Berta Mars¨¦: ¡°Cada vez podemos elegir menos en la vida¡±
La escritora, elogiada por sus libros de relatos ¡®En jaque¡¯ y ¡®Fantas¨ªas animadas¡¯, debuta como novelista con ¡®Encargo¡¯
Pas¨® una noche de verano de 1993, cerca del Mercado de Sant Antoni de Barcelona, donde Berta Mars¨¦ viv¨ªa entonces. Paseo nocturno al chucho. Oye un frenazo: dos hombres trajeados saltan raudos de un coche, pero, a poca distancia, uno detiene al otro con un brazo en el pecho. Le parece entender que le dice: ¡°Esta no, que lleva perro¡±. Regresan corriendo al veh¨ªculo y, salt¨¢ndose un sem¨¢foro, desaparecen¡ Esa experiencia es la que ha traslado directamente a una de las dos adolescentes que protagonizan Encargo (Anagrama),...
Pas¨® una noche de verano de 1993, cerca del Mercado de Sant Antoni de Barcelona, donde Berta Mars¨¦ viv¨ªa entonces. Paseo nocturno al chucho. Oye un frenazo: dos hombres trajeados saltan raudos de un coche, pero, a poca distancia, uno detiene al otro con un brazo en el pecho. Le parece entender que le dice: ¡°Esta no, que lleva perro¡±. Regresan corriendo al veh¨ªculo y, salt¨¢ndose un sem¨¢foro, desaparecen¡ Esa experiencia es la que ha traslado directamente a una de las dos adolescentes que protagonizan Encargo (Anagrama), su debut como novelista tras dos elogiados libros de relatos En jaque y Fantas¨ªas animadas. De cocina literaria lenta, ha tardado una d¨¦cada en escribir una, por otra parte, breve novela (175 p¨¢ginas): ¡°Me pas¨® por encima la vida: la muerte de un amigo, la separaci¨®n, la crisis pol¨ªtica identitaria¡ y la muerte de mi padre¡±. Deja para lo ¨²ltimo el fallecimiento de Juan Mars¨¦, hace casi tres meses d¨ªa por d¨ªa. Por el camino, nueve quilos perdidos. La vida.
El episodio que zarandea tambi¨¦n a las j¨®venes y supuestamente amigas Desi y Yesi (¡°Misma edad, mismo signo [zodiacal], mismo barrio¡±, escribe) es un buen resumen de la fragilidad de la existencia humana. ¡°Estuvo a punto de pasar algo, la fatalidad me roz¨®: oyes silbar la flecha cerca del cuello; a saber contra qui¨¦n se clavar¨¢. ?Y si llego a ir sin perro? Yo no eleg¨ª, fue el zar¡ por eso pens¨¦ primero en poner como t¨ªtulo: Las leyes del azar", asegura. Porque Mars¨¦ (Barcelona, 51 a?os) piensa que ¡°cada vez elegimos menos en la vida, se acortan las oportunidades y hasta las ideas; yo, en este mundo acelerado y absurdo, cada vez s¨¦ y entiendo menos de todo¡±.
Esa fatalidad sobrevuela una novela en la que la adolescencia es arrancada de cuajo a las dos chicas. ¡°Algo la rompe, la interrumpe y deja a Desi como estancada, como refleja su habitaci¨®n; y se defiende de eso no d¨¢ndose a conocer demasiado, dejando las redes sociales, evitando el m¨®vil¡ se ve forzada a crecer, a madurar; tiene algo de mi¡±, se le escapa a la escritora. Y, rauda, borra huellas: ¡°Todos los personajes de la novela est¨¢n salpicados por m¨ª, y la situaci¨®n, tambi¨¦n: la adolescencia es cuando te ves capaz de todo, es efervescencia, descubrimiento¡ Es el periodo de mi vida del que tengo m¨¢s libretas porque lo apunto todo¡ es un momento muy extremista, de grandes amistades, amores, odios¡±. Desi se ver¨¢ obligada a madurar, ¡°arrastrando una responsabilidad y culpabilidad por cosas que no ha cometido, sentimiento que suele ser muy com¨²n entre las mujeres¡±. En la vida real, hoy esa adolescencia ¡°parece alargarse hasta demasiado entrada la edad adulta; mi padre, a los 12 a?os, ya trabajaba¡ Pero es peor porque siempre acaba cayendo y pasando una factura con IVA¡±.
