Roberto Calasso, el pen¨²ltimo de los mit¨®grafos
El escritor y editor italiano, gran erudito, contin¨²a en ¡®El Cazador Celeste¡¯ con su particular investigaci¨®n hist¨®rica
Roberto Calasso (Florencia, 79 a?os) lleva escritas 5.000 p¨¢ginas en 11 libros cuya ambici¨®n es contar la mitolog¨ªa desde que los hombres buscan la interpretaci¨®n de sus pasiones. El pen¨²ltimo de esos libros es El Cazador Celeste, publicado en Espa?a, como casi todas sus obras, por Anagrama, en cuya colecci¨®n Nuevos Cuadernos saldr¨¢ en febrero C¨®mo ordenar una biblioteca, ¡±una erudita reflexi¨®n sobre nuestra relaci¨®n con los libros¡±. Y en Italia acaba de editarse ...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Roberto Calasso (Florencia, 79 a?os) lleva escritas 5.000 p¨¢ginas en 11 libros cuya ambici¨®n es contar la mitolog¨ªa desde que los hombres buscan la interpretaci¨®n de sus pasiones. El pen¨²ltimo de esos libros es El Cazador Celeste, publicado en Espa?a, como casi todas sus obras, por Anagrama, en cuya colecci¨®n Nuevos Cuadernos saldr¨¢ en febrero C¨®mo ordenar una biblioteca, ¡±una erudita reflexi¨®n sobre nuestra relaci¨®n con los libros¡±. Y en Italia acaba de editarse La tavoletta dei destini.
Calasso es tambi¨¦n uno de los m¨¢s potentes referentes literarios del mundo, cuyo gusto por publicar nutre el cat¨¢logo de Adelphi, la editorial italiana que preside. En cuanto a su obra literaria, Leonardo Sciascia, maestro italiano de la literatura del siglo XX, dijo en EL PA?S que sus obras ¡°est¨¢n llamadas a no morir¡±. Cuando le evocamos ese elogio, Calasso se refiere al gran autor siciliano como un caso ¡°muy infrecuente de alguien que s¨®lo dec¨ªa y escrib¨ªa lo que pensaba¡±. La conversaci¨®n que sostuvimos fue a trav¨¦s de cuestionario, por correo electr¨®nico.
La de Calasso es, a la vez, la obra de un historiador, de un poeta y de un narrador. El objetivo de esa prosa es hallar sabidur¨ªa para entender el pasado del hombre. En ese camino, ?cu¨¢l es el hallazgo que m¨¢s le ha sorprendido? ¡°La palabra que me resulta m¨¢s natural es literatura. Todo lo que usted menciona puede entenderse como derivaciones de la literatura. En cuanto a la sabidur¨ªa, no s¨¦ bien qu¨¦ significa hoy esa palabra. En lo que a m¨ª respecta, solo he estudiado su significado en ciertos lugares de la antig¨¹edad, sobre todo en Grecia e India. Ah¨ª no faltaron las sorpresas, por ejemplo en una zona poco frecuentada de los textos v¨¦dicos, los Brahmana¡±. El presente volumen ¡°forma parte de una obra que incluye ya 11 libros, contando el que acaba de salir. En total, unas 5.000 p¨¢ginas. All¨ª las im¨¢genes aparecen y desaparecen desde el principio. Son sincr¨®nicas. Deber¨ªan concatenarse entre ellas. Cada una implica a las dem¨¢s¡±.
La ambici¨®n de saber se compagina, en la obra de Calasso, con la pasi¨®n de crear. ?La ficci¨®n ha sido una tentaci¨®n o es que tal vez sin ficci¨®n no se puede escribir la historia? ¡°Desde La ruina de Kasch [el primero de la serie], la entera construcci¨®n de los 11 libros es narrativa, de modo m¨¢s o menos evidente, pero sin duda esencial. Es el car¨¢cter primordial de todos esos libros. Tengo una constante inclinaci¨®n a mimetizar el pensamiento en las historias o, en todo caso, a mezclarlo con las historias, que pueden ser mitos o cuentos gen¨¦ricos. En El Cazador Celeste, la historia de C¨¦falo y Procris, as¨ª como la de Zeus y Alcmena, son ejemplos de cuentos en estado puro¡±.
Sorprende en esta obra la precisi¨®n con la que aborda hechos que podr¨ªan parecer f¨¢bulas. El magnetismo que alcanza es propio de un heredero de Homero. ?Siente esa ambici¨®n? ¡°Toda narraci¨®n que trate de dioses y de h¨¦roes forma parte de un g¨¦nero que los griegos denominaban mitograf¨ªa y que comprende a autores muy distintos, desde Apolodoro a Nono de Pan¨®polis. En cuanto a m¨ª, soy solo uno de los ¨²ltimos mit¨®grafos. Pero la materia sigue existiendo¡±.
?l ha dicho que ¡°la literatura es precisi¨®n, como las matem¨¢ticas¡±. En El Cazador Celeste todo lo que cuenta est¨¢ evidentemente documentado. ?Con qu¨¦ ¨¢nimo abord¨® usted esta ingente b¨²squeda? ¡°Sin precisi¨®n no hay literatura. M¨¢s a¨²n si se habla de la prehistoria, de la que solo quedan huesos y pedernales mellados. Y todav¨ªa m¨¢s si, como sucede en El Cazador Celeste, se desarrollan tesis contrarias a lo que se leen en los manuales y a lo que se ve en los museos de historia natural¡±.
A lo largo del ¨²ltimo libro hay frases como escalofr¨ªos: ¡°Quien hiere conoce¡±; ¡°Herir es el acto particular de los dioses¡±, ¡°La lujuria que hace sufrir¡¡±. En su obra hay muerte, dolor, divinidad, miedo al tiempo. ?Participa Calasso de esos temores que describe? ¡°No solo yo sino que creo que todo el mundo participa de esos sentimientos o temores, incluso aquellos que no son conscientes de ello. La diferencia radica en los diversos grados de conciencia. Cosa que, por otra parte, es un tema omnipresente en mis libros¡±.
La poes¨ªa subraya toda la escritura de Calasso, y eso incluye la expresi¨®n de sus propios personajes. ¡°?De qu¨¦ est¨¢ hecho un simulacro sino de brisa y de niebla?¡±. ?Est¨¢n en su mente esas met¨¢foras como hechos vivos a los que se puede viajar? ¡°Creo que las im¨¢genes deber¨ªan ser tratadas con el m¨¢ximo cuidado; si no, pueden vengarse. S¨¦ que El Cazador Celeste puede desconcertar un tanto al lector, porque a todo lo largo del libro hay bruscos saltos de tiempo y lugar. Pero eso es precisamente lo que sucede con las im¨¢genes, que son, para m¨ª, hechos vivos. Y as¨ª deber¨ªan revel¨¢rsele al lector. S¨®lo de esa manera demostrar¨ªan tener la fuerza suficiente como para viajar. De otro modo no estar¨ªamos aqu¨ª¡±.