Pasi¨®n stoniana
El ibicenco Alberto S¨¢nchez-Runde atesora una colecci¨®n de m¨¢s de 700 objetos de la banda londinense que se puede visitar en una muestra
Cre¨ªa que era algo normal, pero una coincidencia le hizo sospechar que lo suyo era extraordinario. Durante a?os Alberto S¨¢nchez-Runde, vendedor de seguros de Ibiza, hab¨ªa ido acumulando objetos de los Rolling Stones, grupo que le fascina desde peque?o. Acudi¨® en una ocasi¨®n a una muestra en la isla donde se expon¨ªa una colecci¨®n privada sobre la banda inglesa. La comparativa con lo que ¨¦l guardaba en casa no dejaba bien parado al expositor. ¡°Ten¨ªa muchas cosas, pero nada que no pudiera ser comprado en una tienda y ah¨ª es donde tomo conciencia¡±, se?ala S¨¢nchez-Runde. El stoniano ha compilado di...
Cre¨ªa que era algo normal, pero una coincidencia le hizo sospechar que lo suyo era extraordinario. Durante a?os Alberto S¨¢nchez-Runde, vendedor de seguros de Ibiza, hab¨ªa ido acumulando objetos de los Rolling Stones, grupo que le fascina desde peque?o. Acudi¨® en una ocasi¨®n a una muestra en la isla donde se expon¨ªa una colecci¨®n privada sobre la banda inglesa. La comparativa con lo que ¨¦l guardaba en casa no dejaba bien parado al expositor. ¡°Ten¨ªa muchas cosas, pero nada que no pudiera ser comprado en una tienda y ah¨ª es donde tomo conciencia¡±, se?ala S¨¢nchez-Runde. El stoniano ha compilado discos de oro, guitarras e incluso ropa de los miembros de la banda. Una colecci¨®n de m¨¢s de 700 piezas que ya se ha expuesto en Ibiza y que se pueden ver hasta el 18 de octubre en Ourense.
S¨¢nchez-Runde naci¨® en Barcelona y all¨ª, en su casa, en los a?os 70, permanec¨ªa tras la puerta de su cuarto cuando sus hermanos mayores hac¨ªan fiestas. ¡°No me dejaban entrar, pero me quedaba escuchando la m¨²sica¡±, relata. Ya con 12 a?os le pidi¨® a sus padres un disco como regalo de Navidad. Lo que sonaba entonces eran los Rolling Stones, as¨ª que eso fue lo que tuvo, ¡°un disco muy raro¡±, Aftermath, que se hab¨ªa publicado en 1966, el a?o de su nacimiento. Se pasaba el d¨ªa dando vueltas al vinilo y con los primeros ahorrillos se compr¨® otro y otro. El gusanillo de los Stones ya estaba dentro.
La colecci¨®n de S¨¢nchez-Runde fue creciendo poco a poco y reconoce que, al principio, sus amigos se re¨ªan de su pasi¨®n, pero siempre le tra¨ªan alg¨²n recuerdo relacionado con el grupo de Londres o Nueva York. Discos poco populares, carteler¨ªa, objetos de edici¨®n limitada... ¡°Me fui metiendo poco a poco y despu¨¦s de 20 a?os me encuentro con que tengo una buena colecci¨®n¡±, resume. Cajas, ba¨²les, estanter¨ªas... todo serv¨ªa para guardar estas piezas hasta que, como ¨¦l dice, tom¨® conciencia de su valor y se dio cuenta de que necesitaba un almac¨¦n grande y seguro.
Una guitarra firmada por Ron Wood, tres retratos de Mick Jagger pintados por Andy Warhol, 17 discos de oro y platino, libros dedicados, bocetos firmados por Wood, fotograf¨ªas autografiadas e incluso una radiograf¨ªa de la Uni¨®n Sovi¨¦tica que contiene grabada la canci¨®n Honky Tonk Women. Todas estas piezas forman parte de la exposici¨®n, no as¨ª la ¨²ltima adquisici¨®n: una chaqueta de piel de Wood que permanece en su casa, como otros muchos objetos. ¡°Se nota que la ha usado, que eso tambi¨¦n le da valor, y viene con su certificado de autenticidad¡±, apunta el coleccionista, que cuenta como an¨¦cdota que las casas de subastas y otros vendedores lo llaman directamente para ofrecerle objetos exclusivos de los Stones.
Ha acudido a seis conciertos, repitiendo algunas ciudades: ?msterdam, Madrid, Barcelona y Francia. No son muchos para un seguidor como ¨¦l, cuenta, porque a veces ha tenido que escoger entre viajar o aumentar la colecci¨®n y se ha quedado con lo segundo. Al primer espect¨¢culo que acudi¨®, el de Barcelona 1982, con la gira Urban Jungle asisti¨® solo para que ¡°nada¡± lo detuviera. En una ocasi¨®n, en 1987, ya casado y viviendo en Ibiza, vio un anuncio: Ron Wood iba a tocar en la ciudad. ¡°No se anunci¨® como los Rolling Stones y yo creo que la gente no se enter¨® de qui¨¦n era¡±, considera. Acudi¨® al concierto con su mujer. Se sentaron en primera fila y el p¨²blico alocado a punto estuvo de aplastarlos, pero Wood los subi¨® al escenario. Toda una suerte para un fan¨¢tico como ¨¦l.
Su pasi¨®n seguir¨¢ creciendo con nuevas piezas. Por lo pronto, las expuestas se quedan en la pen¨ªnsula a la espera de nuevo destino. ¡°La colecci¨®n es como una planta, tiene vida, es un poco pecado qued¨¢rtela para ti¡±.