El desnudo que acab¨® con la artista en un convento
Aurelia Navarro desapareci¨® de la vida art¨ªstica despu¨¦s de pintar en 1908 un lienzo que hoy se muestra en el Prado
Podr¨ªa haber pintado un desnudo moralizante, que desvelara y criticara c¨®mo la mujer se convierte en un objeto del deseo de ellos. Podr¨ªa haber cargado contra esos cuadros que alimentaban los ardores masculinos, uno en el que la mujer no apareciera lista para usar y tirar. Pero Aurelia Navarro (1882-1968) no lo hizo. La pintora granadina se atrevi¨® a participar con 26 a?os en la gran Exposici¨®n Nacional de 1908, con la intenci¨®n de arrebat¨¢rsela a los pintores en su propia casa y con su propio discurso: present¨® una versi¨®n de la Venus en el espejo, de Vel¨¢zquez. Por primera vez, una mu...
Podr¨ªa haber pintado un desnudo moralizante, que desvelara y criticara c¨®mo la mujer se convierte en un objeto del deseo de ellos. Podr¨ªa haber cargado contra esos cuadros que alimentaban los ardores masculinos, uno en el que la mujer no apareciera lista para usar y tirar. Pero Aurelia Navarro (1882-1968) no lo hizo. La pintora granadina se atrevi¨® a participar con 26 a?os en la gran Exposici¨®n Nacional de 1908, con la intenci¨®n de arrebat¨¢rsela a los pintores en su propia casa y con su propio discurso: present¨® una versi¨®n de la Venus en el espejo, de Vel¨¢zquez. Por primera vez, una mujer no protagonizaba el desnudo, lo pintaba. La cr¨ªtica lament¨® que el jurado, presidido por Joaqu¨ªn Sorolla, le hubiera concedido a Navarro la tercera medalla del certamen. Se merec¨ªa la segunda, dijeron. Poco importaba el talento que todos ellos vieran en aquella ¡°bella y joven¡± mujer: el ¨¦xito la condujo a su desaparici¨®n en un convento.
Desnudo de mujer fue un cuadro arriesgado, el asunto estaba reservado a los pintores, que no ten¨ªan que sufrir las ataduras del decoro decimon¨®nico. Pero decidi¨® alimentar el mito de la mujer como una Venus de la satisfacci¨®n masculina. El pol¨¦mico lienzo, incluido en el relato de la exposici¨®n Invitadas, en el Museo del Prado, fue ¨Ccontra todo pron¨®stico¨C aplaudido y del lienzo se escribi¨® que invita a reconciliarse ¡°con la vida en lo que de m¨¢s adorable tiene, en la juventud, en la forma humana, vaso que contiene la esencia de la divinidad¡±.
No hab¨ªa lugar para la soberan¨ªa ni la independencia en el ideal de la mujer de aquellos primeros a?os del siglo XX: m¨¢s fecunda que fuerte, m¨¢s d¨®cil que aut¨®noma. As¨ª que cuando la prensa atosig¨® a la familia Navarro para lograr entrevistas con la famosa pintora, el padre insisti¨® en el desenlace monjil. Magdalena Ill¨¢n no lo entiende. Esta profesora de historia del arte en la Universidad de Sevilla es la investigadora que m¨¢s se ha acercado a la figura de una de las artistas m¨¢s reconocidas en vida e ignoradas en la posteridad. Y se sigue preguntando c¨®mo hizo ese cambio radical, c¨®mo fue capaz de abandonar toda ambici¨®n creativa y asfixiar su talento, y acabar retratando en Roma, en 1933, a la fundadora de las Adoratrices, la orden en la que desapareci¨®.
Aunque parezca incre¨ªble a nadie se le ocurri¨® en 1908 criticar a una mujer por haber estudiado el modelo vivo. Ellas lo ten¨ªan prohibido, no pod¨ªan acercarse a un taller a pintar el cuerpo humano. No es descabellado pensar que esta ¡°hija de un reputado m¨¦dico y de una se?ora de reconocida cultura¡± se estudiara a s¨ª misma. Para Magdalena Ill¨¢n es la propia Aurelia Navarro la modelo del cuadro. Un autorretrato, aunque desdibujado.
¡°Ese desnudo estaba hecho para ganar, con colores vanguardistas, con audacia y riesgo. Todav¨ªa no podemos saber qu¨¦ le ocurri¨®, pero hay que devolverle el valor que merece. Las obras de arte no son un objeto sin m¨¢s, son reflejos de las sociedades en las que se crean¡±, a?ade Ill¨¢n. La historiadora Mar¨ªa Dolores Jim¨¦nez-Blanco tilda esta historia de ¡°fanatismo religioso¡± e ¡°intransigencia provinciana¡±. Un caso extremo.
Una lucha feminista
Los manuales de la historia del arte han borrado su nombre, y la familia de la pintora prefiere reservar en la intimidad el talento que atesor¨® la artista hasta que toma el h¨¢bito con las Madres Adoratrices, en C¨®rdoba. Ill¨¢n calcula que pint¨® un centenar de obras entre 1904 y 1916, ocultas hasta que la familia asuma la importancia de Aurelia. ¡°Aunque alimentaron los estereotipos machistas, la suya, como la de otras pintoras, fue una lucha feminista. Fue muy valiente al presentar Desnudo de mujer. Quiso demostrar que pod¨ªa hacer lo mimo que el sistema art¨ªstico valoraba en un hombre¡±, cuenta Ill¨¢n.
La dram¨¢tica historia de Navarro es el mejor reflejo de la misoginia que la sociedad espa?ola finisecular bombeaba como resistencia al feminismo en auge. En Francia ocurr¨ªa lo mismo, como prueba La perla y la ola (1862), de Paul Baudry. Tambi¨¦n es un desnudo femenino, y cuelga unas salas m¨¢s all¨¢ de la temporal del Prado. Menos sutil y sofisticado que el de Aurelia Navarro, el cr¨ªtico The¨®phile Gautier dijo de esta pintura de su amigo que se hab¨ªa encontrado con su mujer ideal, porque mira como miran ¡°las p¨²beres traviesas¡±.
¡°El cuadro de Aurelia Navarro sintetiza ese momento perfectamente. Ella, presionada por haber hecho un desnudo de ¨¦xito, y no moralizante, termina encerr¨¢ndose en el convento¡±, explica el comisario de Invitadas, Carlos G. Navarro. A Mar¨ªa L¨®pez Fern¨¢ndez, que ha investigado la imagen de la mujer en la pintura espa?ola, le recuerda al caso de Camille Claudel (1864-1943), que acab¨® sus d¨ªas encerrada en una instituci¨®n mental de Montdevergues (Francia). ¡°La mujer solo pod¨ªa aspirar a ser un ¨¢ngel del hogar, pero cuando apuestan por su libertad y desbordan los l¨ªmites del decoro e ignoran los temas femeninos, como las madres con sus hijos, se encuentran con los problemas, porque ese no era el ideal femenino que hab¨ªan dise?ado los hombres para ellas¡±, indica L¨®pez Fern¨¢ndez.