El presente era esto
Es c¨®mica la cantidad de autores que ¨²ltimamente aseguran haber advertido el ¡°asombroso parecido¡± entre lo que sucede en esta ¨¦poca de pandemia y los que ellos relataron en algunas de sus novelas
Es c¨®mica la cantidad de autores que ¨²ltimamente aseguran haber advertido el ¡°asombroso parecido¡± entre lo que sucede en esta ¨¦poca de pandemia y lo que ellos relataron en algunas de sus novelas. Y es c¨®mica porque hasta parece mentira que les sorprenda esto cuando la atm¨®sfera paralizante y mortal que ha ido creando el virus lleva ya en realidad a?os arraigada entre nosotros. De hecho, si nos molest¨¢ramos en mirarlo todo mejor, ver¨ªamos que vienen los libros recogiendo esa atm¨®sfera desde tiempo inmemorial. Para comprobarlo basta con que abramos cualquier ejemplar de nuestra biblioteca port¨¢til (la que siempre est¨¢ preparada para salir de viaje) y ah¨ª enseguida encontraremos descrito ese fallo en el sistema del que ha nacido la pandemia. Ese fallo se llama La aver¨ªa en el libro del mismo t¨ªtulo de Friedrich D¨¹rrenmatt que ha publicado Perif¨¦rica: una breve pieza magistral del autor suizo, donde se nos describe un mundo que trastoca el concepto de mal por el de aver¨ªa. Pero es que tambi¨¦n a la m¨¢s famosa de las aver¨ªas (la muerte) la encontramos en el libro vecino al de D¨¹rrenmatt, Ese mundo desaparecido, de Dennis Lehane (Salamandra), donde ayer mismo le¨ª estas l¨ªneas: ¡°El presente era esto y la muerte se le acababa de plantar m¨¢s cerca que nunca; se le hab¨ªa sentado en el hombro y le estaba acariciando el cabello con los dedos¡±.
Si nos molest¨¢ramos en mirarlo todo mejor, ver¨ªamos que vienen los libros recogiendo esa atm¨®sfera desde tiempo inmemorial
El presente era esto. Lo subray¨¦. No hab¨ªa frase que mejor resumiera la imagen pand¨¦mica por excelencia: esa sensaci¨®n ininterrumpida de tiempo suspendido, paralizado, que, al carecer de un futuro visible, permite que acabemos viviendo ¨Centre proyectos cancelados y recuerdos de otras tardes¨C en el presente del pasado, revisando en un inagotable y absurdo bucle lo que hicimos y le¨ªmos. Esa es la profunda gris atm¨®sfera en la que nos hallamos sumidos. Y pensar que, hasta no hace tanto, simplemente salir en autom¨®vil por ejemplo nos creaba la impresi¨®n de libertad, de avanzar hacia adelante. Aunque, ?hacia d¨®nde cre¨ªamos avanzar? ?Acaso no nos lo hab¨ªa advertido ya F.Scott Fitzgerald al final de El gran Gatsby cuando dijo que solemos ir adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado?
Pero es quiz¨¢s Los anillos de Saturno el libro que cuenta m¨¢s directamente lo que sucede ahora mismo en este presente confuso y desgraciado en el que nos hallamos. En ¨¦l, un tal Sebald acaba hospitalizado en estado catal¨¦ptico, con una sensaci¨®n de enajenaci¨®n total relacionada con las alucinaciones propias de encontrarse en un lugar elevado, mirando al mundo desde arriba. ¡°Si nos observamos desde una gran altura es espantoso darnos cuenta de lo poco que sabemos sobre nuestra especie, nuestro prop¨®sito y nuestro fin¡±, escribe el tal Sebald, consciente de nuestra insignificancia y del clima de par¨¢bola agotada que nos envuelve a todos, del clima de par¨¢bola ya recorrida, que por si fuera poco incluye dentro de ella el detalle m¨¢s terror¨ªfico: la ausencia de una aut¨¦ntica conciencia planetaria de la humanidad.
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