El dibujo de la vida
El influjo creativo de un retrato de Raymond Queneau realizado por ?tienne L¨¦croart y su relaci¨®n con la obra de Stephen Lund
Estaba siguiendo en televisi¨®n el Tour, el ascenso al Pas de Peyrol, cuando me pregunt¨¦ qu¨¦ hab¨ªa sido de Stephen Lund, que tambi¨¦n era ciclista, pero de otro estilo. Cinco a?os antes hab¨ªa escrito sobre Lund al enterarme de que en su ciudad natal, Victoria, Canad¨¢, sal¨ªa a pasear en bicicleta y, vali¨¦ndose de la aplicaci¨®n Strava, se divert¨ªa registrando sus itinerarios y creando curiosas ¡°figuras¡±, que publicaba en su web GPS Doodles.
?Qu¨¦ habr¨ªa sido de aquel ¡°atleta creativo¡± que animaba sus entrenamientos con aplicaciones de segui...
Estaba siguiendo en televisi¨®n el Tour, el ascenso al Pas de Peyrol, cuando me pregunt¨¦ qu¨¦ hab¨ªa sido de Stephen Lund, que tambi¨¦n era ciclista, pero de otro estilo. Cinco a?os antes hab¨ªa escrito sobre Lund al enterarme de que en su ciudad natal, Victoria, Canad¨¢, sal¨ªa a pasear en bicicleta y, vali¨¦ndose de la aplicaci¨®n Strava, se divert¨ªa registrando sus itinerarios y creando curiosas ¡°figuras¡±, que publicaba en su web GPS Doodles.
?Qu¨¦ habr¨ªa sido de aquel ¡°atleta creativo¡± que animaba sus entrenamientos con aplicaciones de seguimiento que muchas veces trazaban figuras extravagantes en mapas para GPS? Al principio, Lund s¨®lo pretend¨ªa rastrear y analizar su desempe?o como corredor, pero se top¨® con la magia cuando vio que su pedaleo pod¨ªa crear en Strava tanto perfiles humanos como mensajes escritos. Entonces, un glorioso primer d¨ªa de 2015, sali¨® temprano de casa y conmovi¨® a sus paisanos cuando con su recorrido en bicicleta traz¨® en su GPS una felicitaci¨®n de A?o Nuevo en las calles de Victoria.
Investigu¨¦ en la Red qu¨¦ hab¨ªa sido de Lund y de su extra?a forma de vida y descubr¨ª que en el siniestro 2020 se volatilizaban a mediados de abril las huellas de sus aventuras ciclistas. Y me aterr¨® la posibilidad de que se hubiera cruzado en su vida cualquier contratiempo tan propio de nuestros d¨ªas, aunque al final decid¨ª no obsesionarme y pensar en otra cosa y fui a caer en algo que no estaba lejos del mundo de Lund, fui a pensar en un deliberado retrato del escritor Raymond Queneau trazado con GPS sobre un mapa de Par¨ªs. Era un retrato que me hab¨ªa regalado un dibujante franc¨¦s, un miembro de OuLiPo que hab¨ªa participado en una reuni¨®n de hac¨ªa ya tres a?os de este grupo, reuni¨®n a la que hab¨ªa asistido invitado por Eduardo Berti, y por Pablo Mart¨ªn S¨¢nchez, el ¨²nico espa?ol miembro de OuLiPo.
Al regresar a Barcelona, hab¨ªa enmarcado aquel dibujo y lo hab¨ªa colgado en una pared de casa, y de hecho ten¨ªa la vaga pero a veces consistente sospecha de que el retrato hab¨ªa estado ejerciendo un influjo especial sobre m¨ª, hasta el punto de intervenir en la elaboraci¨®n de la novela que publiqu¨¦ el a?o pasado y que, tras superar variadas brumas y ascender a diversas cumbres, incluida la que llamo en secreto Pas de Queneau, hab¨ªa acabado titulando con unas palabras precisamente del tal Queneau.
No recordaba c¨®mo se llamaba el dibujante y lo pregunt¨¦ por correo a Mart¨ªn S¨¢nchez, que tuvo la amabilidad de decirme: ¡°Sin duda se trata de ?tienne L¨¦croart (miembro del OuLiPo y del Oubapo), que en aquella reuni¨®n present¨® dos retratos, uno en creux de Emmanuel Carr¨¨re y el de Queneau que, por lo que me cuentas, te regal¨® a ti y cuyas l¨ªneas suman un total de 110 kil¨®metros por las calles de Par¨ªs¡±.
Y fue curioso. Al leer esos datos, cre¨ª entrever de pronto un mundo en el que no resultar¨ªa del todo imposible que, en su pedaleo interrumpido de abril, Lund hubiera sido relevado por L¨¦croart, que as¨ª de alg¨²n modo habr¨ªa ido reforzando la continuidad del dibujo de la vida, cada d¨ªa, por cierto, m¨¢s amenazado. ?O no?