Contra el olvido
Cada vez que salgo de viaje pongo m¨¢s libros en la maleta, pero como si eso no fuera bastante, compro en las ciudades a las que viajo. Creo que me pasa por miedo a quedarme sin libros, espejo de la vida
En una librer¨ªa de viejo de la ciudad de Le¨®n me compro la cuarta edici¨®n de la novela titulada El obsceno p¨¢jaro de la noche, del escritor chileno Jos¨¦ Donoso. La novela cumple 50 a?os de existencia, pues fue publicada por Seix Barral en 1970 y sali¨® con una tirada inicial de 15.000 ejemplares. Se debieron de vender, porque en 1971 se reedit¨® con 5.000 ejemplares m¨¢s, as¨ª hasta la edici¨®n que acabo de comprar, lo que hace un total de 30.000 ejemplares en cuatro a?os.
?Esos 30.000 ejemplares dieron lugar a 30.000 lectores de esa novela? ?D¨®nde estar¨¢n ahora esos 30.000 lectores? ?Si est¨¢n vivos, recuerdan El obsceno p¨¢jaro de la noche? Parece que no se va a celebrar el 50 aniversario de esta novela. Unas novelas s¨ª celebran aniversarios, otras no, as¨ª es la vida. Cada vez que salgo de viaje pongo m¨¢s libros en la maleta, pero como si eso no fuera bastante, compro libros en las ciudades a las que viajo. Yo creo que eso me pasa por culpa del reci¨¦n padecido confinamiento, por miedo a quedarme sin libros, que son espejo de la vida.
Voy camino de la Semana Negra de Gij¨®n, y he hecho un alto en Le¨®n. A?ado el libro de Donoso a los que estoy leyendo. Coloco la novela de Donoso al lado del libro sobre Jorge Luis Borges que acaba de publicar Mario Vargas Llosa. Veo en ello un orden hist¨®rico: los dos, Donoso y Vargas, fueron escritores del boom. Me llama la atenci¨®n el libro de Vargas sobre Borges, pues son dos escritores en las ant¨ªpodas, pero eso no impide que Vargas exprese su honda admiraci¨®n por Borges. El libro de Vargas Llosa es en s¨ª mismo un elogio de la tolerancia y la curiosidad literarias. La curiosidad es hija de la inteligencia. Tambi¨¦n estoy leyendo las excelentes memorias de Woody Allen, donde aparece citado Luis Bu?uel. Los dos grandes retratistas de Espa?a han sido dos luises, uno lo acabo de decir, el otro fue Luis Garc¨ªa Berlanga.
Llego a Gij¨®n y visito la exposici¨®n dedicada al fot¨®grafo irland¨¦s Eamonn Doyle, y anoto su nombre para no olvidarlo. Al regreso de Gij¨®n, paro en el pueblo leon¨¦s de Sabero y visito en el Museo de la Miner¨ªa la magn¨ªfica exposici¨®n de fotograf¨ªas de Cecilia Orueta sobre los ¨²ltimos mineros. Son fotos que se erigen como una fuerza apasionada contra el olvido.
Yo creo que cargo con tantos libros y pel¨ªculas porque le tengo p¨¢nico al olvido. Me s¨¦ El verdugo de memoria. Llevo una copia de esa pel¨ªcula en el disco duro del ordenador. Me pongo cinco minutos de El verdugo cada noche antes de irme a dormir, es mi forma de rezar y mi forma de ser feliz. El a?o que viene se cumplir¨¢ el centenario de Berlanga. Confieso que no he le¨ªdo El obsceno p¨¢jaro de la noche. Comienzo en este instante.
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