Las salas de conciertos valencianas temen un cierre en cadena: ¡°Nos est¨¢n estrangulando¡±
Los promotores denuncian falta de inter¨¦s pol¨ªtico en equipararlos al resto de actividades culturales en las medidas contra la pandemia y que llevan dos meses recibiendo visitas de la polic¨ªa local
Llegan al encuentro un poco abatidos, a tono con los nubarrones plantados sobre Valencia. No es para menos: su sector afronta una crisis a causa de la pandemia del coronavirus que dejar¨¢ p¨¦rdidas anuales de 120 millones en Espa?a, seg¨²n estimaciones de la Plataforma de Salas de Concierto (PSDC). Por eso, antes de hacer la foto que ilustra el art¨ªculo, los cinco due?os de salas convocados inician un debate sobre ...
Llegan al encuentro un poco abatidos, a tono con los nubarrones plantados sobre Valencia. No es para menos: su sector afronta una crisis a causa de la pandemia del coronavirus que dejar¨¢ p¨¦rdidas anuales de 120 millones en Espa?a, seg¨²n estimaciones de la Plataforma de Salas de Concierto (PSDC). Por eso, antes de hacer la foto que ilustra el art¨ªculo, los cinco due?os de salas convocados inician un debate sobre c¨®mo encarar los pr¨®ximos meses. ¡°Debemos abrir todos a la vez, no de uno en uno¡±, empuja ?scar Iglesias, socio fundador del grupo Groovelives y due?o de varias discotecas en la ciudad. Parad¨®jicamente su grupo acaba de cerrar La 3 en pleno d¨¦cimo aniversario y no tiene intenci¨®n de retomar la actividad. ¡°Que sirva de aviso a las instituciones y al resto de salas: morir en silencio no merece la pena¡±, advierte. Pero los dem¨¢s propietarios, con proyectos m¨¢s personales, se aferran a la vocaci¨®n y estiran la agon¨ªa. Denuncian falta de inter¨¦s pol¨ªtico en equipararlos al resto de actividades culturales. Y cuentan que llevan dos meses recibiendo visitas de la polic¨ªa local.
¡°A m¨ª me vinieron el 8 de octubre tras el concierto de The Kabooms¡±, cuenta Pepe de Rueda, due?o de 16 Toneladas. ¡°Cuando vieron mi licencia de sala de baile sonrieron como diciendo: te hemos pillado¡±, narra. ¡°Dijeron que hab¨ªamos metido m¨¢s gente de la permitida, pero no era verdad, el aforo restringido es de 90 personas y vinieron 62, y pod¨ªa demostrarlo porque grab¨¦ el concierto. Despu¨¦s les ense?¨¦ un salvoconducto de la Secretar¨ªa de Salud P¨²blica y un papel del Instituto Valenciano de Cultura que nos acredita como sala de conciertos; entonces llamaron a su jefe, ¨¦ste vino, mir¨® el papel y dijo: esto no vale para nada¡±. La inspecci¨®n se sald¨® con una apertura de expediente. Y la sala est¨¢ cerrada desde ese d¨ªa. Algo parecido vivieron en Matisse en septiembre. ¡°Llegaron un martes de m¨²sica cl¨¢sica y les ped¨ª que volvieran el viernes para ense?arles mi salvoconducto¡±, relata Jos¨¦ Ram¨®n Mart¨ªn, jefe de la sala. ¡°El viernes aparecieron durante el concierto de Carlos Torres y al ver el papel dijeron: menudo cromo te has buscado, ?nos dejas escanearlo?¡±. Matisse baj¨® la persiana ¨Ctemporalmente¨C varias semanas despu¨¦s. M¨¢s reciente fue la visita al Loco Club, concretamente el 31 de octubre tras la actuaci¨®n de Futuro Terror. ¡°Entraron diciendo que hab¨ªan visto el concierto en las redes y que aquello estaba prohibido. Cuando les ense?¨¦ el salvoconducto se quedaron sorprendidos¡±, relata Lorenzo Melero, padre del negocio.
La sorpresa de los agentes sirve para ilustrar el caos normativo en el que trabajan las salas de conciertos de la Comunidad Valenciana. Tras el confinamiento pudieron abrir unas semanas ¨Cy gastar m¨¢s pista con el mobiliario de aislamiento que con las zapatillas¨C, pero el 17 agosto apareci¨® en el DOGV una resoluci¨®n que suspend¨ªa la actividad de discotecas, salas de baile, karaokes y bares de copas con y sin actuaciones musicales. Luego, el 7 de septiembre, la secretaria auton¨®mica de Salud P¨²blica, Isaura Navarro, firma una instrucci¨®n que permite la actividad de las ¡°salas de conciertos¡± pero sin ofrecer servicio de bar. Es el salvoconducto entregado a la polic¨ªa. El ¡°cromo¡±. La confusi¨®n llega porque a efectos legales no existen licencias de bares de copas ni licencias de salas de conciertos, con lo que todos estos locales de m¨²sica en vivo se ven obligados a elegir en el registro entre licencias de caf¨¦-concierto, pub, sala de baile o discoteca. M¨¢s ocio nocturno que actividad cultural. Ninguna asimilable al salvoconducto. ¡°Es incre¨ªble que un documento oficial utilice nombres de cosas inexistentes¡±, critica Jos¨¦ Ram¨®n Mart¨ªn.
