La impostura del superviviente

Como consecuencia de unas formas a menudo provocadoras, hace un par de a?os Arturo P¨¦rez-Reverte recibi¨® una reprimenda desde la cuenta oficial de Auschwitz Memorial en Twitter a causa de un comentario del escritor en la red social sobre la interminable cantidad de novelas protagonizadas por seres humanos que ejercieron sus oficios en campos de concentraci¨®n y de exterminio nazis, desde El tatuador de Auschwitz hasta El barbero de Treblinka. El tono de aquel tuit, jocoso y como m¨ªnimo desconsiderado, escond¨ªa sin embargo un aspecto evidente tanto en la literatura como, en el caso que nos ocupa, el cine: un cierto super¨¢vit de la tem¨¢tica y, sobre todo, del estilo, tendente a la repetici¨®n de esquemas dentro de una tragedia inabarcable de la que nunca se acabar¨¢ de relatar todo lo necesario, pero en la que caben desde esquinazos de inter¨¦s a¨²n no bien desarrollados hasta no pocos ejemplares de explotaci¨®n nimia y meliflua.

El profesor de persa, pel¨ªcula del estadounidense de origen ucraniano Vadim Perelman, basada en el relato del alem¨¢n Wolfgang Kohlhaase Invenci¨®n de un lenguaje, al parecer inspirado en una historia real, se sit¨²a a medio camino entre una y otra situaci¨®n. Por un lado, el formulismo es manifiesto, aunque sin llegar a lo remilgado en los matices tonales. Por otro, la relaci¨®n entre el jud¨ªo que se salva por los pelos del fusilamiento y el capit¨¢n nazi encargado de la cocina del campo, que sue?a con montar un restaurante en Teher¨¢n tras la contienda, contiene unos cuantos aspectos atractivos. Con el acicate de que en este caso el profesor ni siquiera sab¨ªa farsi y se iba ingeniando un idioma inexistente, adentr¨¢ndose la historia en la vertiente de la impostura en pos de la supervivencia.

Quiz¨¢ consciente de que la artima?a del protagonista contiene singularidades que rozan lo incre¨ªble, Perelman, que tras debutar en 2003 con la muy estimable Casa de arena y niebla, candidata a tres Oscar, ha desarrollado una carrera con m¨¢s bajos que altos, otorga a su historia una aureola casi de f¨¢bula, de relato que se bifurca en dos costados m¨¢s relacionados con lo moral que con lo puramente f¨ªsico y palpable. Y ambos son atrayentes: las debilidades nazis, que el siempre inquietante actor alem¨¢n Lars Eidinger (Personal Shopper, High Life) explota a la perfecci¨®n, ejemplificadas en una escalera de sometimiento del poder en la que ¨¦l denigra a los jud¨ªos mientras es humillado por sus mandos superiores a causa de sus ingenuas intenciones vitales; y el del enga?o como modo de vida en medio del sufrimiento, con una matizada interpretaci¨®n del excelente Nahuel P¨¦rez Biscayart (120 pulsaciones por minuto). As¨ª, pese a la insistencia tem¨¢tica, la pel¨ªcula encuentra por d¨®nde escapar de la median¨ªa hacia una relativa conquista.