Arte, sangre y drogas

Bliss es una salvajada sobre arte, sangre y drogas, una pel¨ªcula para los que saben disfrutar del g¨¦nero de terror, un endiablado chute de metal tan veraz que hasta parece que le podr¨ªa pasar a tu incauta vecina. La actriz Dora Madison (un descubrimiento) es Dezzy, una artista angustiada por la falta de ingresos y porque tiene que entregar un cuadro de gran formato que no logra terminar. En ese estado de precariedad econ¨®mica y bloqueo creativo entra en una oscura espiral de noche y drogas. Una raya de color negro, seg¨²n su camello mezcla de DMT (potente alucin¨®geno) y coca¨ªna, le har¨¢ recuperar su energ¨ªa creativa a costa de un alto precio.

Bliss es cine independiente vamp¨ªrico en el submundo de Los ?ngeles actual. Rodada en localizaciones reales y con sobrado conocimiento del suelo que pisa, el cineasta Joe Begos retrata la otra cara de la ciudad californiana como pocas veces (cada vez menos) se puede ver en la pantalla. Una pesadilla lis¨¦rgica de 80 minutos capaz de reproducir con la mirada de los que han estado ah¨ª la atm¨®sfera claustrof¨®bica del cuarto de ba?o de un sucio garito, el estado de indefensi¨®n de una bajada de tensi¨®n, la arcada sin tregua de un mal viaje o las t¨¦tricas fantas¨ªas de una artista en trance. Con poqu¨ªsimos recursos, una c¨¢mara guiada por convulsiones febriles y muchas dosis de ingenio y autenticidad, Begos tira de las texturas del g¨¦nero en los setenta y ochenta (de Carpenter a Kevin Connor) para crear una fantas¨ªa que dispara la adrenalina. Un banquete de gelatina roja con lucha libre femenina incluida y litros y litros de sangre. Una pel¨ªcula macarra, retrato indirecto de una ciudad tan famosa y explotada como oculta y secreta, y con una actriz pose¨ªda por un personaje devorado por un cuadro.