La historia del camarada Sergio Cabrera antes del cine
Juan Gabriel V¨¢squez dedica su nueva novela a explorar los d¨ªas de mao¨ªsmo y guerrilla del cineasta colombiano, marcado por el radical compromiso pol¨ªtico de su familia
El director de cine colombiano Sergio Cabrera (Bogot¨¢, 70 a?os) nunca termin¨® de editar una pel¨ªcula sin preocuparse por si esta le gustar¨ªa a su padre, un director de teatro ic¨®nico, espa?ol y colombiano, llamado Fausto Cabrera. ¡°Sin mi padre, nunca me habr¨ªa dedicado al cine¡¯', dijo Sergio d¨ªas despu¨¦s de la muerte de Fausto en el 2016. ¡°Ha estado tan presente en mi vida que sale en casi todas mis pel¨ªculas¡±. En La estrategia del caracol (1993), quiz¨¢s la m¨¢s conocida de sus obras, su padre interpreta a un anarqui...
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El director de cine colombiano Sergio Cabrera (Bogot¨¢, 70 a?os) nunca termin¨® de editar una pel¨ªcula sin preocuparse por si esta le gustar¨ªa a su padre, un director de teatro ic¨®nico, espa?ol y colombiano, llamado Fausto Cabrera. ¡°Sin mi padre, nunca me habr¨ªa dedicado al cine¡¯', dijo Sergio d¨ªas despu¨¦s de la muerte de Fausto en el 2016. ¡°Ha estado tan presente en mi vida que sale en casi todas mis pel¨ªculas¡±. En La estrategia del caracol (1993), quiz¨¢s la m¨¢s conocida de sus obras, su padre interpreta a un anarquista espa?ol que lidera una revoluci¨®n en Bogot¨¢. ¡°Estaba haciendo de s¨ª mismo¡±, explic¨® el cineasta.
Volver la vista atr¨¢s (Alfaguara), la nueva novela del escritor colombiano Juan Gabriel V¨¢squez (Bogot¨¢, 49 a?os), es el resultado de conversaciones que durante siete a?os mantuvieron el novelista y el cineasta para entender c¨®mo la ideolog¨ªa de los Cabrera molde¨® a uno de los directores m¨¢s brillantes del cine colombiano antes de que filmara su primera pel¨ªcula. Esta es la historia de su t¨ªo abuelo Felipe D¨ªaz Sanguino, un coronel republicano que tuvo que abandonar Espa?a con toda la familia en medio de la Guerra Civil; es la historia de un Fausto tan devoto al mao¨ªsmo que abandona a Sergio y a su hermana en la China de Mao Zedong; es la historia de los padres de Sergio trabajando en Colombia para un clandestino partido comunista; es la historia de Sergio y su hermana en las filas del Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n, una guerrilla donde cuestionaron el fanatismo de su padre y abandonaron la crueldad de la guerra.
EL PA?S habl¨® por videoconferencia con Juan Gabriel V¨¢squez y con Sergio Cabrera, que se encuentran en Bogot¨¢ y Madrid, respectivamente, sobre c¨®mo la ficci¨®n ayud¨® a darle sentido a un doloroso pasado familiar.
Pregunta. ?Por qu¨¦ compartir una historia familiar tan ¨ªntima para esta novela?
Sergio Cabrera. Desde hace un tiempo mucha gente me dice ¡®esa historia tuya es muy buena, deber¨ªas escribirla o hacer una pel¨ªcula¡¯. Pero nunca sent¨ª que tuviera la habilidad de contar mi propia vida. Aunque hay una cosa que me impact¨® mucho cuando sal¨ª de la guerrilla: sentir c¨®mo me hab¨ªa convertido de h¨¦roe a villano de un d¨ªa para otro. Ese paso de sentirse que uno va a salvar el mundo, a salir, volver a la vida civil, y sentirse observado como un villano, eso es muy triste. Aparte de que a uno se le han evaporado los sue?os, de pronto se encuentra con que tiene que dar explicaciones de haber intentado salvar el mundo. Me di cuenta de que la historia est¨¢ siendo injusta con los j¨®venes comunistas, j¨®venes como nosotros. Yo ten¨ªa la esperanza de poder contar la historia desde el punto de vista del revolucionario. No ten¨ªa esa habilidad, pero sent¨ªa que val¨ªa la pena porque es una historia que no se cuenta con frecuencia.
P. ?Por qu¨¦ este libro es una novela y no una biograf¨ªa oficial?
Juan Gabriel V¨¢squez. Yo soy muy enf¨¢tico en decir que esto es una novela y no una biograf¨ªa porque no intenta agotar la vida del personaje. Una biograf¨ªa, por definici¨®n, tiene que ser exhaustiva, y yo no quer¨ªa contar la vida entera de Sergio Cabrera. La novela comienza con su padre, Fausto, que tiene 15 a?os, y que est¨¢ a punto de tomar el camino del exilio por cuenta de la Guerra Civil espa?ola. ?Qu¨¦ pas¨®? Despu¨¦s de muchas conversaciones yo me fui encontrando con una historia que contaba el impacto de la pol¨ªtica en las vidas privadas de una familia; que contaba nuestra relaci¨®n con las ideolog¨ªas; que contaba el impacto del fanatismo. Hab¨ªa, dentro de todas las riqu¨ªsimas experiencias, como una estatua. Y eso fue lo que me interes¨® a m¨ª, sacar a la estatua, como esculpir, como tallar. Mi petici¨®n a los lectores es que acepten que es ficci¨®n aunque no sea inventada. La ficci¨®n tambi¨¦n es modelar, es dar forma a algo que ya existe.
