Salma Hayek se toma la p¨ªldora de ?i?ek

En su Gu¨ªa perversa del cine, el popular fil¨®sofo lacaniano Slavoj ?i?ek se detiene en la secuencia de The Matrix en la que Morfeo (Laurence Fishburne) le ense?a a Neo (Keanu Reeves) dos posibles caminos: el de la pastilla azul o el de la roja. Frente a esta dicotom¨ªa realidad-ficci¨®n que, para no liarnos, simplifica el pretencioso embrollo de The Matrix, a ?i?ek y su carism¨¢tico frenillo se le ocurr¨ªa la opci¨®n de una tercera p¨ªldora en la que fuese la realidad misma la que se convirtiese en ilusi¨®n. Bliss, la pel¨ªcula de Mike Cahill interpretada por Owen Wilson y ...

En su Gu¨ªa perversa del cine, el popular fil¨®sofo lacaniano Slavoj ?i?ek se detiene en la secuencia de The Matrix en la que Morfeo (Laurence Fishburne) le ense?a a Neo (Keanu Reeves) dos posibles caminos: el de la pastilla azul o el de la roja. Frente a esta dicotom¨ªa realidad-ficci¨®n que, para no liarnos, simplifica el pretencioso embrollo de The Matrix, a ?i?ek y su carism¨¢tico frenillo se le ocurr¨ªa la opci¨®n de una tercera p¨ªldora en la que fuese la realidad misma la que se convirtiese en ilusi¨®n. Bliss, la pel¨ªcula de Mike Cahill interpretada por Owen Wilson y Salma Hayek, parece concebida bajo el paraguas de esta idea. Algo que confirma el propio fil¨®sofo que se presta a un cameo en forma de holograma que le alegrar¨¢ el d¨ªa a su legi¨®n de seguidores, pero que no contribuye demasiado a salvar este drama sobre realidades paralelas y adicciones. Porque la historia de un tipo al borde del abismo (divorcio, despido) que en plena deriva autodestructiva se encuentra con una extra?a sin techo que le abre a trav¨¦s de unas pastillas de colores la puerta a una nueva percepci¨®n de la realidad no parece otra cosa un buen coloc¨®n en el peor momento. O en palabras del propio ?i?ek que ¡°quiz¨¢, solo quiz¨¢, el infierno no es un lugar tan espantoso¡±.

La nueva fantas¨ªa espiritual del estadounidense Mike Cahill es un c¨®ctel tan desconcertante que logra mantener cierta expectaci¨®n. Una desatada Hayek en la piel de chamana enamorada pasa de parecerse a La Bruja Aver¨ªa a ser una seductora doctora a orillas de un para¨ªso mediterr¨¢neo donde desde un retiro de lujo firma su receta de felicidad y bienestar social para salvar a la humanidad. Y Wilson, con la cara descompuesta en buena parte del filme por motivos razonables, se mete en la piel de un adicto dispuesto a perder su nombre por una dosis m¨¢s de ese elixir capaz de convertir la infernal realidad en ese para¨ªso que reclama un filme que, si no fuese tan destartalado ni se tomase a s¨ª mismo tan en serio, hasta tendr¨ªa su gracia.