Ca¨ªda al vac¨ªo y crisis de identidad
Aunque la resoluci¨®n de agosto cerr¨® todas las salas, la instrucci¨®n de Salud P¨²blica las habilita para abrir en formato teatro. Con sillas donde hab¨ªa pogos y mascarillas tap¨¢ndole el paso a la cerveza. Sin poder vender ni una botella de agua. ?Sale a cuenta? ¡°Las salas de conciertos vivimos de la venta de bebidas no de la m¨²sica¡±, ataja Germ¨¢n Escudero, gerente de Peter Rock. ¡°Sin ingresos el problema vendr¨¢ cuando dejemos de pagar los alquileres y entremos en juicios. El invierno ser¨¢ duro¡±, anticipa. ¡°Estamos aguantando a base de generar deuda en locales cerrados y car¨ªsimos de mantener¡±, a?ade Mart¨ªn, actualmente dedicado al dise?o de un especial navide?o para maquillar el a?o. ¡°Aqu¨ª estamos pensando en el due?o del negocio pero con nosotros caer¨¢n un mont¨®n de empleos directos e indirectos como las empresas de sonido, de iluminaci¨®n, de limpieza, etc.¡±, agrega Melero. ¡°Nos est¨¢n estrangulando¡±, completa ?scar Iglesias. ¡°El Estado dio ICOs para luego cobr¨¢rselos v¨ªa impuestos. Me das un cr¨¦dito pero me cierras el negocio durante meses y sigues pasando impuestos sin congelar gastos comunes. Cualquiera entiende lo inviable de mantener una empresa en esas condiciones¡±, valora, y seguidamente desliza una imagen: ¡°Es una ca¨ªda al vac¨ªo con La 3 como ejemplo: el cierre justificado de un negocio perfectamente sano. Las dem¨¢s ir¨¢n detr¨¢s¡±.
Frente al desplome hay varias medidas en marcha y otras sin pinta de cuajar. Las primeras son dos l¨ªneas de ayudas del Instituto Valenciano de Cultura: una subvenci¨®n a programaci¨®n hecha y un ciclo de conciertos sin p¨²blico cuyos gastos asumir¨¢ la Generalitat. ¡°Las subvenciones est¨¢n bien pero si llegan estando cerrados renunciaremos a ellas¡±, dice Melero. ¡°Tengo que pagar 3.300 euros mensuales de alquiler, prefiero ayudas directas¡±, a?ade De Rueda. Las otras medidas nacen de las salas y apuntan al baile de licencias: ¡°Que nos permitan hacer el uso de la hosteler¨ªa ¨Cpide Iglesias¨C, el ayuntamiento nos deneg¨® la terraza con una interpretaci¨®n extrema de la norma. No queremos nocturnidad sino abrir por la tarde al tercio de aforo¡±. Pero el presidente de la asociaci¨®n de salas En Viu, Fran Bordonado, cree que el reciclaje a hosteleros carece de l¨®gica y reclama una soluci¨®n m¨¢s directa: ¡°La Ley de Espect¨¢culos P¨²blicos dispone de licencias con m¨²sica en vivo, basta con permitir la actividad controlada de esas licencias¡±. No parece inmediato.
A pregunta de este peri¨®dico, Generalitat y Ayuntamiento de Valencia se traspasan mutuamente la responsabilidad sobre las licencias de salas. Para terminar con las alternativas est¨¢ la opci¨®n precaria elegida por el Loco Club, abrir sin barra y jugarse la foto con la polic¨ªa, ¡°un negocio ruinoso que mantiene la llamita viva¡±, y la opci¨®n elegida por el antiguo pianista ¨Cdurante 6 a?os¨C en el Palau de Les Arts y ahora jefe de Matisse: buscar otro trabajo.
Finalmente, en medio de tanta incertidumbre las salas se han lanzado a debatir sobre su propia naturaleza, abriendo en paralelo una peque?a crisis de identidad. Sin un encaje legal claro buscan encontrar su sitio. Primera pregunta, ?qu¨¦ es una sala de conciertos? ¡°No todos los establecimientos pueden catalogarse como tal, desde En Viu y el IVC hemos redactado un proyecto donde las definimos como salas con camerino, escenario, medios profesionales y una programaci¨®n regular demostrable¡±, explica Bordonado. Segunda y m¨¢s polarizante, ?son las salas ocio nocturno? ¡°Hay una discusi¨®n dentro de En Viu, est¨¢n quienes prefieren considerarnos cultura y diferenciarnos del ocio nocturno y quienes prefieren ir todos a una¡±, cuenta Pepe de Rueda. ¡°Yo soy las dos cosas y no quiero ponerle horarios a la cultura¡±, resuelve.
El debate es trascendente porque 35 salas de la regi¨®n cargan con la cruz del ocio nocturno mientras bares, restaurantes, cines o teatros funcionan con relativa normalidad. Y desprovistas de su esencia cultural, arrojadas al saco de los locales sin m¨²sica en vivo, la estad¨ªstica de contagios juega muy en su contra: 2.387 casos acumulados en locales de ocio ¨Csin discernir¨C frente a 29 en actividades culturales. ¡°Nos meten en el saco del ocio por un criterio horario obviando nuestra actividad¡±, razona Bordonado, ¡°pero me pregunto qu¨¦ validez tiene una licencia nocturna con el toque de queda actual¡±.