Un ¡®Oc¨¦ano de cartas¡¯ para preservar la memoria de la inmigraci¨®n espa?ola en Argentina
La nostalgia por el pa¨ªs natal y la familia, el trabajo, la comida y las costumbres asoman en las m¨¢s de 10.000 cartas digitalizadas
¡°Como nac¨ª en el a?o 1936, a?o que empieza la guerra civil Espa?ola, fueron tiempos muy duros para nosotros¡±, le escribi¨® Luis a su nieta argentina Sof¨ªa, entonces de diez a?os. Su misiva es una gota en el vasto Oc¨¦ano de cartas, un proyecto destinado a preservar la memoria epistolar de la inmigraci¨®n espa?ola en Argentina. Hasta ahora, se han recuperado m¨¢s de 10.000 testimonios cruzados desde ambos lados del Atl¨¢ntico.
¡°Mis pap¨¢s no t...
¡°Como nac¨ª en el a?o 1936, a?o que empieza la guerra civil Espa?ola, fueron tiempos muy duros para nosotros¡±, le escribi¨® Luis a su nieta argentina Sof¨ªa, entonces de diez a?os. Su misiva es una gota en el vasto Oc¨¦ano de cartas, un proyecto destinado a preservar la memoria epistolar de la inmigraci¨®n espa?ola en Argentina. Hasta ahora, se han recuperado m¨¢s de 10.000 testimonios cruzados desde ambos lados del Atl¨¢ntico.
¡°Mis pap¨¢s no ten¨ªan dinero para comprarnos comida, pues una temporada que se combat¨ªa en nuestro pueblo tuvimos que abandonar la casa. Mi pap¨¢ puso un colch¨®n que era de hojas de ma¨ªz en un carro que era de mi abuela y nos puso a todos los hermanitos adentro del carro. ?ramos ocho y arriba puso otro colch¨®n igual para taparnos y con el carro tirado por dos vacas nos fuimos a las monta?as por varios meses. Pap¨¢ a la noche bajaba a los pueblos para conseguir algo para comer, que siempre era poco. As¨ª comenz¨® mi vida¡±, contin¨²a Luis al recordar su dura infancia en Asturias. Cartas como esta son digitalizadas y compartidas en el archivo colaborativo del Centro de documentaci¨®n epistolar en Argentina, respaldado por el Centro Cultural de Espa?a en Buenos Aires.
¡°Hay rasgos comunes. El deseo de ser respondidos, siempre, pero tambi¨¦n la melancol¨ªa y la nostalgia porque se trata de familias que quedaron separadas. En muchas se hace hincapi¨¦ en el trabajo, en la comida, en los diferentes modos de decir determinadas cosas y tambi¨¦n es com¨²n el tema del puerto y del mar como elementos que comparten las dos orillas¡±, dice Mateo Niro, responsable del proyecto.
Entre 1881 y 1914, Argentina recibi¨® m¨¢s de cuatro millones de extranjeros, entre ellos dos millones de italianos y 1,4 de espa?oles. A un ritmo menor, la emigraci¨®n espa?ola continu¨® a lo largo de las d¨¦cadas siguientes, ya fuese para huir de la pobreza o como exiliados durante la guerra civil y la dictadura franquista posterior.
¡°Le dices para animarlo, que cuando venga, tendr¨¢ todo el trabajo que pueda hacer durante ocho o 10 horas diarias y que si tenemos vida y salud, entre los dos, podemos hacer un capitalito en diez a?os y mirar nuestra vejez con tranquilidad¡±, le pide F¨¦lix a su esposa Engracia en junio de 1951, en una carta en la que le cuenta los preparativos para que ella y sus hijas se re¨²nan con ¨¦l en Argentina.
Asado de vaca
A pedido de Engracia, F¨¦lix le relata en qu¨¦ consiste una ¡°cena criolla¡±: ¡°Se trata de hacer un asado de carne de vaca o ternera, ocho o diez kgs. cortada especialmente para eso. Se cuelga de un palo de hierro clavado en el suelo y se le prende fuego con excrementos de ovejas (carneros) pero ya secos, y entonces viene la habilidad del criollo en saberlo cocer bien pero lentamente, para que la carne quede jugosa y bien asada. Entonces cada uno con un cuchillo va cortando el trozo que m¨¢s le guste y generalmente se come de pie y alrededor del fuego y la carne¡±.
En octubre de 1951, Engracia escribe a F¨¦lix al d¨ªa siguiente de subir al Salta, el barco con el que parti¨® junto a sus hijas desde Barcelona hacia Buenos Aires para reunirse con ¨¦l. ¡°No puedes figurarte c¨®mo fue la despedida. No quiero ni pensar, pues ya ha pasado. Ahora pienso en la llegada, sobre todo no faltes, que ser¨¢ del d¨ªa ocho o 10. T¨² lo preguntas, pues yo no s¨¦ de fijo qu¨¦ d¨ªa ser¨¢, pero ser¨¢ uno de estos que te digo¡±, le dice en la carta que envi¨® a Argentina durante la escala del barco en las islas Canarias.
Niro pide a los inmigrantes y a sus descendientes que busquen en armarios y cajas esa correspondencia, testimonio fundamental de la historia de la vida cotidiana en el siglo pasado. ¡°A trav¨¦s de los ojos de los trabajadores y trabajadoras vemos sus miedos, deseos, esperanzas y desesperanzas¡±, se?ala este ling¨¹ista. ¡°Se trata de un patrimonio fr¨¢gil, que de no ser preservado corre el riesgo de desaparici¨®n y dispersi¨®n¡±, subraya.
Las numerosas agrupaciones de inmigrantes espa?oles en Buenos Aires se han volcado tambi¨¦n con este proyecto, que ha visto c¨®mo el archivo sumaba 2.000 cartas en el ¨²ltimo mes. ¡°Va a tener un ¨¦xito muy grande. Trae muchos recuerdos y mucha emoci¨®n tener acceso a cartas de espa?oles y de descendientes¡±, dijo Benito Blanco, presidente de la Federaci¨®n de Sociedades Espa?olas de Argentina (Fedespa), en la presentaci¨®n oficial de Oc¨¦ano de cartas, el pasado lunes. Blanco record¨® que en 1952, a su llegada a Argentina, se hizo un traje y se fotografi¨® con ¨¦l para mostr¨¢rselo a su familia: ¡°Mand¨¦ una carta muy atenta a mi hermana mayor para que me vieran con corbata por primera vez en mi vida¡±.
Aunque el grueso del archivo son las cartas de inmigrantes espa?oles, hay tambi¨¦n testimonios m¨¢s recientes de argentinos que recorren el camino contrario al de sus padres y abuelos. Es el caso de Mar¨ªa Laura, que se fue a Espa?a en octubre de 2001, en plena crisis econ¨®mica. ¡°Gracias por este ¨²ltimo a?o tan dif¨ªcil para m¨ª. Por haberme ayudado a sobrellevar tantos miedos y tanta angustia. A prop¨®sito, espero pronto poder contarte que ya no me acuerdo de ellos¡±, escribe a su madre. ¡°Disfrut¨¢ de tu nieta y de las peque?as cotidianeidades que hacen que la vida sea as¨ª, linda. Y mir¨¢ mucho el cielo y las estrellas que a pesar de las distancias a ambas nos cobijan¡±, se despide.