente que ser¨¢ pasado reciente para el lector? ¡°Ansioso al pensar que ese pasado se derrumbar¨¢ sobre el presente. Otras veces solo con ganas de meter los pies en un arroyo y poco m¨¢s¡±, responde Solano como si estuviera escribiendo la ¨²ltima p¨¢gina del libro del virus.
Nostalgia del futuro
'Los d¨ªas de la fiebre' es una obra plagada de referencias literarias y cin¨¦filas, que tambi¨¦n se cuelan en la entrevista.¡°Como todo libro que se ocupa del significado de estar vivos, este tambi¨¦n quiere habitar el tiempo y a la vez escapar de ¨¦l. En un par de frases sent¨ª que hab¨ªa sido capaz de encapsular esa doble intenci¨®n, pero claro, eso es algo que no se puede planear. A veces pasa, la mayor¨ªa de las veces no. Por supuesto, Leonard Cohen explica mucho mejor todo esto: ¡°Si supiera de donde vienen las buenas canciones, visitar¨ªa ese lugar all¨ª m¨¢s a menudo. Es una condici¨®n misteriosa. Casi como la vida de una monja cat¨®lica. Est¨¢s casado con un misterio¡±, reflexiona.
Luis Bu?uel y J.G. Ballard son dos recursos que Solano usa en sus explicaciones. ?Vivimos en un mundo ¡®ballardiano¡¯? ¡°No creo, a Ballard no se le habr¨ªa ocurrido esa tr¨ªada Trump-Bolsonaro-Johnson. Con Ballard siento que me pasa lo mismo que cuando pienso en las canciones de Kraftwerk: es como si me entrara una nostalgia por un futuro que en realidad nunca lleg¨®. Lo nuestro es mucho m¨¢s pedestre y por eso mismo aterrado¡±.