Los ¨²ltimos d¨ªas sin recuerdos de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez
Rodrigo Garc¨ªa publica ¡®Gabo y Mercedes: una despedida¡¯, un libro sobre la muerte de su padre, el nobel de Literatura, y su madre, Mercedes Barcha
Cuando Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez escrib¨ªa Cien a?os de soledad, en los a?os sesenta, cont¨® que uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles lleg¨® el d¨ªa que tecle¨® la muerte del memorable coronel Aureliano Buend¨ªa. Gabo sali¨® de su estudio en la casa donde viv¨ªa en Ciudad de M¨¦xico, busc¨® a su esposa Mercedes en una habitaci¨®n y desconsolado le anunci¨®: ¡°Mat¨¦ al coronel¡±. ¡°Ella sab¨ªa lo que eso significaba para ¨¦l y permanecieron juntos en silencio con la triste noticia¡±, recuerda su hijo, Rodrigo Garc¨ªa, sobre el duelo que vivieron su...
Cuando Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez escrib¨ªa Cien a?os de soledad, en los a?os sesenta, cont¨® que uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles lleg¨® el d¨ªa que tecle¨® la muerte del memorable coronel Aureliano Buend¨ªa. Gabo sali¨® de su estudio en la casa donde viv¨ªa en Ciudad de M¨¦xico, busc¨® a su esposa Mercedes en una habitaci¨®n y desconsolado le anunci¨®: ¡°Mat¨¦ al coronel¡±. ¡°Ella sab¨ªa lo que eso significaba para ¨¦l y permanecieron juntos en silencio con la triste noticia¡±, recuerda su hijo, Rodrigo Garc¨ªa, sobre el duelo que vivieron sus padres. Ahora es ¨¦l, Rodrigo, quien teclea su propio duelo con un nuevo libro para despedirse de sus padres: Gabo y Mercedes: una despedida.
Este dulce adi¨®s, publicado este mes por Random House en Colombia y Espa?a, es el nuevo homenaje que Rodrigo Garc¨ªa, director de cine, hace al nobel, que falleci¨® en 2014, y a su madre, Mercedes Barcha, que muri¨® en agosto del a?o pasado. ¡°Mi padre se quejaba de que una de las cosas que m¨¢s odiaba de la muerte era el hecho de que ser¨ªa la ¨²nica faceta de su vida sobre la que no podr¨ªa escribir¡±, dice Garc¨ªa, que entremezcla la narraci¨®n de los ¨²ltimos d¨ªas de sus padres con las muertes que Gabo s¨ª escribi¨®. La de Sim¨®n Bol¨ªvar, por ejemplo, en El general en su laberinto (¡°vio por la ventana el diamante de Venus en el cielo que se iba para siempre¡±), o el d¨ªa en que falleci¨® ?rsula Iguar¨¢n, la matriarca de Cien a?os de soledad que ¡°amaneci¨® muerta el Jueves Santo¡±, al igual que Gabo falleci¨® el Jueves Santo de 2014.
¡°No tuve que pensar mucho para acordarme de esos pasajes¡±, explic¨® Rodrigo Garc¨ªa el martes, en una conferencia de prensa virtual para promocionar el lanzamiento del libro. ¡°La obsesi¨®n con la p¨¦rdida y con la muerte es muy com¨²n de los escritores, casi lo hace a uno pensar que hace parte del ADN del escritor: la obsesi¨®n con la p¨¦rdida y con que las cosas terminan, y c¨®mo la finalidad de la vida enmarca la experiencia de la vida. As¨ª que me acordaba perfectamente de todas esas muertes de sus personajes principales¡±.
En los ¨²ltimos a?os, Rodrigo Garc¨ªa (Bogot¨¢, 61 a?os) se ha comprometido a transformar algunos libros de su padre en grandes trabajos de cine: es productor ejecutivo de Noticia de un secuestro (que produce Amazon Prime y se filma actualmente en Colombia) y de la versi¨®n que prepara Netflix de Cien a?os de soledad (que sigue en una fase de preproducci¨®n). Pero la familia siempre ha sido muy cautelosa con no revelar sus intimidades, por lo que el libro es una peque?a ventana al dolor en la casa de sus padres cuando Gabo vivi¨® sus ¨²ltimos d¨ªas. ¡°No somos figuras p¨²blicas¡±, le dec¨ªa su madre, que vigilaba que la intimidad del hogar no saliera en los peri¨®dicos. ¡°Sab¨ªa que no iba a publicar estas memorias mientras ella pudiera leerlas¡±, admite ahora el hijo. Si sus padres pudieran leerlo ahora, dijo Rodrigo en la conferencia de prensa, ¡°me gustar¨ªa pensar que estar¨ªan contentos y orgullosos, aunque seguro mi madre me dir¨ªa: ¡®que chismosos¡±.
