¡°Argentina y Galicia son como un pa¨ªs simbi¨®tico¡±
El escritor gallego, que viaja con frecuencia a Buenos Aires, ve las dos tierras unidas para siempre
Buenos Aires y Argentina han formado parte desde ni?o del paisaje de Manuel Rivas (La Coru?a, 1957), el escritor gallego m¨¢s exitoso. Los gallegos hablaban de Argentina, donde ten¨ªan a sus familiares, los argentinos de Galicia, sus or¨ªgenes. De Argentina llegaban libros prohibidos por el franquismo que le¨ªa en su adolescencia. Su ¨²ltima novela, El ¨²ltimo d¨ªa de Terranova (Alfaguara), es para ¨¦l tan gallega como argentina. El escritor reflexiona sobre la emigraci¨®n y el alma gallega de Argentina y Latinoam¨¦rica tras su paso por la Feria del Libro Internacional de Buenos Aires, donde ha lanzado tambi¨¦n la C¨¢tedra Galicia-Am¨¦rica.
Pregunta. Tantos a?os despu¨¦s de la emigraci¨®n, ?Argentina conserva esa alma gallega?
Respuesta. M¨¢s importante que una geograf¨ªa, en estos casos, es la psicogeograf¨ªa, una geograf¨ªa ¨ªntima. Cuando me preguntan cu¨¢ndo me acerqu¨¦ por primera vez a Argentina digo que fue pr¨¢cticamente cuando empec¨¦ a andar. Formaba parte del paisaje. En el barrio de Coru?a donde me cri¨¦, que es donde est¨¢ la torre de H¨¦rcules, te daba la impresi¨®n de que si sub¨ªas a la torre y te levantabas un poquito ah¨ª sobre la punta de los pies ve¨ªas Buenos Aires. Estaba m¨¢s all¨¢ de la l¨ªnea del horizonte, pero ten¨ªa presencia en las conversaciones, en la gente que iba y ven¨ªa, en las maletas¡ La maleta es parte del mobiliario biogr¨¢fico del alma de un gallego. Mi padre se hab¨ªa ido a Venezuela y mi madre era repartidora de leche. En la primera escuela a la que fui, que era m¨¢s bien un almac¨¦n de ni?os, pas¨¦ el primer a?o sentado en una maleta, no hab¨ªa otro sitio donde sentarse.
P. ?Se siente a¨²n la presencia de Galicia en Argentina?
R. Desde el siglo XIX hasta ahora llegaron a Argentina 1.180.000 gallegos a Argentina. Es una de las mayores di¨¢sporas de la humanidad. La cultura gallega est¨¢ en todo el tema de la emigraci¨®n y las familias. Siempre se habla de saudade o de morri?a pensando en la del inmigrante, del que se marcha del pa¨ªs de origen, pero casi tan intensa, a veces m¨¢s, es la saudade del que se queda, del que no marcha. Es un doble camino. Conoc¨ª a un se?or en la Costa da Morte que todos los d¨ªas sub¨ªa con sus vacas a mirar el mar, a un lugar inh¨®spito. Sus seis hermanos se fueron a Argentina. Y ¨¦l no, se qued¨® con las tierras. Lo contaba como un enorme desgarro. ¡°Nunca fui capaz de ir¡±, dec¨ªa con culpa. Ya ten¨ªa 80 a?os y sab¨ªa que nunca ir¨ªa.
P. ?Los gallegos argentinos han inventado una cierta Galicia?
R. En gran parte s¨ª. Es una mezcla de romanticismo e ilustraci¨®n, una especie de pa¨ªs port¨¢til, n¨®mada. Durante el franquismo la cultura resiste y revive sobre todo en Argentina, que es la tierra prometida. Y en Buenos Aires se da algo que no se da en muchos sitios, que es el encuentro de la emigraci¨®n con el exilio. Se encontraron gente que hab¨ªa venido por el pan y gente que vino por la libertad. Se encontraron el pan y la libertad.
P. Desde el punto de vista de la cultura popular, ?en qu¨¦ ve que esta es una tierra impregnada por los gallegos?
R. La gente por un lado es cada vez m¨¢s argentina, este es su pa¨ªs y su ecosistema, pero tambi¨¦n se sienten muy implicados con lo que pasa en Galicia y Espa?a. Antes, los gallegos llegaban con todos los t¨®picos encima, adultos que no hab¨ªan podido ir a la escuela, pobres, con pantal¨®n con remiendos, boina... A veces eran los propios gallegos que ya estaban aqu¨ª los que se met¨ªan con ellos. ¡°?D¨®nde dejaste la vaca?¡±, les dec¨ªan ellos que ya hab¨ªan triunfado en Am¨¦rica. Frente a estas actitudes, la forma de redimir a Galicia era la cultura. El primer sistema escolar serio y p¨²blico en Galicia lo hacen los emigrantes, lleg¨® a haber casi 350 escuelas gallegas financiadas por los emigrantes americanos.
P. ?Los t¨®picos negativos siguen presentes?
R. Hay cada vez menos. Puede haber humor y que aparezca la condici¨®n de gallego en los chistes, pero no es un humor para humillar, sino para echar una risa juntos. Cuando compartes la risa ya est¨¢ todo bien.
P. En los ¨²ltimos a?os, con la llegada de emigrantes latinoamericanos y otros ?se est¨¢ desgallegizando Argentina?
R. Lo que noto ahora es que los emigrantes y sus hijos se sienten cada vez m¨¢s argentinos y m¨¢s gallegos. Y supongo que se sienten m¨¢s cosas. Creo que es fenomenal: frente a las identidades excluyentes y que negaban al otro, descubrir que puedes tener varias identidades y que est¨¢s mucho m¨¢s a gusto, tu cuerpo se vuelve mucho m¨¢s er¨®tico, es una relaci¨®n m¨¢s gozosa con tu propia identidad. En el colegio Santiago Ap¨®stol [de ense?anza gallega en Buenos Aires] s¨®lo una parte peque?a son descendientes de gallegos, hay muchos coreanos que viven en el barrio. En el colegio ves rostros muy distintos cantando las cantigas de Santa Mar¨ªa, escuchas a los chavales coreanos hablando en un gallego maravilloso.
P. Hablaba de Buenos Aires en su infancia. En 2016, ?Qu¨¦ es Buenos Aires para usted?
R. Mi idea de cultura es lo local-universal. Te tiene que preocupar lo que est¨¢ sucediendo all¨¢ donde est¨¦s, escuchar a la tierra, a la gente, pero solo tiene sentido esa cultura si no tiene paredes. Esa es la manera de que se convierta en algo universal. Yo en Buenos Aires antes me sent¨ªa anfibio, pero ahora ya me siento pez, estoy en mi agua. A veces me siento m¨¢s n¨¢ufrago en Galicia que aqu¨ª.
P. ?Argentina es Galicia y Galicia es Argentina?
R. Me parece que podr¨ªamos hablar de un pa¨ªs simbi¨®tico, como un continuo. El mar no hace de frontera, el mar propicia el abrazo. Hay esa corriente submarina, me gusta pensar que somos anfibios y que te haces pez cuando llegas a tierra.
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