Wole Soyinka: ¡°Tanto el cristianismo como el islam tienen una influencia perniciosa¡±
El primer Nobel africano de Literatura firma un fresco de la violencia y el fanatismo en Nigeria con valor universal. Es su primera novela en casi medio siglo
El Nobel de Literatura de 1986 Wole Soyinka ha tardado casi medio siglo en regresar a la novela y lo hace con una pieza monumental, un fresco nada piadoso de la Nigeria actual que bien puede convertirse en retrato universal de la violencia, el extremismo religioso, el fanatismo, las supersticiones y la utilizaci¨®n del pueblo para fines m¨¢s ligados a la corrupci¨®n que al desarrollo. Cr¨®nicas desde el pa¨ªs de la gente m¨¢s feliz de la Tierra (Alfaguara) es obviamente un t¨ªtulo sat¨ªrico, muy sat¨ªri...
El Nobel de Literatura de 1986 Wole Soyinka ha tardado casi medio siglo en regresar a la novela y lo hace con una pieza monumental, un fresco nada piadoso de la Nigeria actual que bien puede convertirse en retrato universal de la violencia, el extremismo religioso, el fanatismo, las supersticiones y la utilizaci¨®n del pueblo para fines m¨¢s ligados a la corrupci¨®n que al desarrollo. Cr¨®nicas desde el pa¨ªs de la gente m¨¢s feliz de la Tierra (Alfaguara) es obviamente un t¨ªtulo sat¨ªrico, muy sat¨ªrico, pero el humor que destila va quedando congelado en la retina a medida que los pastores manipuladores, los pol¨ªticos usurpadores y las v¨ªctimas de una violencia desalmada van desfilando en una historia coral que adquiere unidad de la mano de la aberraci¨®n.
Pregunta. ?Ha sido dif¨ªcil volver a la novela?
Respuesta. No hab¨ªa otra opci¨®n. El material se me hab¨ªa acumulado desde hac¨ªa mucho tiempo y quedaba claro que esta vez necesitaba el formato de novela para exponer mis ideas. ?Dif¨ªcil? Por supuesto hubo dificultades al ser tan grande, pero me sent¨ª muy aliviado al terminar. As¨ª que gratificante, tambi¨¦n.
Soyinka (Abeokuta, Nigeria; 87 a?os) fue el primer africano en lograr el Nobel de Literatura. Su fuerza narrativa es en parte hija de su mirada cr¨ªtica, de un activismo que le llev¨® a la c¨¢rcel en los sesenta y que le ha hecho romper su tarjeta de residente en EE UU para denunciar a Donald Trump. Claro, desnudo en su escritura y sin m¨¢s rodeos que los de sus recursos literarios, Soyinka ha transitado m¨¢s a menudo por el teatro, el ensayo y la poes¨ªa, que considera su casa, frente a la novela. Por ello tiene a¨²n m¨¢s importancia esta nueva obra que arbola los peores vicios de una sociedad que es la suya y puede ser la de cualquiera. El escritor pasa esta semana por Madrid.
P. Aborda en su libro la corrupci¨®n pol¨ªtica, pero tambi¨¦n el poder religioso. ?Tiene la religi¨®n un papel mayor ahora mismo que en el pasado?
R. S¨ª, s¨ª. Y no siempre un papel saludable. Los nigerianos son religiosos en general, otras sociedades han resuelto el ¨¢mbito espiritual y pueden dar la espalda a la religi¨®n, pero no es el caso de muchos pa¨ªses en ?frica, e incluso hasta cierto punto en Europa. Hay personas que adquieren gran influencia en el Gobierno por profesar la misma religi¨®n que el l¨ªder, para bien o para mal. Y luego est¨¢ el fen¨®meno extremista y violento, que acent¨²a todos los dem¨¢s problemas que tenemos.
