Fortes, ensombrecida reaparici¨®n
El torero malague?o volvi¨® sin suerte a los ruedos tras casi dos a?os de convalecencia
Era una noche grande para un torero extraordinario, Fortes, que volv¨ªa a la vida tras casi dos a?os de confinamiento forzoso, pero el mal juego de los toros lo fastidio todo.
Fue en una corrida nocturna, este jueves, en la plaza de Fuengirola, vestido con un traje azul marino y oro, cuando se plant¨® en la puerta de cuadrillas henchido de la emoci¨®n que solo poseen los toreros de cuna, esos que han nacido para morir por un sue?o.
Y Sa¨²l Jim¨¦nez Fortes, hijo de una torera y un banderillero, es uno de ellos. All¨ª estaba otra ve pisando la arena de un ruedo, y atr¨¢s, en el armario m¨¢...
Era una noche grande para un torero extraordinario, Fortes, que volv¨ªa a la vida tras casi dos a?os de confinamiento forzoso, pero el mal juego de los toros lo fastidio todo.
Fue en una corrida nocturna, este jueves, en la plaza de Fuengirola, vestido con un traje azul marino y oro, cuando se plant¨® en la puerta de cuadrillas henchido de la emoci¨®n que solo poseen los toreros de cuna, esos que han nacido para morir por un sue?o.
Y Sa¨²l Jim¨¦nez Fortes, hijo de una torera y un banderillero, es uno de ellos. All¨ª estaba otra ve pisando la arena de un ruedo, y atr¨¢s, en el armario m¨¢s rec¨®ndito de los recuerdos, aquella tarde del 28 de septiembre de 2018, cuando un toro lo volte¨® en Las Ventas y le produjo una fractura de un tobillo, y la lesi¨®n se complic¨® sobremanera con una infecci¨®n en los huesos, que le ha obligado a pasar seis veces por el quir¨®fano.
Pero tan larga convalecencia no ha mermado su ¨¢nimo, ni su valor, ni su disposici¨®n para alcanzar la meta que hasta ahora le ha negado un destino desafortunado.
Fortes no triunf¨® en Fuengirola porque los toros de Manuel Bl¨¢zquez fueron malajes convidados de piedra, deslucidos, sin ganas de pelea, y m¨¢s proclives a la inminente voltereta que a propiciar el lucimiento. Y 22 meses de paro son muchos para un torero. Pero Fortes no desenton¨® m¨¢s all¨¢ de su falta de punter¨ªa con el descabello ante su primero.
El torero se plant¨® en la arena, movi¨® con soltura y donaire el capote en sus dos toros, y no renunci¨® a la pelea muleta en mano ante dos oponentes que ped¨ªan un r¨¢pido pasaporte al limbo de los toros sin gracia.
Firme, seguro, sin dudas, dispuesto, valeroso¡ Como si el tiempo no hubiera transcurrido tan larga y lentamente por su vida.
No pase¨® trofeos sanguinolentos en su manos, pero s¨ª cont¨® con la cari?osa bienvenida y el reconocimiento de un p¨²blico entregado, y de unos compa?eros, Ponce y Emilio de Justo, elegantes, que le brindaron un toro cada uno.
No hubo triunfo, pero s¨ª la constataci¨®n de que el torero est¨¢ vivo y preparado para seguir luchando por una meta que hasta ahora le ha sido esquiva.
Dos orejas, una de cada oponente, cort¨® Enrique Ponce, anodino ante su noble primero, y habilidoso y con fatigas ante el peligroso cuarto; y una vez m¨¢s brill¨® el poder¨ªo y la excelsa categor¨ªa torera de Emilio de Justo, -cort¨® un trofeo- a quien parece que no le hayan hecho mella los efectos taurinos de la pandemia.