El arte al fresco de los botijos
El artista segoviano Ismael Pe?a exhibe pinturas de Dal¨ª, Forges o Canogar con las vasijas de barro como soporte
El mecanismo de un botijo no es tan simple al dibujar sobre su rechoncha figura. Los pinceles, rotuladores y dem¨¢s utensilios de los artistas han tenido que adaptarse a este tradicional recipiente de barro, que ha pasado de refrescar a generaciones sedientas a ser soporte de pinturas de artistas como Dal¨ª, Forges o Canogar. El responsable de este cambio de funci¨®n se llama Ismael Pe?a, tiene 85 a?os y lleva d¨¦cadas recopilando cer¨¢mica y alf...
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El mecanismo de un botijo no es tan simple al dibujar sobre su rechoncha figura. Los pinceles, rotuladores y dem¨¢s utensilios de los artistas han tenido que adaptarse a este tradicional recipiente de barro, que ha pasado de refrescar a generaciones sedientas a ser soporte de pinturas de artistas como Dal¨ª, Forges o Canogar. El responsable de este cambio de funci¨®n se llama Ismael Pe?a, tiene 85 a?os y lleva d¨¦cadas recopilando cer¨¢mica y alfarer¨ªa tradicionales. Este segoviano posee una colecci¨®n de unas 100 piezas pintadas ¡°al fresco¡± que combinan ¡°el arte popular del barro¡± con el ¡°arte culto de los pintores¡±. Su viejo amigo Salvador Dal¨ª accedi¨® gustoso, no sin cierta sorpresa, a decorar uno de los 40 botijos que ser¨¢n expuestos en el patio de la Diputaci¨®n de Segovia a partir de ma?ana. La muestra se llama La piel del agua y Pe?a conf¨ªa en que este viejo art¨ªculo, presente hist¨®ricamente en las casas, plazas de toros o campos de f¨²tbol, despierte la nostalgia del p¨²blico.
¡°Creo que todo el mundo ha visto un botijo en su vida¡±, aprecia este octogenario multidisciplinar que lo mismo ampl¨ªa las funciones del botijo que canta o compone. ¡°As¨ª me mantengo m¨¢s vivo¡±, presume el que fue amigo de Salvador Dal¨ª. El emblema del surrealismo le llamaba cari?osamente ¡°juglar¡± y as¨ª quiso honrarle sobre barro: el pintor catal¨¢n dibuj¨® un juglar jugando con las l¨ªneas de las firmas de ambos.
¡°Les ped¨ª a los pintores que hicieran lo que quisieran¡±, relata Pe?a por tel¨¦fono desde su casa de Madrid. El gorjeo de unos p¨¢jaros se mezcla con su voz orgullosa al explicar la buena acogida que tuvo su propuesta. Ahora bien, si la ¨²nica consigna que le dio a los artistas era la libertad, el material elegido no es tan estable e invariable como los lienzos o el m¨¢rmol: el barro tiene vida y hay que tenerlo en cuenta antes de ponerse manos al lodo.
El mejor barro sobre el que trabajar, detalla el botijero, es el blanco. Todo se debe a la capacidad de transpiraci¨®n del barro, algo muy estudiado por los alfareros durante siglos. El barro rojo se empleaba para los botijos de invierno, pues respira menos e impide que el agua se enfrie tanto como en el blanco, mucho m¨¢s poroso y m¨¢s indicado para el est¨ªo. Las particularidades de la arcilla afectaron al humorista gr¨¢fico Forges, que decor¨® uno con un rotulador pero el barro absorbi¨® la tinta y tuvo que cambiar de t¨¦cnica. La variedad de estilos est¨¢ presente en toda la colecci¨®n: el escultor Santiago de Santiago decidi¨® preparar una pieza ¨¦l mismo y dise?arla en su propio horno. Rafael Canogar traz¨® tres rostros en el orondo soporte para ser disfrutados desde cualquier perspectiva. ¡°Otros han roto las asas... ?Y a¨²n as¨ª sirve!¡±, proclama, admirado, Pe?a, pues el recipiente se puede asir igualmente con las dos manos y seguir hidratando al personal.
El responsable de la muestra pretende superar anteriores registros, como el de los 25.000 asistentes a una exhibici¨®n que ya organiz¨® con las vasijas de barro en Burgos en 2019, y seguir rindi¨¦ndole pleites¨ªa a un aliado ¡°humilde, sencillo y tan rendido y sumiso como un perro, siempre al pie de su amo y a mano de su amo¡±. La frescura que brota de su orificio ha inspirado la capacidad imaginativa de los artistas emplazados a personalizar los botijos: hay referencias a Castilla, a los faunos, a Machado, a la naturaleza... y motivos religiosos o er¨®ticos, como el de Juliette Schlunke, muy valorado por Ismael Pe?a. ?l mismo ha decorado una de las piezas: un botijo extreme?o sin asa sobre el que ha plasmado motivos extra¨ªdos de la mitolog¨ªa griega. Los primeros a?os que comenz¨® a recopilarlos, Pe?a recog¨ªa cualquier botijo que se le presentara, pero se fue haciendo m¨¢s selectivo y observando cada vez con m¨¢s mimo las caracter¨ªsticas de cada vasija. Este juglar moderno cree que el pl¨¢stico, los bidones y las latas no han borrado a este compa?ero de barro del imaginario colectivo. Por si acaso, espera que la variedad estil¨ªstica de su colecci¨®n evidencie su teor¨ªa de cara a los profanos en alfarer¨ªa: ¡°Cada botijo es un mundo¡±.