Pablo Aguado corta una oreja y Fortes se salva en una dram¨¢tica cogida
Tarde muy meritoria del torero sevillano, sustituto de Paco Ure?a, el d¨ªa de su confirmaci¨®n
La oreja que cort¨® Pablo Aguado en el ¨²ltimo toro de la tarde tuvo un triple m¨¦rito: por un lado, el sevillano logr¨® levantar una tarde que ya se dilu¨ªa por el sumidero de la decepci¨®n m¨¢s absoluta; por otro, porque la obtuvo el d¨ªa de su confirmaci¨®n de alternativa y tras haberse vestido de torero s¨®lo en cinco ocasiones esta temporada; y, sobre todo, porque fue capaz de sobreponerse (y con ¨¦l, el p¨²blico) a la dram¨¢tica cogida que hab¨ªa sufrido uno de sus compa?eros de terna pocos minutos antes.
Un milagro. No se puede calificar de otra forma lo ocurrido con Fortes y el sobrero de Conde de Mayalde lidiado en quinto lugar. Lo hab¨ªa intentado el malague?o por ambos pitones, pero como el toro, muy descastado, no permit¨ªa el lucimiento, decidi¨® abreviar y se fue a por la espada. A esas alturas -de la faena y de la tarde- la gente ya estaba a otra cosa, pero al entrar a matar, cuando muchos ya pensaban en la cena de despu¨¦s, Fortes qued¨® atrapado entre los pitones.
El encontronazo fue brutal, pero lo peor estaba por venir. Hasta en tres ocasiones consecutivas -a cada cual m¨¢s escalofriante- el animal hizo presa y arremeti¨® contra el torero, tendido en el suelo y sin posibilidad de escape. Tras levantarlo con un pit¨®n por el pecho, le lanz¨® otra cornada que le roz¨® la yugular. Mientras tanto, un remolino de hombres vestidos de luces se afanaban por retirar al animal y liberar al compa?ero ca¨ªdo.
DEL R?O, TOROS DE CORT?S/TALAVANTE, FORTES, AGUADO
Tres toros de Victoriano del R¨ªo y dos de Toros de Cort¨¦s (1? y 4?), la mayor¨ªa serios, aunque justos de remate, blandos y deslucidos, a excepci¨®n del buen segundo y del codicioso tercero, que fue a menos; y un sobrero (5? bis) de Conde de Mayalde, serio, descastado y deslucido.
Alejandro Talavante: pinchazo y estocada ca¨ªda _aviso_ (saludos); dos pinchazos y estocada trasera, tendida y atravesada (silencio).
Fortes: estocada muy suelta, baja y perpendicular _aviso_ y un descabello (silencio); dos pinchazos, estocada algo contraria resultando cogido y tres descabellos de Talavante (silencio).
Pablo Aguado, que confirmaba la alternativa: estocada trasera y tendida (palmas y saludos); media estocada (oreja).
Plaza de toros de Las Ventas. Viernes, 28 de septiembre. 1? de la Feria de Oto?o. M¨¢s de tres cuartos de entrada (20.884 espectadores, seg¨²n la empresa).
Entonces, ya con el toro casi muerto aculado en tablas, y pese a la sensaci¨®n general de tragedia, Fortes se levant¨®. Y no s¨®lo eso; lleg¨® incluso a hacer gestos de querer continuar. Una vez m¨¢s, el pundonor y el valor atropellaban la raz¨®n. Sin embargo, y en mitad del angustiado clamor del p¨²blico, el diestro fue conducido en volandas hasta la enfermer¨ªa. Desde all¨ª, poco despu¨¦s, se certific¨® el milagro: Fortes no hab¨ªa sufrido ninguna cornada, s¨®lo contusiones y erosiones m¨²ltiples.
Fortes fue la cruz de una tarde que tambi¨¦n tuvo su cara: Pablo Aguado. El sevillano, que entr¨® en el cartel sustituyendo al convaleciente Paco Ure?a, dej¨® una grat¨ªsima impresi¨®n en su presentaci¨®n como matador en Las Ventas. Especialmente con el capote. ?Qu¨¦ forma de bordar el toreo a la ver¨®nica! ?Qu¨¦ chicuelinas y delantales! ?Qu¨¦ remates! ?Qu¨¦ medias! Cargando la suerte o a pies juntos, Aguado lance¨® con gusto, temple y cadencia, llegando a recordar a los m¨¢s grandes artistas del percal.
Con la muleta, sobre todo frente al ¨²ltimo, derrengado de atr¨¢s y a la defensiva como casi toda la corrida de Victoriano del R¨ªo, tambi¨¦n dej¨® detalles de un magn¨ªfico y personal concepto del toreo. En el trasteo, que fue de menos a m¨¢s, brillaron algunos naturales sueltos, de frente, muy de verdad, y una tanda de redondos rematad¨ªsimos pre?ados de torer¨ªa. Aguado, un soplo de aire fresco en un escalaf¨®n que necesita una renovaci¨®n urgente.
Aunque al final los que fueron noticia fueron los j¨®venes Fortes y Aguado, la mayor¨ªa del p¨²blico acudi¨® al reclamo de Alejandro Talavante, ¨²nica figura que acept¨® -y por partida doble- la apuesta de una Feria de Oto?o por sorteo. Por ello, fue obligado a saludar una ovaci¨®n tras finalizar el pase¨ªllo. Otra recogi¨® tras acabar con el segundo, un toro que tuvo nobleza y movilidad, y ante el que Talavante dej¨® detalles sin redondear. Acelerado y despegado al principio, se ajust¨® m¨¢s al final del trasteo, especialmente en un pu?ado de naturales a pies juntos, ejecutados con gran verticalidad, de uno en uno, algunos mirando al tendido. El final, por alto, pura inspiraci¨®n, fue lo mejor. El cuarto fue un toro inv¨¢lido que el presidente se neg¨® a devolver, y el torero no pudo hacer m¨¢s que abreviar entre las protestas del p¨²blico.
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