Sit¨²a Mars¨¦ entre Desi y Yesi casi un juego de dobles, de doppelg?nger maligno, de reverso de uno (¡°odio y admiraci¨®n suelen ser siempre las dos caras de una misma moneda¡±), en una obra pespunteada de tragicomedia, novela negra y ¡°hasta de fantasmas¡±. Pero todo expuesto con una fraseolog¨ªa corta, de di¨¢logos muy veros¨ªmiles (¡°copio mucho de la vida cotidiana, de c¨®mo habla y se expresa la gente, aunque lo haga mal; en el hospital con mi padre apunt¨¦ mucho¡±) y de un intenso ritmo, inusualmente sostenido y cargado de detalles, que acercan t¨¦cnicamente Encargo al cuento. ¡°Yo soy cuentista vocacional; aqu¨ª he apostado por mantener el aspecto formal del relato, la intensidad, el suspense, un ritmo y un pulso que en la novela ser¨ªa agotador e imposible para el autor... y para el lector¡±, dice quien se declara fan, sobre todo, de los relatos de Truman Capote, pero que tampoco olvida a Ch¨¦jov y a Horacio Quiroga. Aunque ahora est¨¢ disfrutando leyendo las novelas de Elena Ferrante: ¡°Entro f¨¢cil en su mundo, esa capacidad de crear un mundo dilatado en el tiempo¡ Siempre nos gusta lo que no tenemos¡±, suelta sobre un g¨¦nero al que ha llegado ¡°un poco forzada tras dos libros de relatos¡±, pero del que probablemente repetir¨¢ en breve porque se ha cruzado otra en su vida: ¡°Tengo mucha cosa aparcada; ese problema de falta de temas, de sequ¨ªa, no lo tengo; no me dar¨¢ la vida para tanto¡±:
Hay tambi¨¦n en Encargo, como en sus libros de relatos anteriores, una causticidad, un humor negro en el que, como se huele tambi¨¦n en las v¨ªvidas pinceladas de la vida del barrio de las protagonistas, quiz¨¢ asome la sombra de su padre (¡°El humor es de ambos, mi madre tambi¨¦n tiene mucho¡±), como tambi¨¦n ocurre en la notable documentaci¨®n que destila aqu¨ª la descripci¨®n de la vida en la c¨¢rcel de mujeres de Wad-Ras (¡°entrevist¨¦ varias veces a una expresa¡±) y en esa obsesi¨®n por pulir y corregir y volver a pulir (¡°la novela, en general, lo encaja todo, no es un relato, donde cada aspecto todo ha de ser preciso; por eso aqu¨ª he cuidado tanto los detalles; ahora, si sale bien, la novela es un viaje brutal¡±).
La autora entreg¨® la obra hace m¨¢s de un a?o. Ese lapso de tiempo fue el que permiti¨® que Juan Mars¨¦ pudiera a¨²n leer el original, ¨¦l, novelista total y de post¨ªn, poco frecuentador de unos relatos que, recuerda su hija cuentista, ¡°dec¨ªa que no le sal¨ªan¡±, a pesar de su elogiado Teniente Bravo. Encargo, pues, la pudieron comentar. ¡°Por suerte fue as¨ª; pero fue tan parco como siempre; me dijo: ¡®Me gusta¡¯ y poco m¨¢s¡¡±. ?Qu¨¦ le sol¨ªa indicar? ¡°Siempre buscaba si le emocionaba la historia, luego ven¨ªan los temas t¨¦cnicos y estil¨ªsticos, tipo ¡®aqu¨ª te repites un poco¡¯; pero primero de todo quer¨ªa que la historia estuviera viva, tocara¡±. Encargo lo cumple.