Manual de bolsillo para hablar con los muertos
El Archivo de C¨¢diz se asoma a la moda del espiritismo decimon¨®nico a trav¨¦s de un folleto prohibido en 1857
¡°Col¨®case una mano sobre la parte superior del tr¨ªpode, ev¨®case el esp¨ªritu, y cuando se levanta un pie, es la ocasi¨®n para dirigirle las preguntas¡±. Un golpe supuestamente quer¨ªa decir s¨ª; dos, no y, desde ah¨ª una larga lista de toques en la mesa traducibles en letras que hasta distingu¨ªan acentos. Para Jotino y Ademar ¡ªseud¨®nimos del autor o autores¡ª era la forma de comunicarse con el m¨¢s all¨¢, si uno aceptaba abandonar todo atisbo de racionalidad cient¨ªfica. Qued¨® plasmada en Luz y verdad del espiritualismo, un libr...
¡°Col¨®case una mano sobre la parte superior del tr¨ªpode, ev¨®case el esp¨ªritu, y cuando se levanta un pie, es la ocasi¨®n para dirigirle las preguntas¡±. Un golpe supuestamente quer¨ªa decir s¨ª; dos, no y, desde ah¨ª una larga lista de toques en la mesa traducibles en letras que hasta distingu¨ªan acentos. Para Jotino y Ademar ¡ªseud¨®nimos del autor o autores¡ª era la forma de comunicarse con el m¨¢s all¨¢, si uno aceptaba abandonar todo atisbo de racionalidad cient¨ªfica. Qued¨® plasmada en Luz y verdad del espiritualismo, un libro editado en C¨¢diz en marzo de 1857, uno de los primeros de una moda que recorri¨® Espa?a en el siglo XIX y hasta se col¨® como asunto de debate en las Cortes en 1873.
El op¨²sculo, de 49 p¨¢ginas, se expone este mes en el Archivo Provincial de C¨¢diz como documento destacado, al que lleg¨® d¨¦cadas despu¨¦s de ser prohibido por el Gobierno Civil. Intuyendo lo que pasar¨ªa, su autor o autores dedicaron ¡°m¨¢s p¨¢ginas a decir lo que no son que lo que son¡±, destaca el especialista del archivo que lo ha estudiado, Jos¨¦ Ram¨®n Barroso. Y pese a que dec¨ªan ser seguidores del cristianismo primitivo, la publicaci¨®n fue prohibida y los ejemplares retirados por exponer ¡°doctrinas contrarias a la religi¨®n cat¨®lica¡±.
¡°Al margen del tema, el documento demuestra que C¨¢diz segu¨ªa siendo puerto de entrada de muchas ideas y modas que llegaban a trav¨¦s del mar¡±, dice Barroso. Ese mismo a?o 1857 de su publicaci¨®n, el franc¨¦s Allan Kardec publica El libro de los esp¨ªritus, ¡°considerada la Biblia del espiritista¡±, apunta el archivero.
Europa se contagi¨® de una fiebre por los supuestos contactos con el m¨¢s all¨¢ surgida en Estados Unidos. ¡°Es cuando se empieza a conocer el tel¨¦grafo y el morse. La moda corre como la p¨®lvora¡±, abunda Barroso. Las sociedades espiritistas, caseras y sin organizaci¨®n centralizada, proliferan en Gibraltar, Andaluc¨ªa, Levante, Catalu?a y Madrid. Prometen comunicarse con los muertos a trav¨¦s de tr¨ªpodes que se mueven a golpes de inspiraci¨®n telegr¨¢fica o en ¡°mesas parlantes¡± sobre las que los participantes entrelazan sus manos, en un momento en el que los avances m¨¦dicos elevan la esperanza de vida, cambia el concepto de la muerte y surge la idea del duelo en las familias. M¨¢s all¨¢ de la mera supercher¨ªa y el enga?o, que llenaba teatros, la moda encuentra acomodo en las ¡°corrientes alternativas a la religiosidad oficial y a la secularizaci¨®n social del momento¡± incide Jos¨¦ Carlos Ferrera, profesor del departamento de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
Ferrera, quien ha investigado las corrientes del pensamiento ut¨®pico del XIX, recuerda que, no pocas veces, el espiritismo hall¨® acomodo en movimientos progresistas como el socialismo, el republicanismo e incluso el feminismo. ¡°Es la liberaci¨®n personal de la mujer de clase media¡±, explica este historiador sobre una moda en la que destacaron la m¨¦dium Amalia Domingo Soler o La Luz del Porvenir, una publicaci¨®n especializada que escrib¨ªan solo redactoras.
El espiritismo espa?ol alcanz¨® la cima de su popularidad en 1888, con la celebraci¨®n en Barcelona del primer Congreso Internacional Espiritista. A?os antes, en 1873, cinco diputados seguidores del movimiento llevaron a las Cortes una enmienda al proyecto de ley de educaci¨®n para incluir la doctrina como materia de ense?anza obligatoria. No se lleg¨® a debatir por el golpe militar que acab¨® con la Primera Rep¨²blica.
Con el cambio de siglo, la fiebre espiritista cay¨® tan r¨¢pido como antes hab¨ªa subido. Se enfri¨® por los esc¨¢ndalos de fraudes y la divisi¨®n entre las corrientes m¨¢s te¨®ricas, conectadas a los principios progresistas, y los deseosos de ganar dinero con esas mesas en las que lo mismo se invocaba a la abuela fallecida que a S¨®crates.