Marina Abramovic: ¡°Yo invent¨¦ la ¡®performance¡¯, pero me sobrevivir¨¢¡±
La creadora serbia, reciente Premio Princesa de Asturias de las Artes, reivindica su legado y el de una disciplina vanguardista que se ha hecho un hueco en las principales instituciones culturales
Marina Abramovic ejerce de mujer poderosa. Esta serbia de 74 a?os celebra su reciente Premio Princesa de las Artes con un discurso entre refractario y m¨ªstico. La noticia del galard¨®n le lleg¨® mientras trabajaba en su estudio de Hudson, Nueva York, donde recibe a este diario por videoconferencia, rodeada de ordenadores y mesas de trabaj...
Marina Abramovic ejerce de mujer poderosa. Esta serbia de 74 a?os celebra su reciente Premio Princesa de las Artes con un discurso entre refractario y m¨ªstico. La noticia del galard¨®n le lleg¨® mientras trabajaba en su estudio de Hudson, Nueva York, donde recibe a este diario por videoconferencia, rodeada de ordenadores y mesas de trabajo. Emprendi¨® el camino hacia el estrellato gracias a un g¨¦nero, la performance, que toma el cuerpo como unidad art¨ªstica. Form¨® su ingenio en los ambientes sesentayochistas de un Belgrado levantado contra el r¨¦gimen de Tito, pero enseguida dej¨® su impronta de pionera en las principales instituciones culturales del mundo. Y de ah¨ª, a la conquista del gran p¨²blico.
Pregunta. ?Imaginaba llegar hasta aqu¨ª?
Respuesta. Si en los setenta, cuando empec¨¦, alguien me hubiera dicho que iba a recibir esta clase de premio, no lo hubiera cre¨ªdo. Aquella era una ¨¦poca dif¨ªcil, me sent¨ªa como la primera mujer en caminar por la Luna. Me dediqu¨¦ a la performance en contra de mi familia, en contra de mis profesores, en contra de los cr¨ªticos de arte de la antigua Yugoslavia. Podr¨ªa asegurar que siempre supe estar en lo cierto, pero la verdad es que a mi alrededor la presi¨®n fue enorme. Me ha costado 50 a?os que mis acciones sean una corriente mayoritaria dentro del arte. No era solo una disciplina desconocida, tambi¨¦n una palabra desconocida. El t¨¦rmino se refiere al contacto entre las personas, yo he llevado ese contacto al p¨²blico de una manera emocional.
P. ?Qu¨¦ respuesta ha encontrado?
R. El arte ha sido fundamental a lo largo de los siglos. Ha sostenido gobiernos, legitimado ideolog¨ªas y religiones. Al arte de este siglo le toca atender lo que ocurre con el planeta, el hambre o la pol¨ªtica. Es nuestra obligaci¨®n hacernos las preguntas adecuadas. Aqu¨ª, en esta oficina, yo me las hago todo el rato.
P. ?Pas¨® lo peor del confinamiento en ese estudio?
R. Estaba ensayando mi ¨®pera sobre Mar¨ªa Callas, que iba a estrenarse el 11 de abril en M¨²nich. He le¨ªdo las ocho biograf¨ªas de esta mujer, todas las que existen, y encontr¨¦ muchas similitudes conmigo. Ambas somos Sagitario, el mismo signo, y tambi¨¦n sufrimos a nuestras madres. Ahora, pensar en el confinamiento puede parecer una locura, pero entonces yo me dediqu¨¦ a trabajar para lograr mantener el estreno. El arte debe ser inventivo y encontrar la manera de desarrollarse, as¨ª que insist¨ª e insist¨ª, aunque al final hubo de posponerse hasta despu¨¦s del verano, con distancia de seguridad y una audiencia reducida. La obra inaugurar¨¢ en septiembre la temporada oper¨ªstica de Par¨ªs, es un proyecto del que me siento muy orgullosa. Mi gran sue?o es que llegue al Teatro Real de Madrid. Con otra ¨®pera, Vida y Muerte de Marina Abramovic, tuve la oportunidad de conocerlo. Incre¨ªble.
Soy muy cr¨ªtica con mis primeras obras, pero ahora son parte de la historia
P. ?C¨®mo supo de la muerte de Ulay, su pareja art¨ªstica durante los setenta, que falleci¨® aquel marzo?
R. Falleci¨® al principio de la crisis sanitaria, as¨ª que no pude ir al funeral ni presentar mis respetos a su familia. No fue sorprendente, llevaba m¨¢s de 10 a?os enfermo de c¨¢ncer. Habl¨¦ por ¨²ltima vez con ¨¦l en noviembre. Le felicit¨¦, pues cumplimos a?os el mismo d¨ªa. Una conversaci¨®n muy intensa, a pesar de que ya ten¨ªa dificultades para hablar. Es una historia triste, finalmente le he sobrevivido. Tuvimos una relaci¨®n con muchos altibajos, no era un hombre sencillo, pero al final nos reconciliamos. Solo tengo para ¨¦l amor y respeto.
P. Usted misma lo ha dicho, gran parte de su obra se erige sobre el contacto directo, dif¨ªcil en los tiempos que corren.
