Panticosa
La m¨²sica es como una casa, y yo vivo en el quinto. La literatura tambi¨¦n lo es, en ella vivo en el primero. Me paso el d¨ªa subiendo del primero al quinto
Estaba en el Balneario de Panticosa y sonaba la adaptaci¨®n para dos pianos que Franz Liszt hizo de la Novena sinfon¨ªa de Beethoven. Los dos pianistas eran los hermanos Moreno Gista¨ªn. Me emocionaron esos dos pianos, adem¨¢s cre¨ª estar viviendo dentro de una novela, dentro de La monta?a m¨¢gica de Thomas Mann. Los pianistas transformaban sus rostros al calor de la tecla pulsada....
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Estaba en el Balneario de Panticosa y sonaba la adaptaci¨®n para dos pianos que Franz Liszt hizo de la Novena sinfon¨ªa de Beethoven. Los dos pianistas eran los hermanos Moreno Gista¨ªn. Me emocionaron esos dos pianos, adem¨¢s cre¨ª estar viviendo dentro de una novela, dentro de La monta?a m¨¢gica de Thomas Mann. Los pianistas transformaban sus rostros al calor de la tecla pulsada. Dios santo, pens¨¦, es Beethoven y Liszt al mismo tiempo. Es la alegr¨ªa con causa.
Y estoy en Panticosa, uno de los lugares m¨¢s bellos de Espa?a, tal vez el m¨¢s bello. Las monta?as del Pirineo de Huesca le ganan en belleza al Mediterr¨¢neo y al Atl¨¢ntico. Por eso cada a?o se celebra una semana de la m¨²sica en el decimon¨®nico Gran Hotel, un edificio lleno de glamur. En la plaza del Balneario se levanta un hotel nuevo, dise?ado por Rafael Moneo, que alberga un sofisticado spa. Me comentan que Teresa Berganza era visitante ilustre del nuevo hotel y que desde su habitaci¨®n le gustaba contemplar el pico Argualas, que tiene 3.046 metros de altitud. Las monta?as son beethovenianas.
Las monta?as del Pirineo de Huesca le ganan en belleza al Mediterr¨¢neo y al Atl¨¢ntico.
Mientras los hermanos Moreno Gista¨ªn desgranan la adaptaci¨®n de Liszt veo pasar toda mi vida en im¨¢genes que pretenden decirme algo pero no s¨¦ qu¨¦ es. Al d¨ªa siguiente intento subir al ib¨®n de Ordicuso. No logro mi objetivo porque mi espalda se ha hecho vieja. Nadie que ame la vida puede aceptar el envejecimiento, eso tambi¨¦n es beethoveniano. Llevo a Liszt y a Beethoven metidos en el alma.
Esta tarde sigue la semana de la m¨²sica. Y hoy hay un espect¨¢culo de tango y m¨²sica del gran Astor Piazzolla. Dos bailarines de tango danzan frente a m¨ª, en mitad de las monta?as. El tango es erotismo en estado salvaje. El tango es misticismo en estado s¨®lido. Creo que poco a poco me voy convirtiendo en un personaje de La monta?a m¨¢gica. Ahora no podr¨ªa leer esa novela en la edici¨®n de bolsillo en que la le¨ª de joven porque tengo la vista cansada.
Franz Liszt amaba la m¨²sica de Beethoven. Yo vivo en el quinto movimiento de la adaptaci¨®n que Liszt hizo de la novena de Beethoven. La m¨²sica es como una casa, y yo vivo en el quinto. La literatura tambi¨¦n lo es, en ella vivo en el primero. Me paso el d¨ªa subiendo del primero al quinto. La m¨²sica y la literatura viven en el mismo edificio. Yo trabajo en el primer piso, pero me paso la vida en el quinto, al lado de Liszt y de Beethoven. No me hablan, pero me dejan estar a su lado, mientras esperamos a nuestra invitada de todos los d¨ªas. ?C¨®mo llamarla? Tal vez belleza. Tal vez alegr¨ªa. En Panticosa, en pleno verano espa?ol de ciudades a 40 grados, hay que dormir con una manta. Y eso es un placer moral, porque, como dec¨ªa Nietzsche, el calor es enemigo de la civilizaci¨®n.