Rezando a San John Coltrane
Cada domingo, se celebra una misa al mediod¨ªa donde sus l¨ªderes ¡ªahora proclamados arzobispo, arcipreste, reverendos¡ª tocan, cantan y predican
A John Coltrane (1926-1967) no le habr¨ªa gustado. Cuatro a?os despu¨¦s de su muerte, unos seguidores de San Francisco fundaron una iglesia para celebrar su legado. La Saint John Coltrane Church, con algunos cambios de denominaci¨®n y localizaci¨®n, sigue activa. Cada domingo, celebra una misa al mediod¨ªa donde sus l¨ªderes ¡ªahora proclamados arzobispo, arcipreste, reverendos¡ª tocan, cantan y predican. Y lo hacen estupendamente, por cierto.
La Iglesia de Coltrane forma parte ahora de una comunidad religiosa con mayor raigambre y mej...
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A John Coltrane (1926-1967) no le habr¨ªa gustado. Cuatro a?os despu¨¦s de su muerte, unos seguidores de San Francisco fundaron una iglesia para celebrar su legado. La Saint John Coltrane Church, con algunos cambios de denominaci¨®n y localizaci¨®n, sigue activa. Cada domingo, celebra una misa al mediod¨ªa donde sus l¨ªderes ¡ªahora proclamados arzobispo, arcipreste, reverendos¡ª tocan, cantan y predican. Y lo hacen estupendamente, por cierto.
La Iglesia de Coltrane forma parte ahora de una comunidad religiosa con mayor raigambre y mejor financiaci¨®n, la African Orthodox Church. Para la integraci¨®n se requiri¨® una negociaci¨®n teol¨®gica: los ortodoxos no pod¨ªan aceptar la menor sugerencia de la divinidad del saxofonista; sus devotos insist¨ªan que, en sus directos, se manifestaba el Esp¨ªritu Santo. Hubo acuerdo en canonizar al difunto, convertido oficialmente en San John Coltrane.
Ya s¨¦ que se presta a bromas, en la l¨ªnea de aquel supermercado espiritual del periodista Robert Greenfield. Pero hay algo admirable en esa facilidad estadounidense para crearse un cristianismo a la medida. Y aqu¨ª tiene sentido, dada la funci¨®n aglutinadora de la religi¨®n para los afroamericanos. Incluyendo los m¨²sicos: Jimi Hendrix hablaba de la Electric Church para referirse a sus jam sessions, mientras que Coltrane materializ¨® sus b¨²squedas en un disco monogr¨¢fico, A Love Supreme (1965).
Es la piedra fundacional del llamado jazz espiritual, que floreci¨® con compa?eros de viaje de Coltrane, como Pharoah Sanders y su viuda, Alice Coltrane. Jazz mel¨®dicamente simple, con elementos ex¨®ticos, referencias m¨ªsticas, ocasionales c¨¢nticos. Un subg¨¦nero poco valorado por la cr¨ªtica, siempre tan agn¨®stica, aunque ahora haya revivido con Kamasi Washington.
Para muchos adeptos del jazz, Coltrane resultaba abrumador. Le hab¨ªan conocido en los a?os cincuenta, cuando consum¨ªa hero¨ªna. Nada extra?o en su mundillo, claro, pero encima estaba el lastre de su torrencialidad: como lamentaba uno de sus jefes, Miles Davis, empezaba a tocar y no sab¨ªa parar. Tanto fuera como dentro del escenario: hay testigos que recuerdan ver su boca sangrando, tras demasiadas horas de ensayo con sus diferentes saxos.
Sabemos menos de sus a?os tranquilos: casado con Alice, se instal¨® en una casita de Long Island, convertido en padre de familia. Su imagen de Buda de los Suburbios se complica cuando nos cuentan que prob¨® el LSD en la misma ¨¦poca que trabajaba en A Love Supreme. Conviene recordar que el ¨¢cido era entonces una sustancia legal, aunque restringida a psic¨®logos e investigadores. M¨²sicos de rock como The Byrds o The Grateful Dead cre¨ªan reconocer a Coltrane como compa?ero de experiencias lis¨¦rgicas cuando intentaban recrear sus ¡°s¨¢banas de sonido¡±.
?Paren los caballos! Ser¨ªa simpl¨®n retratar a Coltrane como palad¨ªn de la psicodelia o de la fusi¨®n. Durante sus ¨²ltimos a?os, muchos colegas intentaron salvarse del naufragio interpretando canciones de The Beatles. Lo m¨¢s ingl¨¦s que grab¨® Coltrane fue Greensleeves, la balada del siglo XVI. Fue un intento de repetir su mayor ¨¦xito comercial hasta entonces, su versi¨®n valseada de My Favorite Things. Nada hay de indigno en esa jugada: hasta San John Coltrane deb¨ªa proveer a los suyos.