Cr¨®nica de un aborto
Una cr¨®nica cruda y desesperanzada en la que se abarca todas las posibilidades morales en torno al tema, pero sin juzgar a ninguno de sus personajes
El proceso emocional (y, por supuesto, tambi¨¦n f¨ªsico) que debe sufrir una chica de 17 a?os desde que sospecha que est¨¢ embarazada hasta que, tras tomar una decisi¨®n en solitario de incalculable impacto, acaba abortando sola en una cl¨ªnica es inabarcable, incomprensible y puede que tambi¨¦n inexplicable. La estadounidense Eliza Hittman lo ha intentado en su tercera pel¨ªcula como directora, de hermoso y a la vez chocante t¨ªtulo: Nunca, casi nunca, a veces, siempre, entresacando de un...
El proceso emocional (y, por supuesto, tambi¨¦n f¨ªsico) que debe sufrir una chica de 17 a?os desde que sospecha que est¨¢ embarazada hasta que, tras tomar una decisi¨®n en solitario de incalculable impacto, acaba abortando sola en una cl¨ªnica es inabarcable, incomprensible y puede que tambi¨¦n inexplicable. La estadounidense Eliza Hittman lo ha intentado en su tercera pel¨ªcula como directora, de hermoso y a la vez chocante t¨ªtulo: Nunca, casi nunca, a veces, siempre, entresacando de un cuestionario m¨¦dico y psicol¨®gico tipo test las cuatro opciones de respuesta a una serie de preguntas relacionadas con su existencia alrededor de las relaciones personales y sexuales.
Gran Premio del Jurado en el Festival de Berl¨ªn y Premio Especial del Jurado en Sundance, ¡®Nunca, casi nunca, a veces, siempre', relevante y feroz, deja, sin embargo, un par de problem¨¢ticas dudas
Hittman desarrolla una cr¨®nica cruda y desesperanzada en la que abarca todas las posibilidades morales vinculadas con el aborto, pero sin juzgar a ninguno de sus personajes, comenzando por la chica protagonista. Tampoco hay reflexi¨®n propia, que queda para el espectador, ni apenas datos: la concreci¨®n del padre queda peligrosamente abierta. Solo hechos, que no es poco, en una pel¨ªcula cuya forma, fotograf¨ªa ¨¢spera y textura de grano duro, c¨¢mara en perpetuo seguimiento del cuerpo y de la mirada esquiva de la magn¨ªfica actriz Sidney Flanigan, que deja para el recuerdo un plano fijo impresionante ante el cuestionario, encaja a la perfecci¨®n con el fondo.
Gran Premio del Jurado en el Festival de Berl¨ªn y Premio Especial del Jurado en Sundance, Nunca, casi nunca, a veces, siempre, relevante y feroz, deja, sin embargo, un par de problem¨¢ticas dudas. La primera, si al drama que contiene no se le est¨¢n inoculando dosis extremas de tremendismo visual y narrativo: en la secuencia de la tentativa de provocaci¨®n del aborto, autopu?etazos incluidos; y en la del piercing en la nariz, en vivo y con un imperdible, que quiz¨¢ quiera ejercer de met¨¢fora (fallida) y que solo resulta gratuita. Y la segunda, la falta de matices en el retrato de los hombres: compa?eros de instituto; padre; joven supervisor en su lugar de trabajo; pagafantas latoso, vecino de autob¨²s, y hasta transe¨²nte en el metro. Todos y cada uno de los que salen, enfermizos y crueles, y m¨¢s de uno capaz de sacarse el miembro de la bragueta a las primeras de cambio ante una menor.
NUNCA, CASI NUNCA, A VECES, SIEMPRE
Direcci¨®n: Eliza Hittman.
Int¨¦rpretes: Sidney Flanigan, Talia Ryder, Th¨¦odore Pellerin, Sharon Van Etten.
G¨¦nero: drama. Estados Unidos, 2020.
Duraci¨®n: 101 minutos.