El dolor de la adolescencia abandonada

Autumn tiene 17 a?os, tres hermanas peque?as y compagina el instituto con el trabajo de cajera en un supermercado de su pueblo en Pennsylvania. Sin embargo, algo no va bien. Su madre est¨¢ distante, su padrastro est¨¢ desconectado, y su participaci¨®n como cantante folk en un concurso de talentos es interrumpida por un compa?ero que le grita: "?Guarra!". En su rostro nunca aparece una sonrisa y solo su prima, que trabaja junto a ella en el super, entiende que esa tripa que crece apunta a que Autumn est¨¢ embarazada.

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Never Rarely Sometimes Always, de Eliza Hittman, podr¨ªa parecer otra pel¨ªcula m¨¢s estadounidense sobre adolescentes embarazadas sino fuera por su aproximaci¨®n a su protagonista, su radical huida de cualquier romanticismo -lo que hace que el espectador ame a¨²n m¨¢s a la protagonista- y a que las pocas pistas acerca de por lo que est¨¢ pasando Autumn (encarnada por la impresionante debutante Sidney Flanigan) se vayan escapando en su paso por dos cl¨ªnicas: la primera, la de su pueblo, donde queda claro que solo podr¨¢ abortar con la autorizaci¨®n paterna y tras soportar unas vejaciones, y una neoyorquina, ciudad a la que huyen en autob¨²s las dos primas para intentar solventar el problema.

Hay pocos di¨¢logos y s¨ª una c¨¢mara muy cercana a los dos protagonistas -a la prima la encarna Talia Ryder, que est¨¢ en el reparto del West Side Story de Spielberg-, que sufren en ese viaje la angustia que conlleva vivir en un mundo eminentemente masculino. Las miradas, los comentarios, las actitudes a veces lascivas nacen de una predominante violencia de g¨¦nero. Hittman, directora de Beach Rats (2017), aseguraba en Berl¨ªn, donde su largometraje compite, que quer¨ªa primar a sus protagonistas: "Ellas son quienes definen la pel¨ªcula, y no desde la direcci¨®n. Ese es el cine en el que creo".

Y desde luego con el tema y esa motivaci¨®n, Never Rarely Sometimes Always, ganadora del premio especial del jurado en la secci¨®n Drama de Sundance, se siente cercana a Cuatro meses, tres semanas, dos d¨ªas, del rumano Cristian Mungiu. Queda ejemplificado en el coraz¨®n del filme, sutil y devastador, cuando en las respuestas de Autumn a una encuesta en la cl¨ªnica (con preguntas con cuatro opciones de respuesta, de ah¨ª el t¨ªtulo), el p¨²blico atisba el infierno en el que habita. Porque el embarazo y el aborto no son en realidad el tema de la pel¨ªcula sino las consecuencias de la violencia ejercida contra la mujer por todo el mundo.