Gabo, en el libro de su hijo, vivi¨® durante sus ¨²ltimos a?os una versi¨®n parecida a la que interpreta Anthony Hopkins en The Father: un hombre ansioso porque empieza a perder la memoria y que se siente perdido entre sus familiares. ¡°?Por qu¨¦ est¨¢ aqu¨ª esta mujer dando ¨®rdenes y manejando la casa si no es nada m¨ªa?¡±, se quejaba Gabo cuando no reconoc¨ªa a su esposa, Mercedes. ¡°?Qui¨¦nes son esas personas en la habitaci¨®n de al lado?¡±, le preguntaba a una empleada de servicio cuando no reconoc¨ªa a Rodrigo y Gonzalo, sus dos hijos. ¡°Esta no es mi casa. Me quiero ir a la casa. A la de mi pap¨¢¡±, ped¨ªa el escritor cuando quer¨ªa regresar, no a la casa de su padre, sino a la de su abuelo, un coronel que lo cuid¨® hasta sus ocho a?os y que inspir¨® la figura del coronel Aureliano Buend¨ªa.
Pero los ¨²ltimos d¨ªas de Gabo son aquellos tambi¨¦n en los que regresa a lo m¨¢s dulce de su ni?ez en Aracataca, el pueblo colombiano donde naci¨® en 1927. Gabo pod¨ªa recitar de memoria poemas del Siglo de Oro espa?ol, pero cuando perdi¨® esa capacidad, ¡°todav¨ªa pod¨ªa cantar sus canciones favoritas¡±. Pasaba sus ¨²ltimos d¨ªas escuchando vallenatos, la m¨²sica de la costa colombiana con la que creci¨®. ¡°Incluso en sus ¨²ltimos meses, incapaz de recordar siquiera algo, se le iluminaban los ojos de emoci¨®n con las notas de apertura de un cl¨¢sico del acorde¨®n¡±, escribe Rodrigo Garc¨ªa. ¡°En el ¨²ltimo par de d¨ªas, las enfermeras empezaron a ponerlos todos [los vallenatos] a todo volumen en su habitaci¨®n, con las ventanas abiertas de par en par¡±. Las canciones de Rafael Escalona inundaron la casa de M¨¦xico como canciones de cuna para despedirse. ¡°Me devuelven al pasado de su vida como nada m¨¢s podr¨ªa hacerlo¡±, escribe el hijo.
¡°La etapa final [de mi padre] ya fue m¨¢s f¨¢cil¡±, aclara en la conferencia de prensa. ¡°Hay una etapa tremenda en la que la persona est¨¢ consciente de que est¨¢ perdiendo la memoria, entonces, no solo ver a la persona sin sus facultades, sino muy ansiosa por perderlas es tremendo y muy duro. La etapa final fue triste, pero m¨¢s tranquila. ?l estuvo tranquilo, no sufr¨ªa de ansiedad, estaba muy distra¨ªdo, no se acordaba de muchas cosas, pero estaba bien, estaba tranquilo, y eso nos reconfortaba¡±.
Aunque los ¨²ltimos d¨ªas de Gabo son los que m¨¢s se toman las p¨¢ginas de este libro, el ¨²ltimo cap¨ªtulo est¨¢ dedicado a la muerte de Mercedes, llamada la Gaba, un apodo que Rodrigo Garc¨ªa acertadamente llama ¡°patriarcal¡±. ¡°Pero, a pesar de eso, todos los que la conocieron sab¨ªan que ella se hab¨ªa convertido en una magn¨ªfica versi¨®n de s¨ª misma¡±, escribe el hijo. Rodrigo la describe como ¡°una mujer de su ¨¦poca¡±: sin estudios universitarios, madre, esposa, ama de casa. Pero al mismo tiempo la que dirigi¨® el ¨¦xito de su padre y la que generaba envidias por ¡°su conciencia de s¨ª misma¡±. En una de las mejores escenas del libro, Rodrigo y Gonzalo se retuercen en sus sillas cuando un presidente mexicano (cuyo nombre no mencionan, pero con las fechas es claro que se trata de Enrique Pe?a Nieto), se refiere a la familia como ¡°los hijos y la viuda¡±. Mercedes entonces ¡°amenaza con decirle al primer periodista que se le cruce que planea casarse tan pronto como sea posible. Sus ¨²ltimas palabras al respecto son: ¡®Yo no soy viuda. Yo soy yo¡°, escribe Rodrigo.
Mercedes Barcha falleci¨® en 2020, en medio de la pandemia, sin todas las c¨¢maras y seguidores que lloraron la muerte de Gabo. Pero como su esposo, le hubiera exigido a sus hijos que si iban a teclear su muerte, lo hicieran tan bien que dejaran a todo lector en un duelo profundo. En los d¨ªas posteriores a su muerte, Rodrigo cuenta que esperaba constantemente una llamada de ella. Una llamada en la que Mercedes le preguntar¨ªa: ¡°Entonces, ?c¨®mo fue mi muerte? No, calma. Si¨¦ntate. Cu¨¦ntalo bien, sin prisas¡±.
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