P. ?Se refiere al islamismo, a Boko Haram?
R. Principalmente el islam, s¨ª, pero tambi¨¦n est¨¢n los extremistas cristianos como Joseph Kony en el este de ?frica. Es muy violento, extremo, incluso s¨¢dico, y su forma de afrontar la disidencia es mutilando narices, labios y otros miembros. Es una aberraci¨®n sorprendente. Se ha convertido en un enemigo de la humanidad.
P. En su novela fusiona el cristianismo y el islam. ?Por qu¨¦?
R. Yo tengo un problema personal con ambos, el cristianismo y el islam. Al pretender ser religiones mundiales que se arrogan saberlo todo, especialmente los extremistas, creen que no hay otro punto de vista m¨¢s all¨¢ del suyo, por lo que ejercen una gran influencia perniciosa que incluye el uso del miedo, que es muy distinto de la simple influencia. Yo vengo de la religi¨®n prevalente en mi comunidad antes que el cristianismo y el islam, la adoraci¨®n a Orisha, y esta es la religi¨®n m¨¢s humanista que conozco, la m¨¢s tolerante. Y esas dos supuestas religiones globales podr¨ªan aprender mucho de esta religi¨®n, pero nos miran desde arriba, con condescendencia. Por esas razones soy muy cr¨ªtico con esas dos religiones. Por lo dem¨¢s, la espiritualidad es algo personal y cuando est¨¢ estructurada como parte del instinto de la comunidad de compartir experiencias es buena. El problema surge cuando interviene en la vida civil.
P. ?Y por qu¨¦ se han vuelto tan poderosas?
R. Por muchas razones, tambi¨¦n la econ¨®mica. En Nigeria hay sectas que prometen una vida material mejor a cambio de seguirlas. Utilizan la miseria, la privaci¨®n econ¨®mica para generar esperanzas, y cuando no consiguen lo prometido les dicen que es porque no tienen suficiente fe. Luego est¨¢ la pol¨ªtica. Hay gente que abraza otra religi¨®n porque es la que est¨¢ en el poder. Y luego est¨¢ la inseguridad de la gente que prefiere poner toda su existencia en manos de otros porque no se sienten bien consigo mismos. Es una mezcla de estos factores.
P. Usted conoce bien Estados Unidos. La religi¨®n se ha vuelto tambi¨¦n muy poderosa all¨ª.
R. Mucho. En las ¨²ltimas d¨¦cadas, el poder no se consideraba un monopolio de los anglicanos blancos. Cuando Kennedy se convirti¨® en cat¨®lico y gan¨® la presidencia fue todo un fen¨®meno ver c¨®mo se recalc¨® la idea de que eso no amenazaba los derechos. Solo hace esas pocas d¨¦cadas que los americanos aceptaron un cat¨®lico. Despu¨¦s lleg¨® Ronald Reagan, cuya mujer miraba la bola de cristal, era muy supersticiosa e influy¨® en su marido con su mirada religiosa y de extrema derecha. La extrema derecha religiosa en EE UU tiene muchos seguidores y sus electores hacen lo que se les manda.
P. Destruy¨® su tarjeta de residente cuando gan¨® Trump. ?Se arrepiente hoy que ya no est¨¢?
R. No, no, no me arrepiento, no pod¨ªa hacer otra cosa. Ese hombre era racista, era un man¨ªaco xen¨®fobo, insultaba a otras nacionalidades, les llamaba pa¨ªses de mierda. Abiertamente. Lo era. Representaba lo peor de los prejuicios americanos y el retroceso pol¨ªtico, pero fue muy ¨²til porque lo que hizo fue recordar a los americanos que no est¨¢n tan desarrollados intelectual ni filos¨®ficamente. Lo peor de todo en su campa?a fueron las ejecuciones sumarias de negros por parte de la polic¨ªa, de pandillas. Murieron muchos m¨¢s negros de forma extrajudicial a manos de la polic¨ªa durante la campa?a de Trump que en cualquier campa?a presidencial en Nigeria. Yo lo vi, como antes hab¨ªa visto la etapa m¨¢s progresista, cuando Obama, un negro, pudo convertirse en presidente. Pero la derecha extrema estaba decidida a que eso no volviera a ocurrir nunca m¨¢s, Trump lo vio y lo aprovech¨®. Para m¨ª es un enemigo de la humanidad. Por eso dije que, si era elegido, ya no quer¨ªa formar parte de esa comunidad. As¨ª que romp¨ª mi tarjeta verde y cuando tengo que ir a EE UU saco el visado y punto. La Embajada estadounidense no tiene ning¨²n problema, me dejan ir, porque hay gente buena, que hace que me sienta atra¨ªdo por EE UU. No me sacan los perros cuando llego, todo lo contrario, me dan ese visado normal y corriente.
