¡®La familia Bloom¡¯: Naomi Watts y la urraca

La familia Bloom es una de esas pel¨ªculas de superaci¨®n personal basadas en hechos reales que parecen dise?adas con la misma f¨®rmula de los telefilmes de sobremesa. Nada para recordar excepto por dos detalles sustanciales: la actriz Naomi Watts y una urraca. Watts da vida a Sam Bloom, una madre atl¨¦tica entregada a la vida al aire libre con sus hijos que sufre un fatal y est¨²pido accidente durante unas vacaciones en Tailandia con su familia. Postrada de por vida despu¨¦s de romperse la c...

La familia Bloom es una de esas pel¨ªculas de superaci¨®n personal basadas en hechos reales que parecen dise?adas con la misma f¨®rmula de los telefilmes de sobremesa. Nada para recordar excepto por dos detalles sustanciales: la actriz Naomi Watts y una urraca. Watts da vida a Sam Bloom, una madre atl¨¦tica entregada a la vida al aire libre con sus hijos que sufre un fatal y est¨²pido accidente durante unas vacaciones en Tailandia con su familia. Postrada de por vida despu¨¦s de romperse la columna, la mujer encontrar¨¢ el imprevisto consuelo en una antimascota, una urraca de alas fr¨¢giles que uno de sus hijos adopta.

Narrada por el hijo mayor de la familia, el m¨¢s traumatizado con el accidente de su madre y el que encuentra al p¨¢jaro, la pel¨ªcula recurre al flashback para evocar un pasado id¨ªlico interrumpido por el fat¨ªdico accidente de la madre, una desgracia que por un momento parece remitir a Lo imposible, la pel¨ªcula de Juan Antonio Bayona sobre el tsunami de Tailandia que tambi¨¦n protagoniza Naomi Watts.

Pero La familia Bloom es tanto una pel¨ªcula de superaci¨®n individual y familiar como la historia de amistad y cuidados entre dos seres heridos: una mujer y un p¨¢jaro. Un encuentro tan ins¨®lito que aunque no logre reflotar la pel¨ªcula si despierta suficiente inter¨¦s. Penguin Bloom, como se llama en la pel¨ªcula y en la realidad la urraca que salv¨® a toda una familia devastada, se suma as¨ª a la lista de animales capaces de sostener casi por s¨ª solos una pel¨ªcula. Es una pena que el director Glendyn Ivin se empe?e en met¨¢foras ramplonas sobre las alas y las piernas cortadas desperdiciando un material bastante m¨¢s original de lo que ¨¦l mismo parece creer. La relaci¨®n del ave con la familia que lo adopt¨® es tan sorprendente que hubiese dado para mucho m¨¢s, aunque Ivin no parece darse mucha cuenta ni del potencial visual de lo que narra ni del milagro de un p¨¢jaro que se vuelve leal como un perro.