R. Ha sido lo peor del confinamiento, la p¨¦rdida del contacto, esencia misma del ser humano. Tuvimos que olvidar los abrazos. Pero, por otro lado, yo lo viv¨ª como un reto. Pens¨¦ en c¨®mo podemos relacionarnos de otro modo. Tuve mucha suerte de colaborar con el canal televisivo Sky Art, hicimos un programa de cinco horas sobre los or¨ªgenes de las artes esc¨¦nicas, mostramos a millones de personas la labor de 64 creadores de 31 pa¨ªses diferentes. Que los medios me permitan algo as¨ª es como una revoluci¨®n. Con mi reciente pieza The Life, que combina realidad virtual y realidad aumentada, demuestro que el artista puede estar en cualquier momento, en cualquier lugar.
Si hubiera hecho caso a los cr¨ªticos, nunca habr¨ªa salido de mi casa
P. Muchos le reconocen el m¨¦rito de popularizar el arte. ?Hay una f¨®rmula para ello?
R. Determinaci¨®n, creer en uno mismo y nunca, nunca abandonar. Soy muy cr¨ªtica con mis primeras obras, pero ahora son parte de la historia. Si hubiera hecho caso a los cr¨ªticos, nunca habr¨ªa salido de mi casa. En muchos sentidos es sencillo empezar a pintar o hacer esculturas, pero la performance es inmaterial, solo es tiempo. Tienes que estar ah¨ª donde ocurre y solo se conserva si la audiencia lo recuerda. Muchos de quienes empezaron conmigo abandonaron despu¨¦s, cambiaron de rumbo. Soy la ¨²nica de mi generaci¨®n que permanece en la brecha.
P. ?El dolor era necesario?, ?perder el conocimiento a causa de la asfixia, como hac¨ªa con Ulay?
R. S¨ª, totalmente. Si de verdad crees en la performance, har¨¢s cualquier cosa por ella y cambiar¨¢ tu vida.
P. Las instituciones culturales y muchos grandes museos del mundo incluyen estas acciones en sus programas. ?Sigue siendo la disciplina revolucionaria que usted suele describir?
R. Por supuesto, es la forma m¨¢s compleja de arte. Yo la invent¨¦, no exist¨ªa antes, pero me sobrevivir¨¢. Solo hay que mirar a los creadores j¨®venes.
P. ?Usted tambi¨¦n ha cambiado? Su vida interesa incluso a la prensa rosa.
R. En absoluto, soy la misma Marina. Esa fama no es algo que venga de m¨ª, sino del p¨²blico, yo no soy la responsable.
Muchos de quienes empezaron conmigo abandonaron despu¨¦s, cambiaron de rumbo. Soy la ¨²nica de mi generaci¨®n que permanece en la brecha
P. Pero la usa, se aprovecha de ella.
R. Como una plataforma para dar mi opini¨®n, influenciar y ayudar a otros artistas a encontrar su camino. Nadie escucha a los an¨®nimos. Nuestra responsabilidad es utilizar la fama en un sentido positivo.
P. Esa fama debe ser agotadora. Al final de sus memorias, Derribando Muros (Malpaso, 2016), usted describe una ¨¦poca de trabajo extenuante y mucho estr¨¦s. Incluso experiment¨® ataques de p¨¢nico. ?Ahora se lo toma con m¨¢s tranquilidad?
R. Es el coronavirus el que me ha hecho la vida m¨¢s f¨¢cil. Antes viajaba todo el tiempo, era muy estresante. Yo no cuelgo cuadros, delegar es imposible, tengo que personarme en las galer¨ªas, salas o museos. Sin embargo, muchos de esos eventos han ido cancel¨¢ndose a lo largo del a?o. Por fin tengo tiempo para leer, disfrutar de la naturaleza y estar sola. ?Qu¨¦ placer!
P. El ¨²ltimo cap¨ªtulo del libro sucede en 2015, ?escribir¨¢ sobre los a?os transcurridos desde entonces?
Tengo mucho tiempo, mi abuela muri¨® con 103 a?os. Estoy segura de que yo tambi¨¦n ser¨¦ longeva
R. No han parado de pasarme cosas. Quiz¨¢ porque soy curiosa y busco sorprenderme a m¨ª misma todo el tiempo. Pero necesitar¨ªa que transcurran al menos otras dos d¨¦cadas para ponerme a teclear. Tengo mucho tiempo, mi abuela muri¨® con 103 a?os. Estoy segura de que yo tambi¨¦n ser¨¦ longeva. Lo que me gustar¨ªa es publicar cuentos cortos, historias que me han hecho pensar.
P. ?Por ejemplo?
R. Voy muy a menudo a la India. Cuando caminas por la calle, es habitual que los ni?os se acerquen a ti y te pregunten c¨®mo te llamas o de d¨®nde eres. Pero recuerdo que una vez estuve en un pueblo peque?o, caminaba a lo largo del bosque, cuando me percat¨¦ de que un peque?o me acompa?aba en paralelo. No preguntaba ni mi nombre ni mi nacionalidad, nunca hab¨ªa visto a un chaval as¨ª. Me detuve y le pregunt¨¦: ¡°?Qu¨¦ tal est¨¢s?¡±. Par¨® en seco y contest¨®: ¡°Diferente¡±.