P. ?El movimiento Black Lives Matter le sorprendi¨®?
R. En absoluto. Hab¨ªa habido brotes, pero era la primera vez que prendi¨® la conciencia del mundo. Tambi¨¦n Black Lives Matter ha sido muy ¨²til para el continente africano porque ante los l¨ªderes homicidas podemos decir: las vidas negras importan tambi¨¦n en ?frica, as¨ª que tomad nota. Tuvo eco en muchos lugares y no me sorprendi¨® nada.
P. Tambi¨¦n destaca en su novela la enorme violencia, las violaciones, los ni?os convertidos en v¨ªctimas.
R. Es un fen¨®meno que admito que me sorprende. El mundo en el que crec¨ª nunca habr¨ªa tolerado ese nivel de crueldad en la humanidad. Las causas son la desesperaci¨®n econ¨®mica, un nihilismo debido a la sucesi¨®n del peor tipo de l¨ªderes, que ha infectado o ha despertado algo latente en la sociedad. No sabemos c¨®mo ha sido, pero en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas hemos visto la devaluaci¨®n del ser humano, y la religi¨®n tiene mucho que ver. La gente se ha visto sacudida por explosiones en mercados, en f¨¢bricas, en oficinas, en las calles. Hay un movimiento que se dedica a la muerte como una forma de espiritualidad, a los secuestros, como Boko Haram. Y a lo largo de los a?os la sensibilidad hacia los dem¨¢s seres humanos se ha visto disminuida. Es como una inoculaci¨®n en el subconsciente, como si consinti¨¦ramos esta violencia y luego empez¨¢ramos a practicarla porque ya te acostumbras. Estos grupos extremistas religiosos han quitado el valor a la vida y se han convertido en una infecci¨®n, una enfermedad, e incluso algunos de los l¨ªderes tradicionales han recurrido a hacer cosas que no hac¨ªan. Hay sacerdotes que toman parte de este sacrificio humano porque les da riqueza y mientras lo hacen est¨¢n alabando a Dios. La aberraci¨®n se ha convertido en h¨¢bito, como la ¡°nueva normalidad¡± de la covid ¨Dodio esa expresi¨®n¨D, esa aberraci¨®n se ha convertido en moda.
P. ?C¨®mo se ha recibido su libro?
R. Ha sido un fen¨®meno incre¨ªble, porque los pol¨ªticos que protagonizan mi libro se han acercado a m¨ª e incluso alguno famoso que he utilizado como modelo ha venido a preguntarme. Uno se subi¨® al podio y le dije: antes de que abras la boca, espero que te hayas dado cuenta de que t¨² est¨¢s en el libro; y dijo, s¨ª, s¨ª, pero quiero preguntarte igualmente. Lo que m¨¢s me sorprendi¨® es la cantidad de pol¨ªticos que han apoyado el libro de forma activa.
P. ?C¨®mo definir¨ªa su literatura?
R. No me considero novelista. Soy dramaturgo. Me siento m¨¢s c¨®modo con el teatro y la poes¨ªa. Me gusta escribir obras de teatro sobre todo. Y creo en la naturaleza ecl¨¦ctica de la literatura, lo que significa que no persigo ning¨²n estilo en particular. Simplemente permito que la musa opere en m¨ª para enlazar forma y fondo. Y espero no pertenecer a ninguna escuela.