P. Casi la mitad del libro se enfoca en Fausto Cabrera, el padre. ?Por qu¨¦ es imposible entender a Sergio sin Fausto?
S. C. La figura de mi padre tiene que ver con toda mi militancia. Contar esa parte de mi vida sin tener los antecedentes de mi padre creo que hubiera quedado algo muy soso. Porque realmente fue a trav¨¦s de ¨¦l que yo llegu¨¦ a todo eso, y a su vez ¨¦l hab¨ªa llegado a eso por las consecuencias de la Guerra Civil espa?ola. Aunque el libro no ahonda mucho sobre la importancia de mi padre en mi carrera cinematogr¨¢fica, y resulta un poco parad¨®jico, porque mi padre se opuso en un primer momento a que yo me dedicara al cine. Sus sue?os revolucionarios le hac¨ªan pensar que el cine me iba a alejar ¡ªcomo efectivamente termin¨® sucediendo¡ª de toda la militancia revolucionaria.
J. G. V. Esa historia hablaba de algo que a m¨ª siempre me ha interesado: que es la manera como se hereda la historia. Es decir, la manera como la salida de Sergio de la guerrilla en 1972 es una consecuencia directa del momento en que Fausto Cabrera se sube a un barco de exiliados en Espa?a en 1939. Hay un v¨ªnculo directo de esas dos cosas. Es decir, una decisi¨®n o un momento de nuestras vidas comenz¨® en realidad mucho antes de que naci¨¦ramos.
P. La novela se titula Volver la vista atr¨¢s. ?Fue dif¨ªcil volver a visitar ese pasado?
S. C. Claro. No s¨¦ si Juan Gabriel es consciente, pero para m¨ª fueron muy dif¨ªciles las primeras conversaciones. Porque ni siquiera entre nosotros ¡ªentre mi hermana y yo, o entre mi madre y mi padre¡ª habl¨¢bamos del tema. Yo siempre tuve el deseo de hacerle una entrevista a mi madre sobre un tiempo que estuvo presa en la c¨¢rcel, pero nunca habl¨¢bamos sobre eso. Nunca hablamos tampoco sobre el drama de mi hermana despu¨¦s de que sali¨® de la guerrilla. O yo nunca les cont¨¦ todas mis historias. Porque como dec¨ªa, personalmente es una gran derrota darse cuenta c¨®mo el sue?o revolucionario se convirti¨® en una pesadilla. Uno trata de olvidar el tema.
P. Este libro tambi¨¦n trata el rol del cine o el teatro en distintos momentos pol¨ªticos, como la revoluci¨®n cultural de Mao o la Colombia en guerra civil. ?C¨®mo ven el rol de la cultura en el proceso de paz actual en Colombia?
S. C. Yo pienso que el papel del arte es fundamental, porque el arte nos ense?a a emocionarnos. Yo siento que en Colombia hace mucha falta que la gente aprenda a dominar sus emociones y que abandone esa actitud intolerante que lleva a que cualquier cosa se convierta en discusi¨®n, en pelea o en guerra. Cuando empezaron a hablar del proceso de paz me pareci¨® muy importante que las diferentes manifestaciones art¨ªsticas ayudaran a dignificar al enemigo. A decir: ¡®Mira, son gente seria que tomaron el camino equivocado, pero que est¨¢n dispuestos a entregar las armas y a someterse a un proceso de paz¡¯. En vez de eso se ha aumentado la presi¨®n para considerar a los que se acogieron al proceso de paz como unos bandidos que no merecen los supuestos ¡°privilegios exagerados¡± que les est¨¢n dando.
J. G. V. Yo dije mucho, en esa ¨¦poca en que est¨¢bamos volcados en la defensa de la paz, que una de las cosas que se estaba negociando era un relato. Est¨¢bamos negociando una narrativa que cuente los ¨²ltimos 50 a?os de vida colombiana. Y hab¨ªa una guerra narrativa entre bandos que quer¨ªan imponer su versi¨®n. Ah¨ª es donde yo creo que entran, por ejemplo, la novela y el periodismo. Entrar para abrir un espacio donde puedan existir todas las versiones. Epistemol¨®gicamente yo s¨ª creo que hay algo que se llama la verdad, pero creo que no se puede construir desde un solo narrador. Hay que admitir a los varios narradores de nuestra guerra. Eso es un hecho literario, es un hecho period¨ªstico, es un hecho cinematogr¨¢fico.
P. ?C¨®mo puede la ficci¨®n ayudar a hacer memoria?
J. G. V. Buena parte de mi oficio gira alrededor de la convicci¨®n de que no se puede entender el pasado de una sociedad sin incluir el relato de la ficci¨®n. Porque la ficci¨®n cuenta todo aquello que la historia calla. La ficci¨®n es la ¨²nica manera que hemos inventado los seres humanos de ir a los lugares a los que la historia no puede ir, porque no tienen los documentos, las pruebas, o porque la escritura de la historia est¨¢ en manos generalmente de los poderes. En esos momentos entra la ficci¨®n a decir ¡®yo tengo una versi¨®n distinta¡¯ o ¡®yo voy a contar el lado invisible de ese lado visible que ustedes est¨¢n contando¡¯. Sin esa ficha del rompecabezas no hay comprensi¨®n posible del pasado. El novelista, dec¨ªa Joseph Conrad, es un historiador de las emociones. Sin las emociones no hay historia completa, porque los hechos no cuentan todo. Los hechos no nos cuenta todo sobre las guerras napole¨®nicas. Hay que ir a Guerra y paz de Tolst¨®i para tener el cuadro completo.