Juan Ortega, la faena del a?o
El torero triunf¨® en Linares con un excelso toreo de sal¨®n ante un toro simplemente noble
El diestro Juan Ortega se ha convertido en la revelaci¨®n de este raro a?o con una faena primorosa a un toro sobrero de Parlad¨¦, en la plaza de Linares, el pasado 30 de agosto. Revelaci¨®n, pero no sorpresa, pues Ortega ya hab¨ªa demostrado en Madrid que posee esa cualidad tan escasa y brillante como es la naturalidad, sustento de la personalidad, ingrediente b¨¢sico de una figura del toreo.
Juan Ortega es diferente, como son los artistas, y encandila porque tiene el secreto de la belleza del...
El diestro Juan Ortega se ha convertido en la revelaci¨®n de este raro a?o con una faena primorosa a un toro sobrero de Parlad¨¦, en la plaza de Linares, el pasado 30 de agosto. Revelaci¨®n, pero no sorpresa, pues Ortega ya hab¨ªa demostrado en Madrid que posee esa cualidad tan escasa y brillante como es la naturalidad, sustento de la personalidad, ingrediente b¨¢sico de una figura del toreo.
Juan Ortega es diferente, como son los artistas, y encandila porque tiene el secreto de la belleza del toreo. No es que dibujara varias tandas de naturales preciosos, henchidos de suavidad y ritmo, a ese toro de Parlad¨¦; no es que trazara ver¨®nicas sentidas y chicuelinas cargadas de prestancia. Es su figura, sus gestos, su porte, la forma de andar y salir de la cara del toro, sus pausas, sus desplantes¡ Es un torero. Y all¨ª estaba la televisi¨®n para mostrarlo al mundo.
Pero nada es perfecto, afortunadamente. Ese toro de Parlad¨¦ ten¨ªa tanto trap¨ªo como alm¨ªbar en sus entra?as. Era un toro tan noble que parec¨ªa tonto. No hab¨ªa toro, sino un colaborador bonancible y obediente. Era un carret¨®n con el que Ortega tore¨® primorosamente de sal¨®n. El toreo aut¨¦ntico exige un toro de verdad, con hechuras y car¨¢cter de toro bravo, encastado y noble, que exponga dificultades y permita a un tiempo una obra de arte.
No vale solo la nobleza, aunque los naturales suenen a monumentales. El monumento -la emoci¨®n- surge cuando se produce la chispa entre un toro bravo y un torero heroico y artista. Por cierto, el pit¨®n izquierdo de ese toro no es que estuviera escobillado; estaba destrozado, se?al inequ¨ªvoca de alguna sospecha que ya parece no importar demasiado. Y dos: Juan Ortega tiene una asignatura pendiente: la espada. Los triunfos hay que rematarlos en la suerte suprema, y Juan no sabe matar.
En Linares, a 30 de agosto, la faena del a?o; ojal¨¢ viva este torero tantas como merece por su vocaci¨®n, su esfuerzo y sus innatas cualidades.